Historia de la luz (I)
miércoles 15 de abril de 2015 - 12:48 CEST
A lo largo de la Historia el ser humano se ha preguntado acerca de los fenómenos físicos que tienen que ver con la luz. Esta curiosidad nos ha llevado a entender cómo es la luz y su papel en el desarrollo de la Ciencia, sin olvidar lo mucho que nos falta por aprender y descubrir.
La luz ha sido considerada a lo largo de la Historia unas veces como onda y otras como partícula.
Las teorías de la antigua Grecia consideraban que la luz era algo que emanaba del ojo, del objeto, o de ambos. Estas hipótesis, que responden a concepciones filosóficas acerca de la realidad, perdurarán, con sucesivas modificaciones, durante unos 1500 años.
Los tratados de óptica de Euclides (325 a.C – 265 a.C) y Ptolomeo (100 – 170), perfilan las leyes de la óptica geométrica, aportando además una explicación de los fenómenos físicos desde el punto de vista matemático.
Hasta la época de Descartes y Newton, los avances en el conocimiento de la naturaleza de la luz se deben principalmente a los grandes pensadores del mundo árabe.
El matemático, físico y astrónomo Al-Hazen (965 – 1039), fue el primero en distinguir claramente la luz del sentido de la vista. Su tratado de óptica en 7 volúmenes sentó las bases del estudio científico de la luz, la visión y los instrumentos ópticos como las lentes y la cámara oscura.
La óptica moderna comienza en 1637, con la publicación de “El discurso del método” de Descartes. En su Dióptrica, se deduce la famosa ley de Snell de la refracción.
En el S. XVII al hablar de ciencia hay que hacerlo sobre la base de la experimentación. Ello propicia el estudio científico de los fenómenos físicos, produciéndose una serie de descubrimientos que influirán notablemente en las teorías sobre la naturaleza de la luz. En particular en 1676 Ole Romer, observando los eclipses de las lunas de Júpiter, prueba que la velocidad de la luz es finita y permite calcularla.
«En este libro no pretendo explicar mediante hipótesis las propiedades de la luz, sino presentarlas y probarlas mediante la razón y los experimentos.»
Isaac Newton.
Hay dos hipótesis principales: la teoría corpuscular, defendida por Isaac Newton (Óptica 1704), y la ondulatoria, apoyada por científicos como Christian Huygens (Tratado sobre la luz, 1690).
Según la teoría corpuscular, los rayos luminosos están compuestos por partículas diminutas, arrojadas por los cuerpos luminosos a gran velocidad y que al penetrar en el ojo e incidir sobre la retina estimulan la visión.
Para la teoría ondulatoria, la luz emitida por una fuente está formada por ondas que se propagan en todas direcciones a través de un medio sutil denominado éter.
La gran autoridad y prestigio de Newton hizo que sus ideas prevalecieran durante más de un siglo, oscureciendo que algunos fenómenos como la difracción eran mejor explicados por la teoría ondulatoria.
Sin embargo la controversia no desaparece por completo.