Como en años anteriores, el Club de Lectura participó en los actos de celebración del Día del Libro. Para tal ocasión, se eligió la obra El Barranco de Nivaria Tejera sobre la que se estableció un interesante coloquio. El profesor Antonio Álvarez de la Rosa fue el que realizó la presentación y quien leyó el texto que la autora tuvo la generosidad de enviar a la Universidad de La Laguna. A continuación transcribimos su contenido:
Emocionada me entero, a través de un cartel de Hilos de Arena con la portada de El Barranco, enviado por el amigo catedrático de Filología Francesa Antonio Álvarez de la Rosa, que la Universidad de La Laguna incluye en sus actos del Día del Libro un diálogo en torno a mi obra El Barranco, para lo cual le he sugerido leer el corto prólogo que, junto al suyo, acompaña la última edición canaria. En él trato de explicar el proceso de elaboración de esa novela que el tiempo y los símbolos que él engendra han convertido, paulatinamente, en una especie de fresco de culto.
Como quien teme nombrar las cosas por miedo a que desaparezcan – creo lo dijo Strindberg- así, acorralada por el temblor de lo imprevisto que exigía voz y oído y súbita absorción, hilando vaivenes sensoriales tantas veces contrarios, el automatismo de la pluma reanimaba turbulencias experimentadas en aquella temprana edad de la vida, la atmósfera de rareza que la envolviera, hechos concretos pero irracionales que, simultáneamente, la incoherencia del discernir infantil o la memoria enfática desviaban hacia lo imaginario. Y eso parece traducir en su natural lucidez Paul Valéry : “L´homme est ainsi fait qu’il ne peut découvrir tout ce qu’il possède que s’il est obligé de le tirer de soi par un effort sévère et prolongé. On ne va au plus près de soi que contre soi”. (“De tal manera está concebido el hombre que solo puede descubrir todo lo que posee si lo extrae de sí mismo mediante un esfuerzo severo y prolongado. Solo nos acercamos a nosotros mismos cuando vamos contra nosotros mismos”).
Complacida, sonriente, me congratulo de que sea este libro hoy el mensajero de mi entrada “real” a la Universidad (así como el retorno idílico a la para mí mítica ciudad de La Laguna). Compensador azar!!, me digo, el que la una y la otra lo reclamen …pues el traspaso difícil entonces de aquella infancia a la adolescencia, las dificultades que suscitara el cambio de país, los contrasentidos que comportaba el intentar rehacer una existencia deshecha en épocas de guerra me impidieron, casi naturalmente, el acceso natural a este umbral de la Cultura.
Esperando, gozosa, que la lectura de El Barranco y el diálogo correspondiente que anuncia el programa provoquen ciertas reflexiones que les encaminen al vértigo creador. Temas no faltan: los desastres monstruosos de las guerras continúan airosas por el mundo destruyendo infancias, sueños, proyectos, esos júbilos secretos que son las savias del hombre…
Y son estas savias las claves que (como olas del mar) arrastran corrientes voluptuosas, misteriosas, que desembocan en La Escritura.
Vídeo grabado por un asistente, en el que se puede observar a Tamara Raya, miembro de la Agrupación de Teatro de Filología de la ULL, representando algunos pasajes de El Barranco de Nivaria Tejera.
Nivaria Tejera nace en Cienfuegos, Cuba. Al poco tiempo su familia se traslada a Canarias justo antes del estallido de la Guera Civil. Su padre fue encarcelado por el régimen franquista —experiencia que narra El Barranco (El Olivo Azul, 2010)— y regresan a La Habana. Nivaria huye de la Cuba de Batista, aunque volverá para apoyar a Castro. Desencantada, se exiliará en París donde reside actualmente.