FECHA: 27/03/2019
REDACCIÓN JUANJO MARTÍN ILUSTRACIÓN CARLA GARRIDO
«La Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) es una institución pública, dependiente del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, que tiene la loable encomienda de comunicar y divulgar la ciencia entre la sociedad española. Recorren este camino desde 2001 y en estos momentos está dirigida por una científica con una gran experiencia en la gestión, Paloma Domingo. Hablamos con ella.»
Usted estudió astrofísica y luego ingeniería informática, precisamente dos carreras donde no existen aún muchas vocaciones científicas femeninas. ¿Por qué se decantó usted por estas carreras?
Hasta donde puedo recordar, nunca me planteé estudiar una carrera que no estuviera relacionada con la astronomía. Haciendo memoria, quizás me marcó la exploración espacial y en concreto la llegada del Apolo XI a la Luna. Recuerdo la emoción, en la madrugada de aquel día de verano con mi familia y amigos, esa mágica noche en la que parecía que éramos nosotros los que estábamos poniendo el pie por primera vez en nuestro satélite.
Cuando terminé la carrera, la posibilidad de investigar en astrofísica en España era prácticamente inexistente, pero tuve la gran suerte de trabajar en una gran empresa con una línea de negocio asociada a temas espaciales e Inteligencia Artificial (IA). Con mi paso a la Universidad, seguí desarrollando mi investigación en IA y, como no podía ser de otra manera, mi tesis doctoral fue en esa tecnología aplicada a la educación.
¿Cuáles cree que son los principales inconvenientes a los que se enfrentan las mujeres investigadoras?
Uno de los principales problemas al que se enfrentan las mujeres científicas es el momento en el que tienen que dar el salto en su carrera docente o investigadora y éste coincide con la edad de tener hijos y sus cuidados. Una de las medidas llevadas a cabo por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, que el pasado 8 de febrero se aprobó en el Consejo de Ministros, es un Real Decreto Ley que incluye la modificación de la Ley de Ciencia para que los periodos de maternidad y cuidados de hijos sean tenidos en cuenta a la hora de evaluar y seleccionar a los científicos.
Por otra parte, hay estudios que evidencian un sesgo en las evaluaciones y reconocimiento de méritos en contra de las mujeres: para el mismo grado de productividad y méritos, la mujer es considerada menos competente. Las mujeres y los hombres tienen que tener las mismas oportunidades porque el talento no tiene género.
La fundación que dirige se esfuerza en popularizar la ciencia y la tecnología entre las niñas y jóvenes. ¿Cree que existe el estereotipo de que estas carreras no son las ideales para las mujeres?
FECYT tiene una línea de proyectos de comunicación de la ciencia que están dirigidos específicamente a jóvenes de Secundaria y Bachiller precisamente para despertar su interés y su gusto por la ciencia. En todos estos proyectos, FECYT realiza un esfuerzo para atraer a las niñas y adolescentes. Nos preocupa que del 30% de matrículas que había en los años 1985-1987 en Informática en las universidades españolas se haya pasado a un 12% en el curso 2016-2017.
El estereotipo de que las chicas no son buenas en las áreas científico-tecnológicas hace que sea más difícil para las chicas ser buenas en esas materias, tanto por la forma en que nos percibimos a nosotros mismos como por la forma en que otras personas nos perciben. Sin embargo, un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Nueva Gales del Sur (Australia) sobre las aptitudes en 1,6 millones de estudiantes demuestra que niños y niñas se desempeñan igual de bien en materias STEM y los logros académicos son muy similares.
¿Cómo se puede luchar contra los condicionantes sociales que señalan el camino de las niñas fuera de las carreras de Ciencias, Tecnologías, Ingenierías y Matemáticas (STEM, en inglés)?
Hay muchas cosas que podemos hacer para alentar a las niñas a elegir carreras STEM. La identidad de género se va formando a edades muy tempranas, por lo que entre los 8 y los 12 años las niñas diferencian entre “trabajos de chicas” y “trabajos de chicos”. Es necesario, por tanto, conciliar las identidades STEM y femenina desde la infancia a través de cuentos, vídeos, series de televisión en los que encuentren referentes femeninos que ayuden a las más pequeñas a entender que ambas identidades no son excluyentes. Si se facilitan experiencias y vivencias que aumenten la percepción de autoeficacia, sobre todo en las chicas, habrá una repercusión positiva a la hora de elegir un itinerario formativo en áreas STEM.
