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Noticias del volcán de la montaña de Chahorra

AutorBernardo Cologan Fallow
Fecha1798
LugarCanarias, Tenerife, Tenerife
InstituciónUniversidad de La Laguna
Referencia archivísticaMC CR 1j, S. fol.
Tipo de documentoCrónicas, relatos y relaciones

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Noticias Del volcan de la montaña de Chahorra adquiridas en la noche del 17 y mañana del 18 de junio de este año de 1798. En blanco El Pico del Teyde tiene por la parte que mira al SO una montaña que sale de su misma(1) basa, y que es de las mas elevadas que hay en sus cercanias. La llaman de Chahorra (2) y de sus entrañas nace el actual volcan (3). Algo mas baxo de su cima, hace un repecho que es la boca principal por donde arroja llamas, piedras, enteramente roxas y otras materias, el todo envuelto en humo negro y espeso. La segunda boca está por devaxo de la primera, que se supone ser un respiradero que tiene, ó para dar mejor idea, una hornilla de la caldera que echa el mismo material. La tercera esta mucho mas baxa, y al pie de otro lomo, y tiene la apariencia de una fragua, no distinguiendose á cierta distancia mas que una continua llama, y las tres lenguas ó arroyos de lava que luego se reunen, forman rio, y se extienden por cerca de una legua en varias direcciones. Hay una quarta boca que apenas echa alguna llama (aunque á veces bastante humo) y que desde luego debe haber arrojado las mismas materias á los principios, mas esta no se distingue tan facilmente, y en la misma noche se divisó de un paraje y de otro . Los vomitos de tan monstruoso vientre estan acompañados de un terrible estruendo, que segun su mas ó menor violencia ha llegado á estremecer los montes y riscos inme (1)La conocen igualmente con el nombre de Colorada, Vermeja, Vensés ó Vengue y Pico Viejo. (2) Empezo el dia 9 de junio aunque hay quien pretenda que la primera erupsion fue la noche del 8. diatos quando se hicieron estas observaciones no era ya el estrepito tan sumamente fuerte como á los principios de la erupsion, sin embargo que de la una de la noche á las tres era tan repetido y desaforado el bramido de las vocas, que el monte parecia querer abrirse enteramente, tanto que el eco en los contornos aterrorizaba. El volcan causa tres especies de ruidos el uno se asimila á el del trueno, y aun al ervor del agua en una caldera, bien que proporcionado á semejante tamaño; el segundo es igual á a una descarga de artilleria limpia y seca; y el tercero imita perfectamente el silvido y fracaso de la bomba que oidos guerreros no desconoceran. Se notó que las mas veces se oia el estruendo mucho antes de ver la llama y demás vomito de la montaña siendo esta circunstancia motivo para suponer que ya su vientre tenia cierta concavidad y hondura. Las bocas superiores no echan lava tan liquida como la tercera: de esta mana sin ruido y baxa empujandose sin atropellarse ni correr una por sobre otra. Los brazos que se desprenden del cuerpo mayor pierden poco á poco su fuerza, sin dexar de ganar terreno; estos montones forman otros asi como una pared de piedra seca que se va desmoronando y cayendo: bien que concervan por mucho tiempo el fuego interior, tanto que habiéndose arrojado una piedra acia el medio de uno de los distantes del brazo principal, se desprendio un peñasco y abrió un seno ardiente. Asombra ver el terreno que insensiblemente va cubriendo la lava: hay puestos en que ya tiene 6 á 8 varas de alto. Para experiencia de su curso se hizo una señal en uno de los estremos, y dos á tres horas despues ya habia avanzado quatro varas poco mas ó menos, y lo que es mas particular, sin que por esto disminuyese el monton. Se puede asimismo calcular la violencia del fuego por la circunstancia siguiente: en uno de estos extremos y que por lo mismo parecia natural hubiese perdido mucha parte de su calor, se metio la punta de un garrote de madera bastante firme, y los dos segundos estaba ya incendiada. De no sentir algunos el olor de azufre en aquellas inmediaciones, concluyeron que no entraba este combustible en el numero de los materiales del volcan; pero ademas de ser esto dificultoso de creer, y de que dicho olór era á veces bien sencible, es de notar que habiendo uno de los exploradores alzado del suelo un pedazo de lava y quemandose un dedo, se reconocieron en el señales evidentes de aquel ingrediente, lo qual da por pie qualquiera objecion de la especie, ademas de que sabemos que posteriormente