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Un hito histórico de la ciencia en Tenerife: W. Köhler y la cognición de los simios

miércoles 2 de octubre de 2019 – 00:00 GMT+0000
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Es evidente que no todos los lugares pueden presumir de contar con un evento fundamental en la historia de la ciencia mundial. Sin embargo, es el caso de Tenerife y concretamente del Puerto de la Cruz, a principios del siglo XX.

A finales del siglo XIX Alemania era uno de los países que contaba con notorios avances en las diferentes disciplinas científicas. La física y la fisiología fueron dos de esas ciencias. Los fisiólogos (y físicos) como Helmholtz, Weber o Fechner se plantearon medir las funciones de los órganos de los sentidos: la sensación y la percepción. Nace la psicofísica, quizás el primer intento exitoso de cuantificar y medir “lo mental”. Algo después y a partir de estos fisiólogos, se estableció en Leipzig el primer laboratorio de psicología del mundo, por un discípulo de Helmholtz: Wilhelm Wundt. La psicología como ciencia experimental había nacido.

Casi al mismo tiempo, Charles Darwin publicó en Inglaterra el “Origen de las Especies”. La teoría de la evolución clamaba a gritos que el ser humano dejaba de ser especial. Era un primate más, emparentado con el resto de animales, y sobre todo con los simios.

A partir de estas y otras influencias, a principios del siglo XX la Academia Prusiana (alemana) de las Ciencias decide establecer lo que sería prácticamente el primer centro para la investigación con primates no humanos del mundo. Se deciden por Tenerife, sobre todo por el clima para los chimpancés y por la comodidad para los investigadores. En 1912 ve la luz el ambicioso proyecto y llegan los primeros simios al Puerto de la Cruz. Tras un año bajo la dirección del neurofisiólogo Eugen Tuber, se nombra como segundo director al psicólogo Wolfgang Köhler. Con tan solo 26 años, y por su trabajo en Frankfurt con Max Wertheimer, era uno de los fundadores de la influyente Escuela de la Gestalt, una orientación que había sido desarrollada en la investigación sobre percepción visual. También había estudiado física con Max Planck del que tuvo una notable influencia.

Köhler se instala con su familia en la Casa Amarilla, en la zona que hoy es La Paz, junto al terreno donde vivían y se estudiaba el comportamiento de los chimpancés. Orienta su investigación hacia los procesos de toma de decisiones y “razonamiento” de los simios. Les planteaba a los chimpancés “problemas” como la obtención de comida en contextos artificiales y difíciles, y observaba cómo lo resolvían. Se les proporcionaban herramientas no obvias y que los primates no conocían. Tras muchos experimentos y muchas horas de registro, Köhler llega a la revolucionaria conclusión de que los chimpancés no solo actúan por ensayo-error como defendían los primeros psicólogos conductistas norteamericanos (vg. Thorndike) o los de la reflexología soviética de Ivan Pavlov, sino que muestran COGNICIÓN y una inteligencia similar a la del ser humano aunque cuantitativamante inferior. La psicología y cognición comparadas, y la primatología como la entendemos hoy, habían nacido en el norte de Tenerife. Con la ayuda hasta el final de su ayudante y cuidador Manolo “el de los machangos”, apodo que la gente del pueblo usaban con el orotavense. Obvia decir quiénes eran los “machangos”, esa palabra tan canaria.

Una de las grandes aportaciones de Köhler a la historia de la ciencia fue el descubrimiento del proceso psicológico de insight: la comprensión inmediata y directa de la estructura de una situación o problema y de su solución sin que ésta obedezca solamente a procesos de ensayo-error o al puro aprendizaje. Ese “Eureka” o “bombilla que se enciende” cuando damos con la solución repentina a un problema al que le hemos dado muchas vueltas. El insight o solución súbita, sinónimo de creatividad y de intuición, es por primera vez estudiado, descrito y explicado en chimpancés.

