Algunas investigaciones concluyen que el número global de especies en el planeta es de 8,7 ±1,3 millones, de las cuales 2,2 +0,18 millones corresponden a especies marinas. Además, alrededor del 86% de las especies existentes en ambientes terrestres y el 91% de las especies marinas aún esperan descripción.
Se estima que el número de especies arbóreas en el planeta es de 73 000, de las cuales unas 9000 especies no han sido descritas para la ciencia, y establecen que el 40% de esas especies no descubiertas, muchas de ellas raras, con poblaciones de pocos ejemplares y distribución reducida, se encuentran en América del Sur.
Algunas de las especies que aún no están descritas para la ciencia han sido recolectadas y se encuentran conservadas en herbarios, esperando a que algún taxónomo las describa. Conscientes de la importancia de la información que muestra el material vegetal recolectado desde hace cientos de años, las políticas de gestión de los herbarios se han dirigido desde hace unas décadas hacia la informatización de la información que aporta cada espécimen conservado y hacia la digitalización de los especímenes. El futuro hacia el que se dirigen los herbarios, herramienta fundamental para el estudio de la biodiversidad de todos los organismos que estudia la botánica, pasa por la generación de redes entre instituciones o bases de datos globales de acceso público, para el estudio de todo el material depositado hasta el momento en todos los herbarios del mundo.
Por tanto, la taxonomía botánica seguirá siendo indispensable para el estudio de la biodiversidad. El reto está en la formación de taxónomos, especialistas que escasean a nivel mundial, especialmente para grupos de organismos poco carismáticos.
El desarrollo de la biología molecular ha ido aparejado al continuo desarrollo tecnológico e informático y así seguirá siendo en el futuro; esto permitirá estudios moleculares de gran complejidad que ayudarán a desentrañar el pasado y presente de las plantas que habitan el planeta y sus relaciones genéticas, su origen biogeográfico, sus posibles problemas de conservación, la relación entre especies y un sinfín de preguntas para las que hoy no tenemos respuestas o solo contamos con resultados aún preliminares.
Uno de los problemas ambientales más acuciantes que tenemos en la actualidad es la pérdida de biodiversidad. Es probable que el desarrollo futuro de técnicas moleculares permita revertir esta degradación mediante la desextinción de especies, y será entonces cuando el material depositado en los herbarios adquiera una importancia crucial: semillas viables que puedan ser recuperadas de pliegos de herbario, carpotecas y seminotecas (colecciones de frutos y semillas, respectivamente) pueden suponer la vía rápida para la desextinción de plantas. Por su parte, la secuenciación de genomas completos de organismos extintos, también conservados en los herbarios de todo el planeta, supondrá, sin duda, un punto de partida para revertir la pérdida de biodiversidad de especies en un futuro quizás no tan lejano.
Pero no solo los científicos contribuirán al desarrollo de la botánica como disciplina científica: la ciencia ciudadana se está abriendo paso, cada vez más, en el estudio de la biodiversidad mundial. Bases de datos tremendamente potentes como iNaturalist o GBIF (Global Biodiversity Information Facility), inicialmente diseñadas para el uso técnico por parte de la comunidad científica, se han abierto para que cualquier usuario pueda incorporar sus observaciones e incrementar así el conocimiento de la biodiversidad a nivel mundial.