FECHA: 30/10/20
Juanjo Martín/
Hipótesis/
Y de repente alzamos la vista y allí estaban, un manto de estrellas cubría la cúpula celeste, parecía un paisaje nuevo, un lugar que nunca antes habíamos visto. Tuvimos que estar encerrados durante dos meses para comenzar a descubrir rincones que hasta ese momento habían pasado desapercibidos. Durante el confinamiento pandémico muchos descubrieron el cielo por primera vez, no porque antes no les gustara o interesara, simplemente porque no habían tenido tiempo de levantar la cabeza y observar con la paciencia que nos da no tener nada mejor que hacer.
Los días anodinos y repetitivos nos dieron la oportunidad de contemplar el cosmos. Ventanas, terrazas y balcones se convirtieron en improvisados observatorios astronómicos donde descubrimos cosas maravillosas. Como los primeros astrónomos griegos, vimos que las estrellas se mueven con el paso de las horas, que no todas son iguales y que hay otros puntos brillantes que tienen otros ritmos. Vimos estrellas fugaces y jugamos a encontrar constelaciones. Por primera vez, tuvimos tiempo para mirar al cielo.
El confinamiento nos pilló con el cielo de Primavera en todo su esplendor. Constelaciones como Orión ya estaban cayendo hacia el Oeste, pero no lo suficiente como para no poder disfrutar de él durante varias semanas poco después de la puesta de Sol. Siendo una de las constelaciones más fácil de reconocer en el cielo, es muy agradecida, ya que incluye varios objetos que son realmente interesantes astronómicamente. Más allá de que es una belleza de constelación y de que es muy fácil de localizar gracias a su famoso cinturón, este guerrero guarda un secreto en la funda de su espada. Si nos fijamos con atención notaremos que algunas estrellas de esa zona central aparecen difuminadas, no vemos más, porque en realidad estamos observando unas de las nebulosas más bonitas de nuestro universo cercano, la Nebulosa de Orión. También conocida como Messier 42, es una nebulosa situada al sur del cinturón de Orión. Este conjunto de gas y polvo es tan brillante que se puede ver a simple vista y eso que está a unos a 1270 años luz de la Tierra.
A los pies de Orión nos llamó la atención una estrella muy brillante. Su color blanco y su especial brillo no la hacía pasar desapercibida. Razón tenía, ya que estábamos observando el gran Sirio, la estrella más brillante que podemos observar desde la Tierra a simple vista. Esta estrella es una vieja conocida para el ser humano. Los antiguos egipcios la utilizaban como marcador en el calendario. Cuando justo después de la puesta del Sol la veían aparecer por el horizonte Este sabían que las lluvias estaban apunto de llegar y que pronto el Nílo sufriría una de sus vitales crecidas. Sirio es en realidad un sistema binario, o sea, que tiene una compañera con la que vive ligada gravitacionalmente. La estrella está a unos 6,8 años luz, una vecina si la comparamos con otro clásico del Verano, Antares, un supersol situado en la constelación del Escorpión y del que nos separan 554 años luz.
El área de la cúpula celeste que pudieron ver los que tenían visión Oeste estaba realmente animada, teníamos en la misma porción del cielo varias estrellas brillantes y constelaciones que eran fácilmente reconocibles. Hasta podíamos ver un cúmulo, un conjunto de estrellas que en alguna ocasión es confundido con una constelación, ya que nos puede recordar al famoso “Carro” pero en versión mini: las Pléyades. A 440 años luz de distancia de la Tierra, este conjunto de estrellas conocidas también como las “Siete Hermanas” o “Siete Cabrillas”, se sitúan muy cerca de las constelaciones de Tauro y Orión. Aunque solo somos capaces de ver siete estrellas a simple vista, un vistazo con un telescopio nos mostraría que en realidad estamos ante un cúmulo de miles de estrellas azules envueltas aún de un halo de gas y polvo que delata su juventud. El típico objeto astronómico de observación obligada en esta época.
Muchos respondieron a esta llamada del Universo con más interés, se despertó en ellos la pasión por la Astronomía. El hecho de que sea un hobby que se puede realizar desde casa y que sea de fácil acceso, hizo que muchos comenzaran a sumergirse en esta afición. Si seguimos las guías que podemos encontrar en internet lo primero que nos recomiendan los expertos es comenzar observando con nuestros ojos, sin más. Observar y recorrer el cielo a ojo desnudo. Luego llegan los prismáticos y los telescopios, otro universo en sí mismo.
Alpha Cygni es una tienda especializada en la venta de productos astronómicos. Llevan más de 20 años atendiendo a aficionados y profesionales de la Astronomía en todo el mundo, también durante el confinamiento. Miguel Ángel Hernández es uno de sus creadores.
¿Crees que ha aumentado la afición a la Astronomía durante esta crisis?
Pues la realidad es que hemos notado un incremento notable en la compra de material, sobre todo de equipos de iniciación. Creo que el «encierro» ha despertado en las personas necesidades de evasión y la Astronomía puede ser una vía de escape perfecta.
¿Cómo podemos hacer una aproximación a la Astronomía?
Lo ideal es comenzar a tratar de reconocer las principales constelaciones a simple vista con la ayuda de un planisferio o de las tecnologías actuales (apps para móviles, tablets, PCs, etc). Es fundamental ser capaces de movernos entre las diferentes figuras plasmadas en el cielo para no «perdernos» entre tanta estrella.
¿Qué equipamiento básico necesitamos para comenzar?
Lo mejor es comenzar por unos prismáticos. El salto de la observación a simple vista a la observación con instrumentos ópticos debería de ser gradual y progresiva. El telescopio sería el punto culminante aunque para observar los planetas y la Luna es sin duda lo mejor.
¿Qué objetos podemos observar para comenzar?
Lo ideal son los planetas y la Luna, son fáciles de localizar y con pequeños telescopios ya podemos ver detalles, es bastante enriquecedor y nos invitan a observar otras cosas.
¿Qué novedades tecnológicas (astronómicas) han salido este año?
La crisis ha frenado la aparición de novedades pero es cierto que cada vez más la oferta tecnológica gana más terreno. Son varias las marcas que apuestan por el control inalámbrico de los equipos, la automatización de los sistemas de alineación, etc. Pero lo dicho, el golpe de la pandemia ha frenado la aparición de novedades este año.