Fecha: 27/03/2019
REDACCIÓN: JUANJO MARTÍN
La admiración por el pasado es algo que todos llevamos dentro. El “de dónde venimos” nos seduce, ¿quién no se ha quedado boquiabierto escuchando los cuentos de su abuelo? Este amor innato por el pasado en algunas personas llega a marcar su vida. Es el caso de nuestra protagonista: Matilde Arnay, profesora de Prehistoria de la Universidad de La Laguna. Nos recibe en su despacho, modesto espacio lleno de libros, pero donde rige el orden. No, en este despacho de arqueóloga no hay piezas prehistóricas, no tiene vasijas en la mesa ni misteriosas estelas en las paredes.
¿Cuándo decidió dedicarse a la Historia?
La Historia siempre me gustó desde muy pequeña. Yo estudié en el Colegio Alemán y ahora pienso que quizás eso me influenció. Allí se hablaba mucho y muy bien de Heinrich Schliemann, descubridor de Troya. En ese momento comencé a interesarme por la arqueología. Aunque realmente la vocación nació en la universidad, después de hacer Filosofía y Letras, la casualidad hizo que fuera alumna de los creadores del departamento de Prehistoria y ahí comenzó todo. Comencé a trabajar con el Profesor Mauro Hernández Pérez, hizo muchos trabajos sobre la historia de Canarias, él me enfocó a este mundo.
¿Cuando comenzó a estudiar, no era extraño encontrar mujeres arqueólogas como sucede en otras disciplinas?
En absoluto, de hecho, es una profesión donde siempre ha habido muchas mujeres, aunque padecemos los mismos problemas que en otras disciplinas. Recuerdo que la profesora Pilar Acosta era un referente en este mundo.
El estudio de las cumbres de Tenerife ha ocupado buena parte de tus investigaciones, ¿ya sabemos todo lo que se puede saber de lo que sucedió allí en tiempos prehistóricos?
¡Qué va! Las Cañadas del Teide o la alta montaña de la isla, es un espacio muy extenso y todavía estamos comenzando a conocerlo. Ahora, que se plantea como un plan de investigación sistemático, comenzamos a plantearnos preguntas y respuestas, pero nos queda mucho por saber; aún no sabemos desde cuando subían a las Cañadas, para qué subían, qué actividades realizaban. Que sepamos, los aborígenes canarios ocupan estos espacios desde el siglo V A.C. hasta el siglo XVII D.C. Es mucho tiempo en el que, evidentemente, hicieron muchas cosas. Insisto, estamos empezando, vamos por el buen camino pero nos queda mucho por saber.
¿Es un territorio muy hostil, un lugar donde nos es agradable estar ni durante el día ni por la noche, sin embargo, allí estaban, ¿por qué?
Por esas razones se acepta generalmente que la ocupación era estacional, en verano, porque en invierno es muy duro estar allí. Pero la gran cantidad de restos hallados indica que la ocupación fue reiterada y durante mucho tiempo, en el que se desarrollaron muchas actividades. Lo que encontramos son, sobre todo, restos de construcciones habitacionales, de los caminos que utilizaban y, más recientemente, de canteras taller para la construcción de molinos de mano, ya que allí encontraban todo lo que necesitaban para fabricarlos, uno de los objetos más utilizado por los aborígenes. También nos encontramos con enterramientos y cuevas sepulcrales de los que morían allí.
¿Cree que también tenía para ellos un valor simbólico o mágico?
Sin duda, el Teide tenía un significado especial para ellos. El espacio de Las Cañadas siempre ha tenido la consideración de lugar sagrado, pero lo que hacían allí eran sobre todo actividades relacionadas con el pastoreo, no iban a rezar.
¿Cuál era el papel de la mujer aborigen?
Lo poco que sabemos de la mujer guanche lo sabemos de las crónicas. Realmente, es muy difícil hacer un estudio crítico, ya que lo que nos están trasmitiendo es la mentalidad de la persona que hace el relato, y claro, nos encontramos en época bajo medieval o renacentista donde el papel de la mujer no tiene ningún significado o lo asemejan al papel de la mujer de su tiempo. Siempre se ha dicho que la mujer aborigen tenía una cierta consideración, aunque no tenía el poder efectivo del hombre. No había un matriarcado efectivo pero sabemos que participaban en varias actividades como el trabajo con las pieles. Lo sabemos por el registro antropológico. Las crónicas indican que tenían una participación muy activa en las tareas agrícolas, que prácticamente eran realizadas por ellas así como en otras tareas vitales. Respecto a los rituales, sabemos que participaban en los mismos que los hombres. En Las Cañadas, espacio de pastoreo ligado al hombre, hemos encontrado restos de mujeres.
¿Y qué hay de las princesas Guanches?
Han sido historias importantes porque han creado mitos, pero, realmente, no existieron. Esto también ha pasado con la representación física de los aborígenes que ha sido absolutamente idealizada. Esa mitología también hay que conservarla teniendo en cuenta que la realidad era muy diferente.