Editorial

FECHA: 30/10/20

En el momento de la publicación de este número de HIPÓTESIS, que se produce a pocas fechas de inicio en la Universidad de La Laguna de un curso académico presidido por la alerta ante los riesgos de infección por el virus SARS-CoV-2, resulta difícil sustraerse al hecho de que la Humanidad vive, por primera vez desde hace un siglo, una pandemia, la  COVID-19.

En medio de un exceso de informaciones de orígenes y calidad diversas; en un contexto de urgencia y escasez de evidencias contrastadas y bajo la presión de encontrar el justo equilibrio entre la preservación simultánea de la salud y el derecho a la educación, algunas ideas que forman parte del ideario de HIPÓTESIS resultan particularmente pertinentes. 

La COVID-19 está sirviendo para evidenciar, con un dramatismo del que nos hubiera gustado prescindir, cómo la respuesta frente a la pandemia debe hacerse desde el conocimiento científico, que se ha visto reconocido como elemento esencial para superar la pandemia. Conocimiento científico que no se limita a los ámbitos biológicos, médicos o tecnológicos directamente implicados en la respuesta sanitaria. Porque si lo que se quiere es contribuir desde la ciencia al bien común, al tiempo que se respetan las libertades individuales, la respuesta debe contemplar, al mismo tiempo, las perspectivas y aportaciones de las disciplinas humanísticas, desde la filosofía, el derecho y la economía hasta la historia y la psicología. Se trata, ni más ni menos, de la constatación de que el diseño y despliegue de soluciones eficaces y respetuosas con la dignidad del individuo sólo es posible desde la confluencia de las aportaciones de todas las ramas del conocimiento, desde las experimentales y técnicas a las de las ciencias del comportamiento. Constatamos, una vez más, una tozuda evidencia que, sin embargo, todavía necesita ser recordada: la buena ciencia y la ciencia útil deben ser multidisciplinares. 

La multidisciplinaridad, o mejor la transdisciplinaridad, va indisociablemente unida a otro valor inherente a la ciencia y al que la responsabilidad social frente al COVID-19 del sistema de ciencia e investigación alude directamente: la colaboración entres equipos e instituciones; nacionales e internacionales, que permitan superar las limitaciones en recursos y capacidades tanto materiales como epistemológicos, propias de los grupos de investigación tradicionales.

En esta séptima entrega de HIPÓTESIS presentamos una serie de artículos de los que son autores, especialistas de muy variadas disciplinas, tanto de la Universidad de La Laguna como de otras universidades y centros de investigación. A lo largo del interesante itinerario que esta entrega de HIPÓTESIS les invita a recorrer, se abordan cuestiones que van desde la historia natural de las Canarias que nos cuentan los registros paleontológicos (Alberto Gónzález) y el debate sobre el descenso de categoría planetaria de Plutón (Daniel Prieto) hasta una incursión en el ámbito de la investigación educativa, a cargo del profesor Manuel Area. Enrique Burunat nos describe la posible relación de esa inefable emoción que es el amor, con la evolución humana y la emergencia de las lenguas; y eso a pesar de las dificultades que presenta un tema como este para ser estudiado con los los métodos propios de la ciencia. Tampoco falta una aportación, en este caso a cargo del también profesor Agustín Valenzuela sobre la relación del SARS-CoV-2 y la especie de la que se sospecha que saltó al ser humano, el murciélago. Eric González ha hecho, en el marco de su Trabajo de Fin de Grado, un interesante análisis del impacto y la presencia de HIPÓTESIS entre los medios de divulgación científica. Las aportaciones desde la Universidad de La Laguna se cierran con una entrevista que nuestro redactor Juan José Martín ha hecho al Vicerrector de Investigación,  Transferencia y Campus Santa Cruz y Sur de la Universidad de La Laguna, Ernesto Pereda.

Entre las contribuciones provenientes de otras universidades y centros de investigación está la de Xavier Jiménez (Universidad de Barcelona), que nos describe dos recientemente descubiertos estados del agua. David Caparrós (CRAG-Universidad de Barcelona) nos habla sobre biotecnología vegetal e historia, mientras que Inmaculada Menéndez (Universidad de Las Palmas de Gran Canaria) nos informa de los efectos de la calima en Canarias. En una curva del camino nos encontraremos de nuevo con una referencia al COVID-19, en este caso de la mano de Ismael Mingarro (Universidad de Valencia) que describe la estructura molecular del SARS-CoV-2. En su artículo, Federico Baltar (Universidad de Viena) y José M. González (Universidad de La Laguna) nos hablan de los secretos que esconde la vida en condiciones extremas de ausencia de luz y calor. 

Por último, en este número, junto a las secciones fijas de opinión a cargo de Juan José Martín y Verónica Pavés y la de cine y ciencia a cargo del Aula Cassiopea de la Universidad de La Laguna, le damos la bienvenida a una nueva sección, Al Filo de la Navaja, a cargo de Larry Darrel, a quien damos la bienvenida a HIPÓTESIS.

La COVID-19 ha sido una catástrofe y provocado una crisis general, extensa y de largo recorrido. Su llegada está suponiendo la destrucción de muchos elementos de nuestro sistema y una grave alteración de la normalidad. Ha alterado ya, significativamente, el desarrollo de numerosos procesos y la forma en la que estos son percibidos. 

En este escenario el conocimiento y las evidencias acumuladas deben servir para reafirmarnos en la convicción de que esta como toda crisis, trae consigo una oportunidad de cambio, de evolución y de progreso. Entre estas oportunidades está la reivindicación de la función igualadora de la universidad, su papel formador de ciudadanos críticos, responsables y comprometidos y el reconocimiento de que la ciencia, multidisciplinar y colaborativa y la divulgación de sus resultados y aportaciones es imprescindible para el progreso de las sociedades.

Néstor Torres Darias

Director de HIPÓTESIS