Orientación
Se justifica y se planifica el título propuesto considerando su orientación profesionalizante.
El progresivo papel del patrimonio en nuestra sociedad, en razón de su nuevo acomodo tanto cultural y educativo como económico, junto a la progresiva puesta en marcha de proyectos y servicios con él relacionados, reclama cada vez más la incorporación de profesionales con una específica formación de calidad.
Esta iniciativa pretende ofrecer de manera innovadora toda la experiencia, teórica y práctica acumulada por el equipo docente, para responder a las necesidades de un espacio reconocido y en auge de formación e intercambio para los agentes de intervención en el Patrimonio.
Estudios de demanda social
La docencia en la Universidad ha debido adaptarse, a lo largo de la historia, evolucionando desde la transmisión de un saber esencialmente teórico y alejado de las necesidades materiales de la sociedad, hacia un enfoque más práctico y operativo que pretende avizorar y cubrir esas necesidades.
De las prospecciones, los sondeos y estudios consultados se desprende que el campo de los bienes culturales, el turismo y el ocio cultural, es sin duda, quien aporta las profesiones emergentes con más futuro.
Ya la UE en el marco de la “Estrategia de Lisboa para el Crecimiento y el Empleo” entendió que la Cultura y el Patrimonio eran un sector destacadísimo para catalizar y promover innovación, crecimiento y empleabilidad en el seno de la UE. Como se desprende de un reciente estudio independiente llevado a cabo para la Comisión Europea encontró que más de un 3,1% del total de la población empleada trabaja en el sector cultural, que contribuye aproximadamente en un 2,8% al PIB de la UE (el 3,4% para Francia y el 2.3 para España. Fuente Eurostat). Por lo que la Cultura y el Patrimonio, con las industrias y la creatividad que generan, constituyen un activo esencial para la economía y la competitividad europeas en un contexto de mundialización.
Como así se recoge en el “Libro Verde: Liberar el potencial de las industrias culturales y creativas”, COM y en la Comunicación de la Comisión «Europa 2020: Una estrategia para un crecimiento inteligente, sostenible e integrador», COM (2010).
De manera directa, para lo que hace al conjunto del estado español, según datos estadísticos de 2008 del Ministerio de Cultura, el PIB correspondiente a patrimonio, que incluye las actividades ligadas a la gestión y explotación de elementos del Patrimonio Cultural, tales como los monumentos históricos, los museos y los yacimientos arqueológicos, generada como consecuencia de su apertura al uso público, creció desde el año 2000 a un fuerte ritmo, con una tasa media de crecimiento anual del 13,3%, muy superior a la observada en el conjunto de la economía española, 7,1% y al resto de los sectores culturales estudiados. En tan solo 4 años, del 2004 al 2008, se ha duplicado el PIB asociado al Patrimonio Cultural.
De manera más concreta, en relación al impacto directo de la Cultura en la economía de Canarias hay que reseñar que en los últimos años se ha venido produciendo un destacado crecimiento del sector cultural canario. La evolución del empleo cultural ha sido claramente positiva con un crecimiento del 48% desde el año 2000 al 2008 (llegando a la cifra de 21.900 empleos) y ligeramente superior a la media española, del 43%.
La riqueza patrimonial canaria con más de 600 bienes inmuebles y 400 bienes muebles inscritos como Bienes de Interés Cultural en gran medida se conserva y divulga en multitud de espacios, entre los que se contabilizan 57 museos y colecciones museográficas, que recibieron 2,5 millones de visitantes el año 2008 (con sólo un 12,4% de visitantes extranjeros), yacimientos, conjuntos monumentales, archivos, etc. A lo que hay que sumar el riquísimo “patrimonio intangible” con un extenso y muy variado universo que va desde el silbo gomero, declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO hasta el conocimiento científico derivado del Patrimonio etnográfico, las Artesanía o los Oficios de Arte.
Estos aspectos y la necesidad de un manejo profesionalizado de los mismos ha sido puesto de manifiesto reiteradamente por los Organismos e Instituciones europeas de carácter regional como la ARE, CRPM o el mismo Comité de las Regiones (CDR). Quienes vienen manifestando en sus distintos acuerdos, informes y proposiciones la oportunidad que el Patrimonio y la Cultura, con todos los ámbitos que le son propios o con ellos relacionados, son el motor y el futuro del progreso económico para las Regiones, muy especialmente para las periféricas y de manera muy destacada para las Ultraperiféricas (RUP), como queda patente en la última “Estrategia Comunitaria para las RUP”.
Del mismo modo, las Cumbres Iberoamericana de Jefes de Estado y Presidentes de Gobierno, vienen reiterando la importancia de fomentar, proteger y difundir el vasto legado que supone el Patrimonio cultural común. Cuestión que se magnifica e institucionaliza con la “Carta Cultural Iberoamericana”, dada en Montevideo en 2006, donde se afirma que: “La protección del patrimonio cultural a través de su reconocimiento, transmisión, promoción, y el cumplimiento de medidas adecuadas necesita de la participación de la sociedad en su conjunto y es responsabilidad esencial del poder público”. Así como que: “La apropiación social del patrimonio asegura tanto su preservación como el goce y disfrute por la ciudadanía”.
A esos aspectos no se puede dejar de añadir el Turismo, toda vez que cada vez más es el factor cultural el que mueve y orienta sus estrategias. Si bien en Canarias aún no se ha consolidado suficientemente la reflexión estratégica acerca la necesaria relación y la interrelación entre turismo y cultura, con todo el valor añadido que ello actualmente comporta.
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