Asimismo, los centros educativos tienen que dar visibilidad a las grandes aportaciones de las mujeres a la ciencia, de tal manera que las alumnas cuenten con un amplio abanico de referentes femeninas con las que puedan identificarse.
Desde el punto de vista social, ¿se puede decir que actualmente las mujeres pueden elegir libremente cualquier carrera?
La elección de carreras STEM está condicionada por diferentes ámbitos interrelacionados entre sí. Uno de ellos es el personal, es decir, los intereses, aspiraciones, capacidades o la percepción de autoeficacia, propios de cada individuo. Un estudio sobre vocaciones científicas, llevado a cabo por FECYT en colaboración con la Fundación Bancaria “la Caixa” y Everis, concluye que un 45% de alumnos infravalora sus capacidades en materias STEM.
Por otra parte, la familia es la primera fuente de consulta para un 75% de los estudiantes. En muchos casos, existe una gran desinformación acerca de las ventajas de una carrera STEM. El contexto educativo también es relevante. Por eso, es fundamental que los profesores ayuden a visibilizar la trayectoria de mujeres científicas de todas las épocas para que sirvan de referentes a las niñas y les anime a estudiar este tipo de carreras. El pensamiento «mis padres o mis profesores no me ven capaz» crea un freno en la elección de estudios STEM.
FECYT lleva muchos años trabajando por el fomento y aumento de las vocaciones científicas entre las niñas y jóvenes. Las cifras aún no marcan un cambio de tendencia, ¿a qué cree que se debe esto?
Hay varias razones que dificultan que las niñas opten por estos estudios y una de ellas es la creencia social de que las carreras STEM pertenecen a un ámbito esencialmente masculino. Pero me gustaría ser optimista ya que, según los datos de la Encuesta de Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología 2018 que hemos realizado desde FECYT, aunque el interés por la ciencia y la tecnología continúa siendo mayor entre los hombres (18,9%) que entre las mujeres (13,9%), se observa una reducción progresiva de esta brecha de género durante la última década: entre 2008 y 2018 se ha producido una tendencia al alza entre las mujeres de todas las edades. Este es un primer paso muy importante que, estoy segura, repercutirá pronto en la elección de carreras científicas.
Como podemos ver en un estudio realizado de 2015 por Infoempleo, la presencia de mujeres en las empresas relacionadas con las nuevas tecnologías ha ido disminuyendo a medida que aumenta la categoría profesional. Las cifras dicen que aportan el 40% de los empleos, pero solo el 11% de éstas son directivas, ¿a qué atribuye esta evolución?
La realidad es que las mujeres están infrarrepresentadas en los puestos de poder y toma de decisiones. Es lo que se conoce como “efecto tijera”. Este efecto hace referencia a que aunque en las primeras etapas de la carrera investigadora hay un mayor número de mujeres, conforme se va ascendiendo en las responsabilidades y cargos, las mujeres van desapareciendo.
Los datos del informe Científicas en Cifras 2017, que recientemente ha presentado la Secretaria de Estado de Universidades e I+D+I, indican claramente cómo a lo largo de la carrera investigadora se va perdiendo talento femenino. Existe una escasa presencia de mujeres en los cargos de gobierno universitarios y científicos: 8% de rectoras en universidades públicas y 12,5% directoras en OPIs. Esto indica que aún nos queda mucho por hacer ya que somos el 51% de la población.
¿Cuáles son las próximas apuestas de FECYT para corregir estas desigualdades?
Desde FECYT trabajamos en las distintas fases del ciclo de la mujer en la ciencia y la innovación. Desde las edades más tempranas, generando interés, proporcionándoles experiencias reales y acompañándolas en la carrera investigadora; ayudamos a centros de investigación y universidades a crear entornos culturales más transparentes e igualitarios. Próximamente, lanzaremos un programa de mentoring y habilidades para jóvenes investigadoras con el fin de sensibilizarlas en la importancia del liderazgo, la comunicación y el emprendimiento.
Paloma Domingo García, Directora de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología