Este árbol endémico de Macaronesia puede llegar a alcanzar los 20 m de altura. Presenta la particularidad de tener pies machos y hembras, aunque a veces se pueden encontrar árboles con ambos sexos. El tronco es retorcido, la corteza rugosa y el follaje, denso. Las hojas varían bastante en forma y tamaño, aunque suelen ser verde oscuro y de borde ondulado y aserrado irregularmente. Las flores masculinas se encuentran reunidas en amentos y las femeninas, menos visibles, al madurar originan las “creces” (frutos negros, globosos). Tiene una amplia valencia ecológica pudiendo crecer en presencia de agua en pisos de vegetación muy diferentes de las islas. Es uno de los árboles más importantes en la restauración ecológica del bosque de laurisilva por su capacidad de fijar nitrógeno atmosférico en el suelo.