La palmera canaria es dioica (hay ejemplares hembras y machos) siendo uno de los símbolos y de las plantas más bellas de este archipiélago, habiendo sido llevado a muchos lugares del mundo para su cultivo. De estipe (falso tronco pues no es leñoso) recto, muy grueso y sin ramificar puede llegar a alcanzar los 30 m de altura en su madurez. Sus cabezas son muy densas y cuentan con un gran número de hojas de color verde oscuro, son pinnadas y de gran tamaño, siendo las superiores erectas y a medida que maduran tienden a caer quedándose colgadas normalmente. Sus flores de color blanco dan lugar a dátiles poco carnosos pero comestibles de color naranja rojizo al madurar. Endemismo canario.