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El 5G tiene la culpa de todo

martes 30 de octubre de 2020 – 00:00 GMT+0000
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Todas las revoluciones tecnológicas han arrastrado hasta la sinrazón a cientos de detractores que veían en cada descubrimiento una amenaza. Imaginamos a los primeros opositores de la rueda increpando a sus inventores: ¡es una máquina del demonio! ¡es mucho mejor caminar, como siempre se ha hecho! Cuando se presentó el ferrocarril y se comenzó a popularizar no tardaron en poner el grito en el cielo un ejército de contrarios que, como ahora, consiguieron expandir todo tipo de bulos basados en doctrinas que bebían más del desconocimiento y la moral que en hechos probados, como en estos momentos.

No fueron pocos los médicos que se dejaron arrastrar por la paranoia del nuevo medio de transporte. Se publicaban artículos hablando del disparate que suponía ir tan rápido, (recordemos que hablamos de trenes del siglo XIX) de los abortos que sufrirían las intrépidas embarazadas o del colapso de las vías respiratorias.

En 1835, la Academia de Medicina de Lyon se pronunció categóricamente sobre el ferrocarril:

“El paso excesivamente rápido de un clima a otro producirá un efecto mortal sobre las vías respiratorias. El movimiento de trepidación suscitará enfermedades nerviosas, mientras que la rápida sucesión de imágenes provocará inflamaciones de retina. El polvo y el humo ocasionarán bronquitis. Además, el temor a los peligros mantendrá a los viajeros del ferrocarril en una ansiedad perpetua que será el origen de enfermedades cerebrales. Para una mujer embarazada , el viaje puede comportarle un aborto prematuro.”

Lo mismo sucedió con la llegada del telégrafo, el teléfono, internet, el wifi o más recientemente, el teléfono móvil. Siempre hay un sector de la sociedad que ve en ellos un peligro para la salud, el medio ambiente o su modo de vida. Y para defender sus argumentos no dudan en acudir a todo tipo de bulos y leyendas urbanas que buscan confundir al resto de la población y generar en cada uno de nosotros la sombra de la duda, ya que no hace falta que tengamos una opinión formada sobre este asunto, solo es necesario que dudemos. Si nos colocan una antena de telefonía cerca de nuestra casa, ante la duda de si es perjudicial o no, siempre optaremos por la opción más conservadora. No necesitan convencernos, solo inseminar la duda.

Como no podía ser de otra manera con la nueva tecnología del 5G ha pasado lo mismo, se ha hablado de cáncer, de chips que nos controlan a voluntad e incluso de su relación con el COVID-19, pero ¿qué es el 5G?

El nombre se refiere a la quinta generación de red de telefonía móvil, la que está entre el 4G que todos tenemos y la futura 6G que sin duda llegará. Poco a poco, los teléfonos han dejado de ser un instrumento que solo nos permitían hablar (1G) para más tarde dejarnos mandar mensajes (2G). Luego llegó internet (3G) y la banda ancha con el (4G). Ahora, el 5G aumenta considerablemente la velocidad de conexión y el número de dispositivos que se pueden “enganchar” a una antena. La velocidad de transmisión de datos se multiplicará por diez, lo que nos posibilitará bajarnos una película en cuestión de segundos.

Las antenas y las frecuencias que utilizará en el 5G parecen especiales, más potentes y dañinas que las que utilizan las radios comerciales o las televisiones, sin embargo no es así. Si observamos el gráfico vemos que
la franja del espectro reservado para el 5G está justo al lado de algunos canales de TDT. ¿Has oído que es dañino algún canal de la TDT?

5G y Coronavirus: un mundo de bulos y el camino al absurdo

Los detractores de la implantación de esta tecnología tienen la habilidad de difundir la peor de las mentiras posibles, aquella que tiene algo de verdad. Ahora destacamos algunas de ellas con la inestimable recopilación de Maldita.es

En los últimos meses ha circulado de manera viral el vídeo de un supuesto médico llamado Thomas Cowan que explica en una conferencia que “la pandemia de COVID-19 está causada por el 5G y que cada gran epidemia de la historia ha sido provocada por un salto “cuántico” en la electrificación de la Tierra”. En este vídeo donde no dice nada al derecho, afirma que las células intoxicadas excretan virus. No hace falta ser biólogo para saber que las células no defecan virus. Según aclaran en la plataforma Maldita.es “Tampoco las pandemias han coincidido con un “salto” en la electrificación de la Tierra. Cowan pone el ejemplo de la pandemia de gripe de 1918 y la relaciona con la introducción de las ondas de radio en todo el mundo el año anterior, en 1917. Sin embargo, las primeras emisoras de radio comercial no empezaron a emitir hasta 1920”.

