LA REPRESIÓN EN EL ÁMBITO EDUCATIVO Y CULTURAL

miércoles 15 de enero de 2020 - 14:02 CET

La represión durante la dictadura franquista tuvo una dimensión fundamental en el ámbito educativo y cultural, uno de los principales baluartes del republicanismo. Para las autoridades franquistas fue un objetivo prioritario erradicar todo indicio de progresismo e instaurar un modelo de pensamiento nacional-católico.

La educación pública y laica había sido uno de los estandartes de la República, pieza maestra en su proyecto de renovación cultural y ciudadana. No obstante, las políticas educativas laicas habían provocado una crispada «guerra escolar» con la Iglesia católica, que las consideraba una amenaza para su tradicional influencia educativa. Esta lucha por la conciencia ciudadana explica que durante la Guerra Civil y la dictadura los docentes fueran el sector más castigado del funcionariado público.

Las nuevas autoridades militares y religiosas adoptaron una estrategia represiva con una doble dimensión. En primer lugar, reestablecieron el modelo de enseñanza confesional, sexista y nacionalista, que restaurara los valores tradicionales de patria y religión. Manuales escolares obligatorios, como el Catecismo patriótico español (1939), redactado por el obispo de Tenerife, Fray Albino, constituyen un ejemplo de los principios totalitarios enseñados en la escuela franquista. En segundo lugar, para que la nueva educación fuera efectiva era imprescindible castigar, depurar y separar de la docencia a todas las personas sospechosas de simpatizar con las teorías pedagógicas republicanas.

Futuros profesores de la Universidad de La Laguna, como Jacinto Alzola o Juan Régulo, e intelectuales como José Antonio Rial, entre muchos otros, fueron encarcelados en prisiones como Fyffes, donde aprovecharon su estancia para organizar clases de alfabetización y cultura general para los presos. Otros corrieron peor suerte, como los maestros tinerfeños José Galán Hernández o Francisco Delgado Herrera, significados socialistas de la Federación de Trabajadores de la Enseñanza (FETE-UGT), que fueron sacados de la prisión por la noche y desaparecidos.

Paralelamente a la represión penitenciaria, el nuevo régimen creó un conjunto de Comisiones Depuradoras Provinciales de la Enseñanza, que sometieron a expedientes de depuración aproximadamente al cuarenta por ciento de las personas dedicadas al magisterio en Canarias, dictaminando la separación definitiva de la docencia para muchos maestros y maestras de las islas.

Además de en el magisterio, en el profesorado de Instituto y de la Universidad de La Laguna y, en menor medida en el alumnado, los efectos de la represión también se hicieron palpables en artistas, escritores y periodistas. A la censura y el control creativo de estos intelectuales, se le añadió el exilio interior de muchos de ellos, su silencio. Aún así, figuras como Pedro García Cabrera, Domingo Pérez Minik, Agustín Millares Sall o Pedro Lezcano Montalvo son algunos ejemplos representativos de aquel período, en el que se mantuvo el recuerdo de artistas represaliados, como el poeta desaparecido Domingo López Torres o el ilustrador fallecido Luis Ortiz Rosales.