se han sacado piedras y polvo del azufre del contorno mismo de una de las bocas. Las piedras que arrojan las dos grandes deben ser de buen tamaño quando se alcanzan á ver desde muy lexos, y aun parece increible la elevacion á que suben; a las 9 ½ de la noche, se observó, con relox en mano, y á muy corta distancia de la tercera boca, el tiempo que desde su mas alto punto de elevacion hasta perderlas de vista en su caida, gastaban las mas faciles de distinguir y de tres con que se hizo la experiencia, dos cayeron en 10 segundos cada una y la otra en 15. La erupcion es generalmente perpendicular, pero á veces parece mas bien oblicua la de la segunda boca. En quanto á la arena que cae alrededor de la montaña, y de que está el ayre impregnado es de suponer que la arroja el volcan juntamente con las otras materias, ó que se forma de la colision de estas mismas al momento de la erupsion, ó mas bien que el humo y demas vapores que se condensan en la atmofera, se disuelven despues en el polvo menudo, ó arena semejante á veces al grano de polvora, de que hay como digo, un granizo continuo alrededor de la montaña, siendo de notar que no solo lleva el viento diariamente este polvo ó arena á ocho y diez leguas de allí, sino que lo ha llevado frequentemente hasta las yslas inmediatas del Hierro y de La Gomera y aun hasta Canaria. Despues de examinado el volcan, han cesado los sustos que causó en sus principios respecto á la direccion que tomaria, pues aunque tiene alrededor terreno bastante en que echar su incendio, está todo el cerrado de riscos escarpados que además de servir de trinchera á los lugares inmediatos, aumentan y ahondan el seno que recibe la laba, y dan tregua á todo temór mientras no se llena y rebosa todo aquel centro. Dado este caso, Guía parece el pueblo mas expuesto á sus estragos; pero aun quando se extendiese son tantos los barrancos, quiebras eminencias, en fin tropiesos de esta naturaleza que encontraria en su curso, que quasi se puede presumir lo atajarían. Es cierto que en un suelo tan volcanico como es toda aquella parte de la isla (pues alrededor del Pico se hallan á cada paso vestigios de semejantes fuegos) y fuera muy dable que se abriese alguna otra boca; pero ademas de no tener por ahora indicios por donde poder formar tan azarosa conjetura, es de suponer (y debemos esperar) que en ese caso se abriria en aquel recinto, el que tanto por su desnudez y soledad como por lo arido y horrendo de su situacion parece la naturaleza haber destinado para lecho de tan tristes partos. Chahorra está al S.O. de la isla y los riscos en sus cercania son los Corrales, el Tiro del Guancho y Guaxara, y por entre estos dos ultimos hay una vereda que conduce á Chasna. Desde el primero de los Corrales (pues hay tres sitios con este nombre) estaba la punta del Teyde al N.E. ¼ a E. Las (*) variaciones que se notaron en el termometro son las siguientes En Icod el Alto á las 8 de la mañana… 62 grados En la fuente de la Vega á la del dia… 64. En uno de los Corrales (nuestra estancia) enfrente del volcan a las 8 de la noche… 59. A 15 ó 20 varas poco mas ó menos de la corriente de la lava à las 9 ¼ de la noche… 54 ½ En nuestra estancia a las 2 de la madrugada… 52 ½ Idem… a las 5 ½ de la mañana… 61 Idem. á las 7… 68 * El termómetro era el de Farenheit; digolo para que los inteligentes comparen los grados con los del termometro de Réaumuz Por cabal que sea la pintura de este fenomeno, es imposible formar juicio de lo que es en realidad. Remontese la idea, enciendase la imaginacion, y nunca dará con los efectos que causa la vista de semejante espectaculo, principalmente de noche. La obscuridad juntamente con el silencio y soledad de aquel parage dispone el espiritu á las sensaciones diversas que causan los bra- midos desaforados de las vocas, anuncio del tremendo parto; el eco que retumba en el valle; el vomito de la llama y de las peñas encendidas; aquel humo tan negro y espantoso; la caida magestuosa de las piedras ardientes que van rodando é iluminando el repecho de donde salen; el rio de lava cuyas tres lenguas no mudan de color; la repeticion de esta misma escena tanto que se cuentan hasta seis ó mas explociones por minuto; en una palabra, todo esto produce en el espectador diversos y muy particulares efectos se conmueve y espanta, se asombra y horroriza y por fin se descorazona, quando se considera incapáz de precaver y atajar tan funestos y terribles estragos.

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