Ha pasado casi un año desde el lanzamiento del primer número de Docencia Activa, el Boletín de Innovación y Transferencia Educativa de la Universidad de La Laguna. Después del tiempo transcurrido, superada una temporada de actividad febril y cambios, muchos cambios; con la experiencia acumulada y las propuestas de mejora sugeridas por el primer número, se presenta el Numero 2, con un nuevo formato, más ágil y atractivo.
Los últimos meses han estado caracterizados por la puesta en práctica de modos de enseñanza y aprendizaje mediados, como nunca antes, por las tecnologías de la información y la comunicación. Durante este tiempo las videoconferencias han pasado de ser una rareza a formar parte de nuestra rutina diaria y el uso de los recurso puestos a disposición del alumnado en el Campus Virtual han devenido esenciales, inseparables ya de la práctica docente y del proceso de aprendizaje.
El cambio ha servido también para poner de manifiesto problemas subyacentes, que la forzada transición ha hecho aflorar. Es el caso del malestar, tanto del profesorado como del alumnado, en relación a cómo se impartieron las clases virtuales (en contraposición con su alternativa presencial) y, especialmente, la forma de evaluación. Se trata de manifestaciones que muestran la necesidad de modificar la metodología docente empleada y que supone un cuestionamiento sobre lo que se enseña, cómo se enseña y por tanto, cómo se evalúa.
En el ámbito de las Ciencias de la Educación junto con las evidencias que aportan disciplinas no menos solventes como las Neurociencias y la Psicología Cognitiva, se sabe desde hace tiempo que los planteamientos educativos deben apuntar a sistemas de aprendizajes significativos, diseñados con el objetivo de desarrollar competencias y habilidades. Que el modelo de enseñanza más eficaz y, desde luego, el más éticamente aceptable, es aquel en el que el aprendizaje del alumnado se basa en el ejercicio de su autonomía personal; el que se despliega a través de metodologías activas, participativas y motivadoras; permanentemente atentas a los avances y a la innovación. En fin, una forma de enseñar (y por tanto de aprender) mediante la cual profesores/as y estudiantes construyen juntos el aprendizaje y en el que la evaluación es un instrumento al servicio de la formación, y no tanto un objetivo en sí mismo. Planteamientos en los que no desentona la docencia híbrida (física-virtual-bilingüe).
El Consejo de Gobierno de la Universidad de La Laguna aprobó el pasado 19 de marzo el documento “Propuesta de Bases del Modelo de Enseñanza Centrada en el Alumnado de la Universidad De La Laguna”; una declaración institucional de adhesión a estos planteamientos docentes que quiere servir para impulsar el cambio a un nueva concepción de la docencia y el aprendizaje; modelo que, si bien, ya tiene cierto recorrido en muchos ámbitos de nuestra universidad no es, sin embargo, el modelo predominante todavía.
Docencia Activa se concibió desde el primer momento como un instrumento al servicio de esta transición; como una herramienta que muestre a través de las buenas prácticas de innovación docente que se desarrollan en la Universidad de La Laguna, que enseñar así es posible. El Boletín de Innovación y Transferencia Educativa busca fomentar la cultura en la que la disposición a innovar de manera sostenible sea la norma. Algo que, somos conscientes, es un proceso largo, pero en el que nuestra universidad ya está comprometida. Es a través de la iniciativa y la motivación de los profesores, como las que se exponen en este número, las que nos llevan a la convicción de que los esfuerzos institucionales que la Universidad de La Laguna viene realizando empiezan a producir resultados.
Néstor V. Torres Darias
Vicerrector de Innovación Docente, Calidad y Campus Anchieta.