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La descongelación, amenaza o recurso

lunes 8 de enero de 2024 – 00:00 GMT+0000

 

 

Todos somos conscientes de que estamos presenciando cambios en nuestro planeta, pero mayoritariamente pensamos que sus consecuencias no nos afectarán, aunque algunas de ellas estén más cerca de lo que creemos.

Los glaciares son volúmenes de hielo que se transportan paulatinamente con destino al mar, dando lugar a valles montañosos  según van avanzando. Algo de lo que no somos muy conscientes, es de que no sólo se constituyen de agua congelada, también conservan minerales, gases y materia orgánica en su interior que podría salir a la superficie.

 

«Los glaciares son volúmenes
de hielo que se transportan
paulatinamente con destino
al mar, dando lugar a valles
montañosos según van
avanzando».

Arwyn Edwards de la universidad de Aberystwyth en el Reino Unido relata que dicha descongelación es debida al aumento del calentamiento global. El calentamiento global es consecuencia de la absorción de la energía solar por parte de La Tierra. La Tierra se calienta por la radiación solar, reflejando parte de este calor de nuevo a la atmósfera en forma de rayos infrarrojos. Sin embargo, parte del mismo vuelve a ser reemitido a la superficie terrestre. La consecuencia es el denominado efecto invernadero. Su presencia es natural y necesaria para mantener la temperatura del planeta en unos valores habitables, dado que sin dicho calentamiento la vida tal como la conocemos no sería posible, ya que el planeta sería demasiado frío. El problema actual es que la temperatura media global ha aumentado, debido a que la intensa actividad humana genera grandes cantidades de gases que también generan ese mismo efecto invernadero, enfatizando el natural y afectando negativamente al planeta.

 

«Se ha comprobado que
el Ártico se ha calentado
cuatro veces más rápido
que el resto del planeta
provocando una reactivación de
microorganismos más rápida de
lo normal». 

Se ha comprobado que el Ártico se ha calentado cuatro veces más rápido que el resto del planeta provocando una reactivación
de microorganismos más rápida de lo normal. Aunque la mayoría de ellos no son perjudiciales, no sabemos con certeza qué podemos encontrar debido a su abundancia. Estas reactivaciones podrían dar lugar a una nueva pandemia.

Existe una gran diversidad de microorganismos en los océanos que conviven con mamíferos y aves actualmente. Sin embargo, la mayoría de los hospedadores resultan sumamente vulnerables a la posible infección por estas nuevas incorporaciones ya que nunca antes han entrado en contacto, además de poder pasar de un animal a otro, tal vez a un ser humano dando lugar al comienzo de una nueva pandemia.

Este peligro ya ha afectado en varias ocasiones. En 2016, en Siberia, un brote proveniente de un cadáver de un reno infectado por la bacteria Bacillus anthracis enfermó gravemente a decenas de personas y produjo la muerte de un niño de 12 años. El animal llevaba al menos 75 años conservado bajo el hielo.

¿Sabías que una semilla puede germinar después de ser descongelada?

El Centro de Recursos Fitogenéticos (CRF) del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA) ha evidenciado la germinación de semillas de trigo, habas y lentejas conservadas durante 40 años a una temperatura de -18oC. Las condiciones de almacenamiento, principalmente la humedad y la temperatura, son factores que afectan a la duración de las semillas, así como las características genéticas y la calidad inicial de las muestras elegidas.

Las primeras muestras se obtuvieron de expediciones realizadas a finales de los años 70, una gran parte de estas corresponden a
variedades tradicionales de origen español que ya ha cumplido 43 años, por lo que, siguiendo el procedimiento general del
CRF que consiste en efectuar una revisión cada 10 años, se ha evaluado en 2020 su viabilidad mediante pruebas de germinación. Su efecto ha representado un éxito: los resultados han expuesto un porcentaje de viabilidad actual que ha sido del 92,8%, frente a un 94% inicial, hace cuatro décadas, por lo que la disminución ha sido muy poca frente al tiempo transcurrido.

Este estudio nos proporciona un margen de tranquilidad suponiendo que tuviéramos que afrontar una catástrofe mundial que supusiera la pérdida de la vegetación del planeta. La disminución de flora ocurre diariamente en distintas zonas de la Tierra como consecuencia del cambio climático, la contaminación, las especies invasoras, la destrucción de hábitats, la sobreexplotación del medio natural, la proliferación de plagas y el aumento de las emisiones de CO2 entre otras causas.

¿Podríamos conservar semillas en grandes cantidades?

La Bóveda Global de semillas de Svalbard, situada en Noruega era una antigua mina de carbón que actualmente contiene el banco de semillas más grande del mundo. Su objetivo es la conservación de las variedades de los cultivos del planeta. Su localización se debe al clima seco en el que se encuentra, ya que un aire húmedo perjudicaría la conservación de estas muestras. Tiene una capacidad de almacenaje para 4,5 millones de muestras de distintas semillas, cada muestra contiene unas 500 semillas. Son procedentes de 1500 bancos de semillas de más de 100 países distintos. 

Es capaz de resistir terremotos, bombas nucleares y otros desastres, pero su propósito real es que en caso de catástrofes naturales o guerras, los países afectados puedan recuperar sus variedades de cultivo.

La primera solicitud de semillas al banco se ha dado por parte de Siria. La guerra civil que permanece en curso ha provocado daños
en uno de los mayores bancos de semillas de esta región, situado en Aleppo. Los bombardeos provocaron que no estuviera activo al 100%, impidiendo la capacidad de distribuir y criar semillas en esa zona.

ICARDA (Centro Internacional de Investigación Agrícola en Zonas Áridas) ha hecho la solicitud a Svalbard pidiendo 130 cajas de las 325 que hay almacenadas de las semillas que han pedido. En total, 116.000 muestras que se utilizarán para volver a poner este banco de semillas en funcionamiento.

¡Sigue sorprendiéndote!

Es impresionante como semillas sobreviven congeladas a lo largo de los años, pero lo es aún más que algunos animales también puedan hacerlo. Los tardígrados, también conocidos como osos de agua por su apariencia, son animales pertenecientes al grupo de los ecdisozoos que se caracterizan por ser invertebrados, segmentados y microscópicos. Lo interesante de estos es que se adaptan a condiciones ambientales extremas mortales para la mayoría de seres vivos, son capaces de sobrevivir hasta años en estado de deshidratación. Para que esto sea posible, entran en un estado de animación suspendida conocido como criptobiosis, un proceso mediante el que frenan todos los procesos metabólicos hasta reducirlo alo 0,01% así como su contenido en agua al 3% para que los cristales de hielo no los destruyan.

Así, se trate de amenazantes microorganismos, semillas que supongan la despensa del planeta u osos de agua hiperresistentes, todos son seres “resucitados” de los hielos. La Naturaleza ha resuelto, al menos en parte, uno de los desafíos más pretenciosos que ha tenido la humanidad hasta el momento, la inmortalidad.

 

REDACCIÓN SELENA LEÓN REY

ILUSTRACIÓN HIPÓTESIS


Archivado en: Revista Hipótesis
Etiquetas: Número 16, Sección, General, Proyecto Educativo Hipotesis, Revista Hipótesis