Emmy Noether

FECHA: 29/07/2018

REDACCIÓN HIPÓTESIS
ILUSTRACIÓN CARLA GARRIDO 


Edith Padrón es profesora titular del Departamento de Matemáticas, Estadística e Investigación Operativa de la Universidad de La Laguna y apasionada de la divulgación. Pertenece al Grupo de Geometría Diferencial y Mecánica Geométrica y, además de su faceta como docente e investigadora, dedica gran parte de sus esfuerzos a acercar las matemáticas a la sociedad. Una de sus preocupaciones es la visibilización de la mujer en la ciencia.

Fue presidenta de la Comisión Mujeres y Matemáticas de la Real Sociedad Matemática Española desde 2004 hasta 2009. En 2010 publicó un libro sobre la vida de Emmy Noether, una de las matemáticas más brillantes de la historia. Entre muchas otras iniciativas, participó en Mujer y Ciencia, una serie de píldoras divulgativas producidas por #ULLvioleta en donde abordó la figura de esta científica alemana. En esta entrevista, Edith Padrón profundiza en la figura de Noether y explica sus estimables aportaciones a la ciencia.

¿Cómo llegó esta joven alemana a interesarse por las matemáticas?Contaba con un ambiente familiar favorecedor. Su padre era un matemático de prestigio que siempre trató a Noether y a sus hermanos por igual. Les inculcó a todos la pasión por los números, aunque fue con ella con quien tuvo más éxito. Noether pudo desarrollar toda su carrera amparada por el apoyo y la financiación familiar. A pesar de que su entorno propició su dedicación académica, el ambiente social de la época fue muy adverso. Las mujeres no podían acceder a la universidad. Años después pudo hacerlo, pero aún no se toleraba que dieran clases o investigaran. No obstante, ella siempre se mantuvo tenaz y se sobrepuso a los obstáculos que surgieron.

Sin levantar la voz, consiguió que los hombres y los científicos de la época la respetaran. Logró ser innovadora en matemáticas y física, ámbitos muy diferentes y que ella acercó. Por si fuera poco, le tocó vivir la llegada del nazismo, una época sumamente convulsa. Vivía en Alemania y era judía, de modo que, en el momento más álgido de su carrera tuvo que exiliarse. Rehizo su vida en Estados Unidos, sin llegar a obtener jamás el reconocimiento que merecía.

¿Cuáles fueron las principales contribuciones de Noether a la ciencia?

Ella cambió la física por completo. De hecho, la conocen más los físicos que los matemáticos. Noether consiguió explicar un concepto esencial para justificar la teoría de la relatividad de Einstein: las cantidades conservadas. Los físicos intuían que éstas existían, pero no habían sido capaces de describirlas. Para hacerlo, ella recurrió al concepto matemático de simetría. También hizo muchas aportaciones en matemáticas. La más relevante fue al álgebra abstracta. Lo que posibilitó análisis desligados de lo material y condujo a las matemáticas hacia el mundo absoluto de las ideas. El álgebra actual no se concibe sin las aportaciones que ella hizo a la abstracción. Por otro lado, disfrutaba de la docencia, una faceta aún menos conocida de su vida. Formó a muchos matemáticos quienes reconocieron su valía. Eran “los chicos de Noether” y siempre la tuvieron como referencia. Era dura en las discusiones matemáticas, pero no dejó de mimarlos, pues sabía que serían su legado. 

Son pocos conocidos los referentes femeninos en ciencia. ¿Por qué Noether no es tan conocida como otros investigadores varones?

Los estereotipos están ahí y no son fáciles de eliminar. Cuando nos hablan de científicos, tendemos a pensar en hombres, aunque la palabra también englobe a las mujeres. Si nos preguntaran el nombre de diez investigadoras relevantes en la historia, es probable que ni siquiera llegásemos a identificar a cinco. En el caso de Emmy Noether, es patente la poca difusión de su labor. Hay muchos matemáticos que no la conocen, a pesar del famoso teorema de Noether y de otras estructuras algebraicas que llevan su nombre. Pero no lo asocian con una mujer ni conocen la vida de esta matemática. Si Albert Einstein es alguien con quien todos estamos familiarizados, Emmy Noether debería ser igual de reconocida. Ella es una científica fundamental en su época. Ni la física ni el álgebra estarían en el estado en el que están de no ser por ella. Considero que es necesario ponerla como referente.

