El ser humano siempre ha estado estrechamente vinculado a las plantas de las que ha obtenido alimentos, fibras para la fabricación de tejidos, materiales para la construcción de herramientas o drogas para el tratamiento de diversas dolencias; ya en el s. I d.C. Dioscórides describió en su obra De Materia Medica el uso de unas 600 plantas medicinales.
A medida que se iban acumulando conocimientos, se hacía cada vez más necesario organizar y clasificar los vegetales, y establecer unos criterios de ordenación y nominación de las especies, finalidad a la que contribuyeron de forma decisiva los trabajos de Linneo en el s. XVIII, que sentaron las bases de la nomenclatura y taxonomía botánica.
La botánica, como rama de la biología, estudia numerosos organismos entre los que se encuentran algas, hongos, líquenes, briófitos y plantas vasculares, y se apoya y a la vez nutre a otras disciplinas científicas tan diversas como la química, la farmacología, la genética, la historia, la geografía, las ingenierías agrícola y forestal, la antropología, etc.