Rosa María Aguilar

FECHA: 20/12/2019

REDACCIÓN JUANJO MARTÍN
FOTOGRAFÍA MIGUEL VENTURA


Lleva muy poco tiempo en su puesto, pero ya ha logrado aportar su impronta particular a este cargo que aún huele a aires medievales. Rosa María Aguilar es la segunda mujer en ocupar el puesto de mayor responsabilidad en la Universidad de La Laguna. Llega al puente de mando de este trasatlántico en un momento complejo y de aguas muy movidas, con problemas que afectan a todas las universidades del país y otros que son endémicos de la esta institución centenaria.

Llegamos unos minutos antes a nuestra cita. Nos dijeron que, a pesar de que su agenda está siempre llena, no nos hará esperar. “Recibe a todo el mundo” nos dice la persona que nos pide que aguardemos en la sala de espera, nos ofrece un café. “Un montón de colectivos quieren hablar con ella y Rosi los recibe a todos”. El lema de su campaña fue “Vamos Rosi” y ahora podemos comprobar que no era un eslogan para mostrar una ficticia cercanía, el personal más cercano de la rectora la llama así, Rosi.

Nos recibe en el despacho “oficial” del rector. En el centro vemos una mesa grande de madera negra, una mesa que deja claro quien manda ahí, una mesa enorme, pero vacía. La habitación está llena de trofeos, placas y algunas banderas, lo que se llama un despacho oficial. Sin embargo, Rosi, pasa de largo y se dirige al fondo donde una puerta nos conduce a otro despacho, más pequeño, luminoso y personal. “La verdad es que no podía trabajar en esa mesa tan grande, en ese despacho tan frío, me mudé a este que es más normal”. Nos sentamos y comenzamos la conversación.

Le ha tocado ser rectora en un momento político y económico complicado, ¿cómo se consigue mantener el motor de la universidad en marcha?

Hace falta financiación suficiente y estable para hacer nuestro trabajo pero además las distintas soluciones, tienen que ser estables en el tiempo porque una investigación que se detiene por falta de financiación es equivalente a tirar a la basura el trabajo que hemos realizado durante ese tiempo, con lo cual la estabilidad presupuestaria para el mundo de la investigación es fundamental. Hace falta que la sociedad se dé cuenta que la investigación es una inversión para resolver los retos tan grandes que tenemos a día de hoy, estamos en un punto de inflexión para nuestro planeta.

En su programa electoral, prometió agilizar la burocracia a la que se tienen que enfrentar los investigadores cuando piden y justifican proyectos, ¿cómo lo está haciendo?

Es una de nuestras líneas estratégicas, pero lleva su tiempo. Para resolverlo, tenemos que analizar cuáles son los procesos que están provocando este cuello de botella, cuáles son esas tuberías que no fluyen bien. Como acciones más inmediatas, estamos abordando servicios que deben ser transversales como contabilidad y contratación. Nos hemos centrado en estos servicios para que los investigadores, cada vez que tienen que comprar un material o ir a un congreso, tengan más facilidades. También estamos simplificando muchos procedimientos en contratación, contabilidad y recursos humanos.

¿Y la Universidad es autónoma para hacer estos cambios?

Nosotros tenemos que cumplir la normativa general, pero otras muchas normas nos la imponemos a nosotros mismos, tenían sentido cuando se hicieron, pero hoy probablemente no sean necesarias en el mundo globalizado y digitalizado en el que vivimos.

¿Cuál es su opinión sobre la importancia de divulgar la ciencia que hace la universidad a la sociedad?

Creo que es la principal misión que tiene la universidad, la sociedad desconoce la importancia de la investigación, por eso nosotros tenemos que hacer llegar el valor que tiene la investigación para resolver los retos actuales que tenemos en Canarias y en el resto del mundo. Por un lado y por otro lado es fundamental la divulgación y difusión de la Ciencia. Desde cómo solucionar el uso excesivo del plástico, conseguir resolver los efectos del cambio climático o el reto energético.

Hace poco, en una entrevista le preguntaron que, siendo ahora rectora, si podría atender a su familia, ¿cree que esto se lo hubieran preguntado a un hombre?

