El perfil de la formación del futuro maestro se sustenta en tres dimensiones básicas: la que ha de proporcionar conocimientos científicos y culturales amplios; la formación didáctica-disciplinar y la formación profesional.La formación científica y cultural describe el conjunto de saberes y conocimientos relacionados con los fundamentos psicoevolutivos, sociales, culturales y pedagógicos del curriculum. También atiende a los conocimientos transversales que permiten al alumnado una comprensión del contexto sociocultural donde ha de desarrollar su labor educativa.
La formación didáctica-disciplinar alude al conocimiento del currículo, de los fines de la educación y del alumnado (aspectos evolutivos del aprendizaje). En este sentido, los principios que deberán atender la formación inicial son: el conocimiento de los objetivos básicos de la escolarización en la etapa de Educación Primaria; la adquisición de conocimientos relativos a la estructura y secuenciación del currículo, el conocimiento de los medios y recursos para su enseñanza, así como el conocimiento de los principios de la globalización e interdisciplinariedad de los contenidos del currículo. En definitiva, el conocimiento y comprensión del aprendizaje en todas sus dimensiones y características, de modo que le permitan adaptar su enseñanza a las necesidades del alumnado.
La formación profesional deberá atender a la programación y desarrollo de los contenidos de las materias curriculares, y al conocimiento de los mecanismos de gestión del centro escolar. La formación educativa se centrará en el desarrollo de valores personales y sociales, integrados en los aprendizajes curriculares y reforzados mediante la acción tutorial, (padres y madres, interculturalidad, integración de género, resolución de conflictos, etc.…). Además, se promoverá el desarrollo del pensamiento práctico o capacidad para la reflexión en la acción y el dominio de las competencias docentes.
Al alumnado del título de maestro se le aportarán aprendizajes de acuerdo con una concepción de la enseñanza entendida como una profesión caracterizada por:
Todo ello desde una perspectiva del maestro como investigador de su práctica, creativo, capaz de analizar y contrastar ideas, de planificar y tomar decisiones adecuadas para el desarrollo de innovaciones curriculares comprometidas con la realidad social, el progreso y el bienestar social.
CB1 – Que los estudiantes hayan demostrado poseer y comprender conocimientos en un área de estudio que parte de la base de la educación secundaria general, y se suele encontrar a un nivel que, si bien se apoya en libros de texto avanzados, incluye también algunos aspectos que implican conocimientos procedentes de la vanguardia de su campo de estudio. CB2 – Que los estudiantes sepan aplicar sus conocimientos a su trabajo o vocación de una forma profesional y posean las competencias que suelen demostrarse por medio de la elaboración y defensa de argumentos y la resolución de problemas dentro de su área de estudio. CB3 – Que los estudiantes tengan la capacidad de reunir e interpretar datos relevantes (normalmente dentro de su área de estudio) para emitir juicios que incluyan una reflexión sobre temas relevantes de índole social, científica o ética. CB4 – Que los estudiantes puedan transmitir información, ideas, problemas y soluciones a un público tanto especializado como no especializado. CB5 – Que los estudiantes hayan desarrollado aquellas habilidades de aprendizaje necesarias para emprender estudios posteriores con un alto grado de autonomía.
Atendiendo al perfil profesional expuesto, se proponen las siguientes competencias generales que debe adquirir el alumnado de esta titulación:
Específica (de Educación primaria); Transversal (común a la formación de docente)