La Cueva del Mencey Bencomo de Taoro, según Álvarez Rixo

lunes 08 de julio de 2019 - 14:16 CEST

Antonio Tejera Gaspar

El conocimiento de los guanches de Tenerife, el conjunto humano que habitaba la isla antes de la llegada de los europeos, se inicia desde mediados del siglo XV, fecha temprana en la que ya contamos con datos relativos a su lengua, sus formas de vida o sus creencias, tal y como así fue recogido en los relatos de una serie de cronistas, de los que destacan, entre otros, los franceses Boutier y Le Verrier, quienes aportaron sobre ellos unos pocos datos en la crónica de la conquista del archipiélago canario, Le Canarien, pero sobre todo son relevantes los portugueses Gomes Eannes de Zurara, Diogo Gomes de Sintra o el veneciano Aloisio Cada Mosto. Sus informaciones en forma de relatos o crónicas se complementan con las primeras historias de Canarias, debidas a una serie de autores de fines del siglo XVI, Espinosa, Torriani, Gaspar Frutuoso o Abreu Galindo, y que sin solución de continuidad alcanzan hasta el siglo XIX, destacando, no obstante, alguna etapa intermedia especialmente relevante, representada por la figura del ilustrado Viera y Clavijo, quien con su magisterio llena una buena parte del siglo XVIII, y cuya dedicación a la Historia de las Islas, y de manera destacada al estudio de sus primitivos habitantes, llegaría a ser un referente imprescindible para su conocimiento posterior, representando asimismo la superación definitiva de una perspectiva del pasado que hasta entonces solo sería conocido a través de los autores citados, además de Viana o Núñez de la Peña, entre otros. Con él se produce ciertamente una aproximación crítica y científica de la realidad histórica del Archipiélago que, sin solución de continuidad cubriría todo el siglo XIX e incluso buena parte del XX, dicho esto con las debidas reservas.

Durante el XIX una pléyade de estudiosos, con formación heterogénea, pero también con objetivos distintos, se acercarán al siempre apasionante tema del estudio del guanche. Entre el citado Viera y Clavijo y el antropólogo francés, Sabino Berthelot, personaje relevante en el estudio de diferentes aspectos de los antiguos canarios, existe una generación de eruditos tinerfeños cuyos trabajos se confunden en el tiempo con la presencia del cónsul galo en la isla, contando desde su primera estancia en ella, que cubre un decenio desde 1820, y de su permanencia definitiva a partir de 1847, hasta su muerte en 1880 en la ciudad de Santa Cruz de Tenerife. De todos ellos, destaca de forma muy relevante la figura del portuense José Agustín Álvarez Rixo (1796-1883), cuya larga vida y abundante producción literaria corre paralela a la del sabio francés, quien nos legaría un número destacado de aportaciones varias sobre temas de índole diverso que son analizados en otros trabajos de este catálogo.

En lo que se refiere al mundo de los guanches, que es el objetivo de estas líneas, merece señalarse sobre todo sus anotaciones tituladas Apuntes sobre restos de los guanches encontrados en el siglo actual que formaba parte de uno de sus muchos textos —algunos de ellos aún inéditos—, que se dio a conocer en 1990. Nuestro autor recoge una buena porción de hallazgos acaecidos en la isla desde 1845 a 1879, y que hasta donde le fue posible trató de valorarlos científicamente, aprovechando asimismo la oportunidad de abogar por un tema que fue objeto de su especial preocupación, la creación de un Museo en donde se pudiera preservar el legado de nuestros antepasados. Y también se muestra un adelantado en la defensa y conservación del patrimonio arqueológico de la isla. De sus trabajos dedicados al mundo aborigen, merece destacarse, sobre todo, su obra Lenguaje de los antiguos isleños, que vio la luz en 1991. En él recoge y sistematiza un buen número de voces prehispánicas con sus correspondientes comentarios críticos, así como algunas opiniones valiosas acerca del siempre recurrente tema del origen de sus habitantes, y del poblamiento de las islas Canarias en la Antigüedad.


Leer completo en el documento pdf del Catálogo