4 de octubre de 2022 – 00:00 GMT+0000Compartir
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Pocos sitios son tan desconocidos y sorprendentes en la Universidad de La Laguna como el Herbario. En el sótano de la Facultad de Farmacia, en el Área de Botánica, hay una amplia sala con armarios compactos que impresionan e iluminan la mirada de los que la visitan por primera vez. Mientras a algunos les parece una biblioteca, a otros, con algo más de imaginación, les sugieren las escotillas de un submarino. Realmente, nadie se queda indiferente al entrar al Herbario. Pero si la sala impresiona con su armario compacto cerrado, mayor es el impacto que provoca el momento en el que éste se abre y deja a la vista lo que albergan sus estanterías: más de 130.000 ejemplares que incluyen algas, hongos, líquenes, briófitos y plantas vasculares. Tanto a la colección de esos organismos como a la sala donde se encuentran se denomina “herbario”.
Las plantas con flor, que es el tema que nos ocupa, se conservan con las estructuras que permitan que sean identificadas por los botánicos y botánicas: sus tallos, hojas, flores y/o frutos. Las plantas, una vez recolectadas se deshidratan, y dependiendo de su contenido en agua lo hacen a mayor o menor velocidad. En el primer caso los especímenes se arrugan, volviéndose quebradizos. En otros casos lo hacen más lentamente con el riesgo de ser atacados por mohos que provocarán su pudrición. Para evitar tanto lo uno como lo otro, se procede a una deshidratación controlada a través del prensado. Para ello, la planta se somete a presión, una vez extendida y guardando su aspecto, entre papel absorbente. Se procede a cambiar periódicamente el papel hasta que se consiga el secado completo. Este método, sencillo, es muy efectivo y de uso general.
Sin embargo, una planta deshidratada por prensado no es el ejemplar del herbario, lo que se denomina pliego de herbario; para ello es necesario adjuntar un conjunto de datos sobre el espécimen. Esta información incluye aspectos relacionados con la planta, el lugar, la fecha y el ambiente donde se recolectó, así como las personas implicadas en la recolección e identificación. Esta es la información que nos permite conocer aspectos importantes de las especies, tales como su distribución y ecología, periodo de floración y fructificación y usos tradicionales. Un herbario es pues una herramienta que no sólo es de utilidad para especialistas de la Botánica, sino también para los de otras disciplinas como la Geografía, Farmacología y Química Orgánica, entre otras.
El material depositado en los herbarios nos permite estudiar cualquier planta en cualquier momento, y comparar materiales de distintos lugares y épocas; comparación que es básica para la descripción de nuevas especies.
¿Alguna vez se han preguntado cómo sabe un botánico o una botánica que está frente a una nueva especie para la ciencia? Aunque últimamente la descripción de nuevas especies se apoya en herramientas moleculares (estudios del ADN, fundamentalmente), también es cierto que sin una breve diagnosis morfológica donde se expongan las diferencias con las especies próximas no es posible designar a una nueva especie.
A la hora de estudiar materiales susceptibles de ser identificados como una nueva especie es preciso compararlos con especies próximas. Para ello resulta útil disponer no solo de la descripción de esas otras especies de referencia sino del material asociado a ese nombre que son los denominados “typus”. Un espécimen typus es por tanto aquel que representa a una especie. La información de los typus consta de una planta o fragmento de planta y de los datos de la misma. El typus se presenta en un soporte (cartulina de 45 cm × 30 cm), lo mismo que cualquier muestra de un herbario, pero en carpeta de color rojo. En el Herbario de la Universidad de La Laguna los typus se almacenan en cajas metálicas herméticas con objeto de asegurar su conservación. Y es que, siempre existen riesgos que amenazan su conservación.
Al describir una nueva especie los especialistas recolectan abundante material que les permita la determinación completa de la misma, designar los typus y enviar duplicados categorizados del typus a otros herbarios. De esta manera en caso de destrucción total o parcial del typus en un herbario se podrá recurrir a los duplicados para recategorizarlos. Dada la importancia de los typus muchos herbarios se resisten a cederlos incluso temporalmente a otros herbarios, lo que obliga a los especialistas a desplazarse a los herbarios para poder estudiarlos, si bien en algunos casos se pueden estudiar sin necesidad de acceder al typus, por medio de una imagen de alta resolución. De hecho, los herbarios han iniciado desde hace tiempo la digitalización de su material lo que permite la consulta telemática del mismo. Este es el futuro de los herbarios, y sobre todo de los pliegos typus depositados en ellos.
La digitalización en curso de los pliegos typus de plantas vasculares del Herbario TFC ha permitido realizar varios trabajos de fin de grado por parte del alumnado del Grado en Biología de la Universidad de La Laguna, lo que pone de manifiesto el potencial, no sólo para la investigación y la conservación, sino también para la formación a través de la versión digital, accesible en línea de los herbarios.
AUTORES Cristina González-Montelongo, Carmen Cristina Carballo-Hernández, Miriam del Carmen Herrera-Darias, Gabriel Herrera-Quintana y María Catalina León Arencibia.
ILUSTRACIÓN CARLA GARRIDO
Archivado en: Revista HipótesisEtiquetas: Número 12, Artículo, Ciencia y Sociedad, Universidad de La Laguna
Doctora por la Universidad de La Laguna con la tesis El monteverde canario estudio ecológico mediante el uso de líquenes epífitos como organismo modelo 2021. Dirigida por Dr. Israel Pérez Vargas.
Botánica, Ecología y Fisiología Vegetal
cgonzalm@ull.edu.es