Por su formación intelectual y por su compromiso político, muchos maestros y maestras fueron perseguidos, encarcelados y posteriormente fusilados. En el mejor de los casos otros muchos fueron sancionados, inhabilitándolos para el desempeño de la enseñanza o fueron suspendidos de empleo y sueldo, o se les jubiló forzosamente:
“[…] la cuarta parte de quienes fueron sometidos a expedientes de depuración esto es, entre quince y dieciséis mil personas, sobre un total de sesenta y una mil resultaron sancionados en mayor o menor medida ; en torno a 6.000 expedientados fueron forzosamente separados de la enseñanza, mientras que algo más de 3.000 resultaron suspendidos de empleo y sueldo durante periodos variables de tiempo; también alrededor de 6.000 perdieron su plaza al ser trasladados forzosamente de localidad; la inmensa mayoría de todos los anteriores fueron inhabilitados para el desempeño de cargos directivos pero, además, casi dos mil más recibieron esa sanción en exclusiva; finalmente, cerca de mil docentes sufrieron alguna de las restantes sanciones posibles (jubilaciones forzosas, expedientes de disciplina…)”
Morente Valero, F. : La Escuela y el Estado Nuevo. La depuración del Magisterio Nacional (1936-1943). Valladolid: Ámbito,1997.