20 de enero de 2023 – 00:00 GMT+0000Compartir
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La vida: ¿qué es? Esta pregunta, aparentemente sencilla, ronda la cabeza del ser humano desde que tuvo la capacidad de interrogarse por el mundo que le rodeaba. ¿Qué separa lo inerte de lo vivo? ¿Cómo surgió la vida en la Tierra? En la antigüedad, carentes de esa herramienta que llamamos Ciencia, respondían a estas preguntas desde la magia y la religión. La tradición oral primero, los textos sagrados después, intentaban dar explicaciones a estas cuestiones. Y por peregrinas que nos puedan parecer esas explicaciones, no dejaban de ser intentos de responder a la necesidad de entender el mundo, el universo y por encima de todo a ese fenómeno que llamamos vida.
Un ser supremo, Dios, en muchas tradiciones, aparece como el responsable de poner en la Tierra, en el principio de los tiempos, la chispa de la vida. Y, de aquellos polvos, estos lodos. Hoy sabemos que esto no es así; pero para ser honestos, a pesar de nuestra capacidad científica actual, aún no se ha podido responder cabalmente a la pregunta ¿cómo surgió la vida en la Tierra?. Tan complejo es el tema, que ni siquiera hay acuerdo sobre lo que debemos entender por vida. Y no, los que a muchos de nosotros nos contaron en la escuela de que un ser vivo es el que “nace, crece, se reproduce y muere”, ya no sirve. Porque si así fuera la llama de una vela sería un ser vivo y, evidentemente, no lo es.
En el marco de la III edición del Campus América de la Universidad de La Laguna celebrado entre los días 6 de octubre y el 9 de noviembre de este año, intervino el profesor Antonio Lazcano, catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de México y miembro del Colegio Nacional de México. Lazcano es uno de los protagonistas de la historia de la investigación sobre el origen de la vida. De hecho, participó de una forma muy curiosa en uno de los experimentos más famosos realizados en este campo, el experimento de Miller.
El Experimento de Miller y su gran sorpresa
Este experimento, realizado por Stanley Miller en la década de los 50 del siglo pasado, sobre el origen de la vida es uno de los más populares de la historia de la Ciencia, de obligado estudio en cualquier texto o curso de biología. Sirvió para demostrar que, en las condiciones físico-químicas de la Tierra primitiva, se pueden generar moléculas orgánicas a partir de partículas inorgánicas. Miller recreó las las condiciones que se daban en esa etapa temprana del planeta en un circuito de tuberías y matraces: agua hirviendo, descargas eléctricas y zona de condensación. Después de dejar esta sopa al fuego durante varios días encontró que espontáneamente se habían sintetizado aminoácidos, las piezas básicas de las que están hechas las proteínas.
El hallazgo supuso una revolución científica y mediática, según nos contó el profesor Lazcano, amigo personal de Miller. En su ponencia expuso lo que supuso este experimento para el autor y para la incipiente ciencia del origen de la vida. “Fue una revolución, no se esperaban esos resultados, tanto que hasta tuvo algún problema para publicarlo. MIller era muy joven, pero al final lo consiguió, adelantándose a otros equipos que estaban trabajando en lo mismo”.
Lazcano relató cómo MIller le mostró el lugar del laboratorio donde se realizó el experimento. “Hablamos del experimento y me dijo ¿sabes que aun conservo las muestras originales que extraje del experimento de los 50?. Y ¡quiero regalártelas!”. Lazcano se hizo así con un tesoro de la ciencia del siglo XX. Las pasó a escondidas de los Estados Unidos de América a México, lo que le permitió realizar nuevos estudios que confirmaron la presencia de las los aminoácidos pero además de otras moléculas orgánicas que, en su momento, por las limitaciones de la tecnología del momento, no se detectaron.
El origen de la vida
Varios autores defienden que la vida es única e irrepetible, que se generó en nuestro planeta y que no existe en ningún otro lugar. Esta teoría exclusivista ha ido perdiendo seguidores a la misma velocidad que los astrónomos han ido encontrando exoplanetas que orbitan, fuera de nuestro sistema solar, en regiones compatiblescompatible con la vida; aquellas en la que el agua puede estar en estado líquido, condición necesaria para que esta sea posible. Lazcano piensa que la vida es un proceso normal, ligado a la evolución del Universo. “Creemos que la vida surge en la Tierra como un proceso de evolución pero, es cierto que esto solo no basta para demostrar que hay vida en otros planetas”.
Pero que se den los ingredientes as condiciones necesariosnecesarias no basta para que surja la vida; se requieren otras condiciones, por lo que no necesariamente habría vida en todos los exoplanetas que reúnan las condiciones mínimas. “La vida requiere de condicionantes: planeta, rango de temperatura, elementos químicos… y esto no necesariamente tiene que estar presente en todo el universo, la vida es un resultado obvio de la evolución del universo pero no es el único camino”.
Hace unas décadas se puso de moda una teoría que proponía que la vida llegó desde el exterior, que la Tierra fue “contaminada” de vida. Quizás, se postulaba, la vida vino a bordo de asteroides o cometas que llegaron a nuestro planeta. Sin embargo poco aporta esta idea a la discusión sobre el origen de la vida, puesto que la Panspermia, que es como se conoce a esta teoría, lo único que hace es trasladar el problema fuera de la Tierra. “Esta teoría sólo traslada el problema a otra parte, sin explicar cómo se originó la vida, en una especie de ping pong cósmico que no resuelve nada”.
Y si existiera vida en otro lugar del universo ¿serían parecida a la que conocemos en la Tierra? No tiene por qué. Aunque parece que la vida siempre se sustenta sobre las mismas bases químicas, distintas condiciones pueden determinar grandes diferencias. “Basta ver las diferencias entre un musgo y un ornitorrinco para entender la variabilidad de la vida”.
¿Puede existir vida en nuestro barrio?
No resistimos la tentación de preguntarle al profesor sobre la posibilidad de que exista vida en nuestras proximidades, en Marte, Titán, o Ío. Planetas que concentran las esperanzas de los científicos más optimistas. Sin embargo Lazcano no es tan optimista. “Me gustaría estar equivocado, pero creo que no hay vida en el Sistema Solar. Ni siquiera en Marte creo que haya podido surgir la vida en algún momento, creo que somos la única forma de vida que hay y que hubo en el Sistema Solar”.
AUTOR Juanjo Martín
ILUSTRACIÓN CARLA GARRIDO
Archivado en: Revista HipótesisEtiquetas: Número 13, Artículo, Ciencia y Sociedad, , Universidad de La Laguna
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jjmartin@fg.ull.es