Por si fuera poco, fue la primera mujer invitada a impartir una charla en el Congreso Internacional de Matemáticos, una reunión que se celebra cada 4 años y en la que se otorgan las medallas Fields — el máximo reconocimiento al que puede optar un matemático, lo que sería el equivalente a un Premio Nobel—. A ella nunca se le concedió este galardón. De hecho, hace tan solo cinco años no había ninguna mujer que lo hubiera ganado. Hasta el día de hoy solo hay una, Maryam Mirzakhani, que desgraciadamente falleció hace poco. Acaban de conceder en Río de Janeiro, en el Congreso Internacional de Matemáticas de este año, las últimas cuatro y, de nuevo, ninguna fue otorgada a una mujer.

¿Cómo la relacionaría con la investigación que hace usted hoy en día?

A mí me gustan las matemáticas, sobre todo las que se aplican. Noether las utilizó para la física. Desde el mundo de las matemáticas más puras fue capaz de acercarse, de conocer los problemas de los físicos del momento y de trabajar para resolverlos. Mi trabajo también tiene que ver con física matemática, pues modelo procesos mecánicos. Muchas veces, lo que hacemos los matemáticos, en relación con la física es describir aquello que desde ese campo ya se ha descubierto, pero que no se ha podido entender de forma precisa. La precisión es crucial para no cometer errores. Lo que sucedió en la época de Noether fue que los físicos sabían de la existencia de cantidades que se conservaban, pero hasta el propio Einstein decía no entender cómo funcionaban. Tanto ella, como David Hilbert o Felix Klein, todos investigadores de la Universidad de Gotinga, aportaron solidez teórica a la relatividad.

Esta científica alemana poseía una cualidad que tienen muchas mujeres y que es fundamental para la investigación: la capacidad de colaborar.

Puede que esto se deba a un factor cultural, porque en general las mujeres hemos tenido que cuidar de nuestros hijos, de nuestros mayores y nos hemos encargado de organizar el hogar. Labores que no deberían ser solo nuestra responsabilidad, pero que han recaído sobre nosotras hasta el día de hoy. Quizá, por todo ello, sentimos que la colaboración es algo importante para lograr un fin común. Ella estaba abierta a trabajar con todos y no tenía problemas con nadie. Nunca fue una persona ególatra. Solo estaba interesada en transmitir su conocimiento y poder discutir con sus colegas sobre sus investigaciones.

¿Cómo ve el estado de la universidad y de la ciencia para las mujeres en la actualidad?

Existen múltiples condicionantes para la carrera científica e investigadora de una mujer. A veces muchas decimos no sentirnos discriminadas, pero no hay que observar solo nuestro entorno más inmediato sino que se debe mirar con más amplitud. No soy madre, así que no he tenido las dificultades para progresar en mi carrera que habría tenido otra mujer que sí lo haya sido. Esto es un problema grave, porque si en un momento dado de la carrera científica uno se para, aunque solo sea el año en el que se da a luz, se pierden gran parte de las opciones frente a los demás. Otro factor relevante es el techo de cristal. Se suele escuchar que esta situación se solucionará en un par de años, pero el porcentaje de mujeres en puestos de alta responsabilidad en ciencia lleva sin variar desde hace mucho tiempo. Además, creo que hay otro problema añadido. Y es que las mujeres no se sienten cómodas en la carrera investigadora. Aunque pueda parecer paradójico, es muy competitiva. En el ámbito que conozco, el de las matemáticas, también suele ser bastante individualista. Nosotras, quizá por factores culturales o sociales, nos solemos sentir más cómodas en posiciones colaborativas. Lo que, de alguna manera, no es bueno para nuestro progreso profesional, tal y como se plantea la investigación ahora mismo. Todo ello presiona a las mujeres a masculinizar su forma de trabajo y dejar atrás estas características.

Aún no tengo claro cuál es el camino para que dejen de existir estas desigualdades. Pienso que se necesita que confluyan muchos factores. Que las mujeres se empoderen, pero que a la par haya un cambio en el mundo de la investigación hacia modelos de trabajo colaborativos. Por supuesto, no solo se trata de colaborar. Porque si participan cuarenta pero el que figura arriba es siempre el mismo, no se avanza.

El desarrollo de la ciencia actual ya no apunta a grandes nombres propios o genios solitarios. Éstos nunca dejarán de existir, pero, para desarrollar la investigación actual, se precisa de grupos grandes e interdisciplinares. Eso implica renunciar a caras visibles y a liderazgos. Lo cual, a día de hoy, es muy difícil. Noether siempre lo tuvo claro. Sabía que ella no era lo importante, sino lo que podía llegar a conseguir desde su grupo en Gotinga. Nunca fue primordial para ella estar al frente de algo. De hecho, muchas veces estuvo detrás, sin ser visible. Lo que le importaba de verdad era que los objetivos que se marcó saliesen adelante.