No sé hasta qué punto, que Marisa Tejedor fuera rectora cuando yo entré, me despertó la idea de que igualmente yo podía serlo, pudo ser uno de esos modelos de referencia. Evidentemente no hay una igualdad real entre hombres y mujeres, existe un techo de cristal, estamos trabajando para cambiarlo, pero ciertamente la pregunta de la familia a la que haces referencia quizás no se la hubieran hecho a un hombre.

¿Los alumnos de ahora serán los científicos del futuro, pero para ser investigadores hay que tener otras cualidades aparte de la capacidad de estudiar y aprobar exámenes? ¿El sistema educativo está preparado para captar estos perfiles?

Los profesores de las universidades públicas solo pueden ascender o promocionar a través de la investigación. Cuando eres investigador, aprendes a solucionar problemas, a pensar de una manera creativa, y todo esto el docente se lo trasmite a los alumnos. Cómo aportar nuevas soluciones o de qué manera debemos cambiar toda la pregunta si ésta no funciona. Creo que, en la universidad pública y, particularmente, en La Laguna, se está preparando a los alumnos para afrontar esas profesiones que aún desconocemos porque se les está preparando para que sean alumnos innovadores.

En muchas ocasiones los investigadores de esta universidad se han quedado con la política “de café para todos”, ¿cómo se puede recompensar a los que más hacen e incentivar a los que menos?

¿Cómo podemos incentivar a los que más hacen? Sencillamente, facilitándole su trabajo, quitándoles burocracia y abriéndoles la puerta. Apoyarlos allí donde lo necesiten.

Los que menos hacen. Probablemente se han dado unas circunstancias que hayan hecho que no tengan el grupo donde hayan podido investigar. Debemos enseñarles a investigar, ponerlos en contacto con grupos relacionados e incentivar y tutorizar esa investigación.

En los próximos años, la ULL vivirá una jubilación masiva de investigadores y docentes, ¿cómo abordará este relevo generacional?

Para eso hace falta financiación. Siempre lo he dicho, la Universidad de La Laguna es tan buena en investigación porque lleva muchos años haciéndolo. Una trayectoria como la nuestra no se hace de hoy para mañana, tenemos un histórico de conocimiento que nos permite avanzar más rápidamente. Ahora con las jubilaciones perdemos ese conocimiento, es como si fuéramos una universidad nueva, no lo podemos permitir. Para evitarlo, necesitamos tener una plantilla simultánea de docencia. La única solución, y ya llegamos tarde, es que nos dieran financiación para ir incorporando a nuevos profesores que vayan aprendiendo de nuestros maestros. La otra opción que hemos puesto sobre la mesa, y que creo que saldrá en breve, es que el maestro continúe un poco más de tiempo con nosotros con los contratos de méritos para que así puedan quedarse en la universidad tutorizando a los jóvenes investigadores.

¿La ULL necesita unos retoques, unas correcciones, cambiar la afinación o un cambio de rumbo?

Sabemos que tenemos que impartir una buena docencia y hacer una investigación de excelencia, y la hacemos. ¿Qué necesitamos? ser mucho más dinámicos, tenemos que quitarnos toda esa burocracia, todo ese mundo de usos y costumbres. Básicamente, lo que tenemos que cambiar es nuestra forma de organizarnos y relacionarnos entre nosotros. Tenemos que ser mucho más transparente, porque solo cuando ponemos sobre la mesa las cosas, vemos donde están los problemas y podremos resolverlos. También esta universidad debe ser más participativa, ya que solo podemos avanzar si todos y cada uno de los miembros de la comunidad remamos en la misma dirección. Porque si la Universidad de Laguna no avanza, la sociedad canaria no avanza.

Tiene que convencer a mucha gente: 1200 profesores, 800 personas de personal de administración, 18.000 alumnos, ¿cómo se logra?

Con el trabajo de cada uno de los profesores, con el estudio de cada uno de los alumnos, están cambiando el mundo. ¿Qué más motivación que esa? Cada día que vienes al trabajo estás logrando hacer un mundo mejor, yo creo que es así y quiero lograr transmitirlo.

Después de treinta minutos de conversación es momento de dejar a la rectora que continúe con su trabajo, nos hacen señas de que la siguiente cita ya está esperando.