Las nuevas aportaciones sobre la naturaleza de los cronistas de Indias y de los misioneros filipinos fueron capaces de introducir en Europa la constatación de la generalidad de los procesos volcánicos, con nuevos ejemplos de volcanes activos, nuevas observaciones y un afán por reinterpretar las causas, materias, geografías, dinamismos, formas y significados de las montañas ignívomas.
A partir de las ideas de Descartes y Athanasius Kircher, los volcanes fueron explicados como resultado de la existencia del fuego del interior de la tierra:
Que en las vísceras de la Tierra existen abismos enormes llenos de fuego, lo demuestra la existencia de los montes de Vulcano, cuyo fuego… tiene sus oficinas en las más profundas vísceras de la Tierra, sirviendo los montes como respiradero del hollín superfluo y para desahogar la fuerza de los calores internos…
Athanasius Kircher. Mundus subterraneus.
Estas teorías marcaron un proceso intelectual y científico de interpretación global del volcanismo y sus causas que se prolongarán durante toda la historia moderna hasta la discusión, ya en el s. XVIII, sobre el origen volcánico o sedimentario del basalto, con las primeras nociones modernas acerca del volcanismo.
Todo el progreso posterior en la ciencia de los volcanes, hasta llegar a la moderna concepción dinámica global del planeta, arranca de estos primeros pasos.