Por citar tan solo a un psicólogo histórico, el ruso Lev Vygotski escribió en 1930: “Las investigaciones de Köhler proporcionan por vez primera una fundamentación empírica del darwinismo en su aspecto más crítico, importante y difícil: el de la psicología”. HOY, sus trabajos y resultados siguen constituyendo hitos fundamentales en la historia de la psicología, la primatología, la etología y las neurociencias.

Tras la derrota de Alemania en la 1a Guerra Mundial se cierra la estación primatológica de Tenerife en 1920 y Köhler vuelve a Berlín. Ocupa una cátedra del prestigioso Instituto de Psicología y allí desarrolla una exitosa carrera. Justo hasta 1935, cuando emigra a EEUU por su oposición al régimen nazi, al que abierta y públicamente criticó en 1933, entre otras cosas por su política antisemita. Fue uno de los primeros académicos alemanes en hacerlo. Curiosamente, el profesor Ronald Ley de la Universidad de New York publicó en 1990 “Susurros de espionaje”, un libro fruto de una intensa investigación en Tenerife y otros sitios, que defendía que Köhler fue además de científico, espía alemán en la primera guerra, tal y como fue denunciado por el cónsul inglés en Canarias.

Aparte de las aportaciones científicas mencionadas, es ésta también una apasionante historia de intrigas, de política, de ideales, con reminiscencias románticas propias del género novelesco. Y todo relacionado con aquella Casa Amarilla de La Paz, en el Puerto de la Cruz.

La Casa Amarilla hoy

Actualmente, aquella casa sigue en pie aunque prácticamente en ruinas. Pese al esfuerzo de mucha gente implicada desde hace más de 25 años por restaurarla y convertirla en lo que este hito de la historia mundial de la ciencia merece. Nuestro hito científico tinerfeño. En esa lucha destacaría a la Asociación W. Köhler (principalmente a su secretario, Melchor Hernández), a profesores de la Facultad de Medicina, a la Facultad de Psicología (ambas de la Universidad de La Laguna: ULL), a investigadores de prestigio internacional como Jane Goodall o Josep Call, a sociedades científicas y a cientos de científicos y profesores particulares de decenas de países del mundo. Y a profesionales implicados en el mismo objetivo. Por otro lado, es imposible resumir aquí todo lo ocurrido en décadas recientes: conflictos entre propietarios y administraciones, malos entendidos, despreocupación de organismos públicos, expedientes para su declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) promovido tarde y para una categoría errónea (Monumento) por lo que fue recurrido por los propietarios y anulado por el Tribunal Supremo, etc. Pero quedémonos con lo bueno y con lo logrado en el último lustro por diferentes personas, destacando a miembros del Consorcio Urbanístico para la Rehabilitación del Puerto de la Cruz.

La Casa Amarilla fue declarada por fin BIC (Bien de Interés Cultural) por sentencia de 2011 aunque su trámite comenzó en 2003. En los últimos años, representantes del Consorcio comenzaron a reunirse con la Asociación W. Köhler y con representantes de la Facultad de Psicología de la ULL. Fruto de esas reuniones, se empieza a vislumbrar un futuro para la Casa Amarilla como centro de divulgación histórico-científica, donde en un terreno aledaño ya de dotación pública, además, se ubicaría el Centro de Neurociencias de la ULL ya consensuado entre las administraciones. La obtención de la Casa Amarilla como dotación pública está incluida en 2o Plan de Modernización del Puerto de la Cruz. Este plan ha iniciado su tramitación y está previsto gestionarlo y ejecutarlo entre 2020 y 2024.

Esperemos que tras dicha actuación, y una vez resueltos los temas relacionados con la propiedad de la parcela de la Casa Amarilla y su calificación urbanística, este complejo dedicado a la divulgación científica sea pronto una realidad y podamos sentirnos orgullosos de este nuestro patrimonio científico.

Carlos Álvarez
Catedrático en el Departamento de Psicología Cognitiva, Social y Organizacional de la Universidad de La Laguna

Doctor por la Universidad de La Laguna con la tesis La sílaba como unidad de activación en el reconocimiento visual de palabras 1995. Dirigida por Dr. Manuel Francisco Carreiras Valiña.

Psicología Cognitiva, Social y Organizacional

calvarez@ull.es