Emilio Lledó, académico, profesor, filólogo, traductor y filósofo de relevancia internacional, nació en Sevilla en 1927. Con seis años se traslada con su familia a Madrid. Allí fue testigo de las secuelas de miseria y muerte que dejaba la guerra civil y de la represión de la que tanta gente fue objeto por parte del franquismo. Estudia la primaria en Vicálvaro. En muchas ocasiones ha recordado la influencia que tuvo sobre él su maestro en la escuela de este pueblo madrileño, D. Francisco López Sancho, que a los alumnos les hacía leer unas páginas de El Quijote y luego les pedía que expusieran lo que les había sugerido esa lectura. Estudia en la Universidad de Madrid, donde se licencia en Filosofía y Letras y en Filología Clásica en 1952, siéndole concedido el Premio Extraordinario de Licenciatura. En esa época conoce a Julián Marías, que influye en su decisión de dedicarse a la filosofía.
Los años 1953-1954 sigue cursos de doctorado en la Universidad de Heidelberg, donde tiene la oportunidad de profundizar en sus estudios de filosofía con Hans-Georg Gadamer y Karl Löwith y de filología clásica con Franz Dirlmeier y Otto Regenbogen. Presenta la tesis doctoral en la Universidad de Madrid en 1956, bajo la dirección de Santiago Montero Díaz. Después de ejercer algún tiempo como Profesor Ayudante en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Madrid, retorna a la Universidad de Heidelberg porque piensa que aún tiene mucho que aprender, pero ahora va como profesor al que ha recomendado Gadamer. Allí permanece los años 1956-1962. En 1958 obtiene una Cátedra de Filosofía de Instituto y pide la excedencia para atender su compromiso con la Universidad de Heidelberg, pero en 1962 se incorpora a su plaza de Catedrático en el Instituto Núñez de Arce de Valladolid, pues cree que también era necesario estar y trabajar en España.
En 1964 obtiene la Cátedra de Fundamentos de Filosofía e Historia de la Filosofía de la Universidad de La Laguna, en la que enseña hasta 1967 y en la que es Decano de la Facultad de Filosofía y Letras desde 1965. En esta Universidad deja una huella imborrable y la estela de un considerable número de discípulos. Posteriormente, desde 1967, es Catedrático de Historia de la Filosofía en la Universidad de Barcelona, y, desde 1978, en la UNED, de la que es Vicerrector entre 1981 y 1984. El año 1988 es nombrado miembro vitalicio del “Wissenschaftskolleg” (Instituto de Estudios Avanzados) de Berlín, donde reside entre 1990 y 1993. Desde 1994 es miembro de la Real Academia Española de la Lengua, en la que toma posesión de su sillón con el discurso “Las palabras en su espejo” y en la que , entre 1998 y 2006, desempeña el cargo de Académico Bibliotecario. En 2004, tras la victoria socialista, es designado presidente del Consejo para la reforma de los medios de comunicación del Estado.
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