4 de octubre de 2022 – 00:00 GMT+0000Compartir
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El ser humano ha estado ligado al gato Felis catus desde hace más de 9000 años. Desde entonces ha acompañado a diversas culturas en sus desplazamientos y asentamientos, probablemente para controlar a los roedores. La asociación gato-humano ha permitido a este felino expandirse y establecer con gran facilidad poblaciones silvestres en todo el mundo, incluyendo miles de islas que no forman parte de su distribución natural.
La mayoría de los animales endémicos de las islas carecen de defensas efectivas ante depredadores terrestres como el gato ya que han evolucionado en su ausencia, razón por la que las islas son particularmente susceptibles a la introducción de especies exóticas invasoras.
El gato es considerado una de las peores especies exóticas invasoras del mundo. De hecho, se le relaciona con el 14% de las extinciones históricas globales de aves, mamíferos y reptiles insulares y con el 8% del declive de poblaciones de especies críticamente amenazadas.
En Canarias existen actualmente poblaciones de gatos asilvestrados (aquellos que no tienen relación alguna con el ser humano) en todas las islas principales y en todos sus ecosistemas, donde se comporta como un depredador oportunista. Los estudios realizados en el archipiélago indican que su dieta se compone de al menos 68 tipos de presas, incluyendo mamíferos introducidos y aves, reptiles e invertebrados nativos. Uno de estos estudios se realizó en el PNT Nacional del Teide hace más de 30 años.
Los autores han investigado recientemente el impacto de los gatos silvestres en el Parque Nacional del Teide (PNT) en el marco de un proyecto financiado por la dirección de este. El estudio se basó en las evidencias aportadas por muestras de excrementos, recolectados en diferentes sectores del PNT. Como resultado se pudo constatar que las presas de estos felinos consisten en 8 tipos de vertebrados: los lagartos Gallotia galloti y las lisas Chalcides viridanus, dos tipos de aves y cuatro mamíferos invasores, como son los conejos (Oryctolagus cuniculus), las ratas (Rattus rattus), los ratones (Mus musculus) y las musarañitas (Suncus etruscus). El caso de la musarañita es especialmente interesante porque es la primera vez que se constata que es una presa para el gato en Canarias.
A la vista de estos resultados hemos podido concluir que la dieta de los gatos está compuesta por mamíferos introducidos (68% de la biomasa); principalmente conejos (53%) y, en segundo lugar, por lagartos. En el caso de estos últimos se identificaron en el 85% de las muestras. De hecho, los porcentajes de consumo (63% de todas las presas consumidas) y biomasa de los lagartos (30%) han aumentado considerablemente con respecto al estudio realizado en el PNT hace más de 30 años. Por otro lado, las aves están presentes en una proporción menor, localizándose mayores valores de biomasa consumida en algunos sectores del PNT, que coinciden con las zonas en las que es mayor la población de cedros Juniperus cedrus. Es probable que estas zonas sean visitadas frecuentemente por las aves del PNT en búsqueda de refugio y alimento sobre todo en otoño-invierno, época que coincide con una baja o nula actividad de los lagartos, por lo que es posible pensar que el impacto sobre las aves en esta época es ser mayor.
Los resultados obtenidos en el trabajo realizado hace más de 30 años en el PNT son coherentes con otros estudios sobre la ecología trófica del gato en Canarias, en los que se ha encontrado el mismo patrón de composición de la dieta: más del 75% de la biomasa es aportada por conejos y roedores. Nuestros resultados son diferentes a los obtenidos hace más de 30 años. Así, se puede ver que, a pesar de que los mamíferos introducidos siguen siendo el componente de mayor importancia en la dieta, se ha producido un descenso en la proporción de los conejos (en torno a un 20%). Descenso que se compensa con un aumento de la presencia de los lagartos en torno a un 13%.
Estos cambios en la dieta de los gatos pueden tener explicación en el descenso de la densidad poblacional de los conejos en la isla de Tenerife, que ha experimentado una caída en los últimos años. Descenso que, probablemente, tiene su origen en la incidencia del virus de la enfermedad hemorrágica del conejo, concretamente en su nueva variante (RHDV2) causante de la drástica disminución de conejos (en algunos lugares del 75%) en la Península Ibérica. Por tanto, la menor abundancia de conejos se traduce en un incremento del número de presas de lagartos y aves, aumentando así el consumo de especies nativas.
Las estimaciones realizadas indican que un solo gato podría depredar más de 1.300 vertebrados/año, de los cuales 850 serían lagartos, 197 conejos y 25 aves. Si asumimos una densidad de 1 gato/km2 en el PNT (un valor muy bajo para ecosistemas insulares) las cifras obtenidas indican un impacto muy alto: la población de gatos del PNT estaría consumiendo más de 250.000 vertebrados/año de los que 163.000 serían lagartos, 37.000 conejos y 4.700 aves.
Estos resultados muestran claramente el gran impacto sobre el ecosistema del PNT de los gatos y nos alertan sobre la necesidad de desplegar acciones de control de esta especie invasora para frenar la pérdida de biodiversidad nativa que actualmente causa.
AUTORES Manuela Gómez Alceste y Juan Carlos Rando
ILUSTRACIÓN CARLA GARRIDO
Archivado en: Revista HipótesisEtiquetas: Número 12, Artículo, Ciencia y Sociedad, Víctor García Tagua, Universidad de La Laguna
Doctor por la Universidad de La Laguna con la tesis Composicion genetica y posible origen de las poblaciones humanas canarias deducidos del polimorfismo de su adn mitocondrial 1999. Dirigida por Dr/a. Vicente Martínez Cabrera.
Biología Animal, Edafología y Geología
jcrando@ull.es