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Cómo convertir aceites residuales de fritura en biodiésel

4 de octubre de 2022 – 00:00 GMT+0000
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La economía circular es un modelo de producción y consumo que garantiza un crecimiento sostenible en el tiempo. Con la economía circular se promueve la optimización de recursos, la reducción en el consumo de materias primas y el aprovechamiento de los residuos, reciclándolos o dándoles una nueva vida para convertirlos en nuevos productos. Por tanto, el objetivo de la economía circular es alargar la vida útil de los productos y darles una segunda vida. La idea surge de imitar a la naturaleza, donde todo tiene valor y todo se aprovecha, donde los residuos se convierten en un nuevo recurso. Así, se logra mantener el equilibrio entre el progreso y la sostenibilidad.

El sector hostelero genera, en Canarias, unas 30000 toneladas de aceite de cocina al año. En muchos casos, estos aceites de freír, bien por desconocimiento o por comodidad, son vertidos por el fregadero, alcanzando así los sistemas de saneamiento y contaminando reservorios de agua y afectando a las depuradoras de aguas. Estos residuos pueden también depositarse en las áreas rurales afectando al suelo y causando la destrucción del humus del mismo.

Cuando el aceite usado alcanza las redes de saneamiento, dificulta el paso del agua por las tuberías de drenaje, lo que a su vez provoca gastos adicionales y el sobreuso de los dispositivos de bombeo. Una vez en las estaciones depuradoras de aguas residuales, el elevado contenido en materia orgánica requiere tratamientos suplementarios de depuración, con los consiguientes costes, económico y energético, añadidos. Además estos residuos de aceites usados tienen un gran impacto en los ecosistemas. En los reservorios de agua el aceite, al tener menos densidad que el agua, asciende a la superficie creando una película que impide el paso de la luz y del oxígeno, dificultando así procesos biológicos fundamentales como la respiración y la fotosíntesis. El resultado es una afectación grave y la pérdida de biomasa, en forma de organismos animales y vegetales, y la consiguiente alteración en la cadena trófica.

Estos hechos plantean la necesidad de adoptar medidas que permitan la gestión eficaz de este tipo de residuos. Una primera línea de actuación pasa por la concienciación de la ciudadanía que, una vez utilizado el aceite, debería recogerlo en la vivienda para luego entregarlo en puntos limpios o en contenedores específicos (figura 1), disponibles en establecimientos o en la vía pública.

Estos residuos constituyen una materia prima barata para la producción de biocombustibles capaces de sustituir al diésel procedente del petróleo; se trata del biodiésel, un combustible más limpio que el diésel.

Encontrar un sustituto capaz de desempeñar la misma función, que sea más sostenible es una prioridad en estos momentos; es aquí donde surge el concepto de “biocombustible”

El petróleo, la fuente de energía por excelencia es el principal causante del calentamiento global, por las emisiones de CO2 que genera tanto en el proceso de refinado como en su combustión para producir energía. Y cuando se producen accidentes y derrames contaminan el agua y el suelo. Encontrar un sustituto capaz de desempeñar la misma función, que sea más sostenible es una prioridad en estos momentos; es aquí donde surge el concepto de “biocombustible”. Entre estos el biodiésel es uno de los que más interés ha despertado.

El biodiésel puede producirse a partir de aceites vegetales o grasas animales. 

Por su bajo coste la utilización de los residuos de aceite de fritura en las Islas Canarias para la obtención de biodiésel presenta muchas ventajas de cara a la lucha contra el cambio climático a través de la Estrategia Canaria de Economía Circular.

La producción de biodiésel requiere, además del aceite (compuesto por triglicéridos) de alcohol. Normalmente se emplea el metanol o el etanol. El proceso implica que ambos compuestos (aceite y alcohol) se pongan en contacto, bajo agitación, a una temperatura de 60ºC, durante 1 ó 2 horas en presencia de un catalizador. Durante la reacción que tiene lugar, denominada transesterificación, se genera, además del biodiésel, la glicerina, que puede emplearse con fines cosméticos o farmacéuticos. 

Los catalizadores son sustancias que aceleran la reacción entre el aceite y el alcohol. Los catalizadores más empleados para la producción de biodiésel son el hidróxido de sodio (sosa) o de potasio (potasa) disueltos en el alcohol. Una vez finalizada la reacción, los catalizadores deben ser eliminados de la mezcla de productos resultantes, lo que se consigue mediante lavados con agua acidulada, lo que encarece el proceso ya que estas aguas deben ser tratadas posteriormente. Es por esto por lo que se investiga activamente en la búsqueda de catalizadores sólidos que puedan separarse fácilmente de los productos de reacción por simple filtración. El biodiésel que finalmente se obtiene, antes de ser comercializado, debe someterse a un control de calidad.

Se trata de un proceso que tiene como objetivo generalizar y hacer rentable el uso de los biocombustibles como alternativa a los combustibles de origen fósil, con lo que se contribuye a limitar la presión sobre el cambio climático y contribuir a la economía circular.

AUTORES Laura Díaz Rodríguez y Karina Elvira Rodríguez Espinoza

ILUSTRACIÓN CARLA GARRIDO


Archivado en: Revista Hipótesis
Etiquetas: Número 12, Artículo, Ciencia y SociedadUniversidad de La Laguna

Doctora por la Universidad de La Laguna con la tesis Procesos de catálisis heterogénea para la obtención de biodiésel. Utilización de aceite de jatropha curcas y aceite de fritura como materias primas 2018. Dirigida por Dra. María Emma Borges Chinea, Dra. Andrea Brito Alayón.