También se afirma con ligereza que el 5G está implantado en todo el mundo, sin embargo, si hablamos de España, solo podemos encontrar esta red en las ciudades de Barcelona, Bilbao, Gijón, A Coruña, Logroño, Madrid, Málaga, Pamplona, Santander, San Sebastián, Sevilla, Valencia, Vigo, Vitoria y Zaragoza. Y si salimos de nuestras fronteras existen multitud de países que no esperan por esta tecnología, no por riesgo sanitario sino por problemas de competencia y política tecnológica. Tampoco el 5G se comenzó a implantar en Wuhan, como afirman los conspiranoicos. Otras ciudades como Pekín y Shangai se engancharon mucho antes a esta red. Recientemente han sido los famosos los que se han unido a la fiesta de meternos el miedo en el cuerpo. Cantantes y deportistas han afirmado en sus redes sociales lo dañino que es esta tecnología y nos alertan de la conspiración que está detrás de todo esto. Según el cantante y performan Miguel Bosé todo es un complot orquestado por las altas esferas políticas:

“Pedro Sánchez ‘El Salvador’, en nombre del Gobierno de todos los españoles, acaba de hacerse cómplice de éste plan macabro y  supremacista, como de costumbre sin el permiso de la ciudadanía”

Para Alberto Nájera, profesor de Radiología y Medicina Física de la Universidad de Castilla-La Mancha, la pandemia ha potenciado esta corriente anti tecnológica. “La situación de la pandemia parece haber servido de inspiración a bulos de todo tipo. En el caso del 5G los movimientos antiantenas o STOP 5G lo han aprovechado miserablemente y han tenido éxito. A los pocos días del confinamiento se hizo viral un vídeo de un tal Tomas Cowan que corrió como la pólvora y en el que se decían toda clase de barbaridades acientíficas vinculando COVID y 5G, pero caló. Luego algunos famosos se han sumado a las conspiranoias y han tenido, también, mucho impacto. El 5G se encuentra en una fase muy temprana de despliegue. De las 3 bandas de frecuencia futuras sólo se ha subastado y empezado a desplegar una (la de 3,5 GHz) y de forma muy limitada (grandes núcleos urbanos y en muy pocas localizaciones). Pero la idea de que nos confinaban para poder
instalar las antenas con las que difundir el virus para luego inocularnos una falsa vacuna con nanobots para controlarnos, se ve que ha calado en un conjunto de la población con poco espíritu crítico; como guión de película echo en falta unicornios y extraterrestres. Las otras bandas de frecuencia están pendientes de subasta y, por tanto, de despliegue (700 MHz y 26 GHz), por lo que hablar de 5G o pensar en una relación con el coronavirus es, en mi opinión, una absurdez”.

Para Nájera lo peor de todo es que esta desinformación está dando sus frutos. “Que se haga viral un bulo sobre la opinión de alguien puede no tener más trascendencia que la de manchar su nombre, pero en el caso de las antenas ha tenido consecuencias físicas reales. En muchos países se empezaron a quemar antenas de telefonía móvil que, por cierto, no eran 5G. Los grupos STOP5G se organizaron en redes sociales y promovían la quema indiscriminada de antenas. Esto tuvo efectos directos en la cobertura de muchas zonas donde no disponerla podría ser un problema. Imagina que tienes que llamar a una ambulancia y el conspiranoico de turno ha quemado la antena que te da cobertura. Con cada lanzamiento de nueva generación de telefonía se han organizado estos movimientos en contra. Ahora estamos más interconectados y tienen más visibilidad y, como decía, han aprovechado los bulos para conseguirla miserablemente. El mensaje ahora parece ser que la 4G es perfecta cuando hace no mucho era poco menos que el diablo y a la que achacaban toda clase de efectos terroríficos. Ahora parece que todo eso ha pasado y, la próxima 5G sí será la definitiva que acabe con la vida en la Tierra. Aunque, como decía, desde el punto de vista de frecuencias y a día de hoy, ha cambiado poco o nada.

Intereses económicos y STOP 5G

Los grupos anti 5G afirman que las empresas de telefonía móvil ponen en riesgo nuestra salud a cambio de suculentos beneficios económicos, afirman que detrás de todo esto están los dividendos de las empresas. Pero ¿qué hay detrás de los movimientos anti 5G? ¿hay intereses económicos en estas protestas? Alberto Nájera lo tiene claro. “Basta darse una vuelta por los foros antiantenas para comprobar que supuestos expertos que
tienen empresas dedicadas a las mediciones, por cierto con equipos de risa y sin seguir un protocolo adecuado ni ser ingenieros ni mucho menos, aprovechan esos espacios para promover el miedo y darse a conocer. Seminarios online, abogados, supuestas sociedades científicas, médicos que diagnostican efectos, etc. Pero siempre, en estos sitios, el malo soy yo, que digo lo que dice la Ciencia más fuerte y, por el contrario, son idolatrados aquellos que sin dedicarse científicamente a este campo, o con escasa o nula producción científica, se dedican a impartir conferencias y a apoyar a estos movimientos… y lo terrible es que hablo, en algún caso, de profesores universitarios”.

AUTOR JUANJO MARTÍN

FOTOGRAFÍA CARLA GARRIDO


Archivado en: Revista Hipótesis
Etiquetas: Número 6, Artículo, Energía, Biodiversidad y Medioambiente, Juanjo Martín, Universidad de La Laguna