Se asocia a la Casa Winter con la Alemania Nazi  desde hace ya muchos años, generando cierto misterio. Pero pese al esfuerzo de investigadores y periodistas sigue sin aclararse realmente lo que haya podido suceder.

Gustav Winter, un ingeniero considerado miembro de la lista negra del espionaje alemán que elaboró Inglaterra en 1945,  mandó a construir esta villa a finales de los años cuarenta con el propósito de veranear junto a su familia y así poder desconectar. Pero lo cierto es que su familia jamás pisó ni siquiera la isla. La casa está ubicada en la playa de Cofete, Fuerteventura y la ruta para llegar no es nada sencilla, ya que se deben cruzar caminos de tierra estrechos, asfaltados y rodear  acantilados y barrancos de gran altura. Antiguamente el método tradicional para llegar hacia esa zona era en camello o a pie, ahora se puede realizar el trayecto en coche, pero aun así sigue siendo peligroso.

Ahora bien, si su familia no llegó a ir nunca, ¿por qué la mandó a construir realmente? Existen varias teorías, pero la más relevante y la que más intriga causa es la que relaciona una pequeña isla aislada con los intereses militares de la Alemania de Hitler. Esta versión asegura que la casa fue construída durante la Segunda Guerra Mundial con el consentimiento del dictador español Francisco Franco y que las obras fueron subvencionadas por Herman GÖring, el segundo al mando del tercer Reich alemán después de Adolf Hitler. Al estar situada encima de unas grutas naturales sumergidas que llegan hasta el mar, especulan que los submarinos alemanes las utilizaban para poder llegar hasta la casa y abastecerse de alimentos y combustible. Los relatos además destacan que este chalet era un lugar donde los soldados podían descansar y aliviar las tensiones de la guerra, organizando festines en los que no faltaba el alcohol, la música ni las prostitutas., todo esto observando al gran retrato de Hitler en el salón. 

En la mansión siempre han existido elementos poco comunes como signos de balas en la fachada exterior, una vieja vagoneta Krupp, emisoras, restos de torpedos y material químico y sanitario. Existe el testimonio, transmitido por el investigador Juan Pedro Martín Luzardo, de un expiloto británico de la RAF que aseguraba haber derribado sobre Cofete un avión alemán durante la segunda guerra mundial. Si analizamos todos los datos, el aislamiento del lugar, la fácil adquisición de materiales sanitarios, la aparente protección del régimen franquista  y la frecuencia de militares españoles, ha llevado a la posible teoría de que incluso la Villa Winter hubiera podido ser el último refugio de Adolf Hitler y su esposa. 

La propia familia Winter ha salido a desmentir estos hechos varias veces, y no solo a la prensa sino que han realizado documentos oficiales para así poder desmantelar todo vínculo Nazi.  Los Winter Althaus saben que cuando una leyenda está tan extendida es inutil usar argumentos en su contra. La familia ha colgado en internet cartas, presupuestos, contratos, informes periódicos sobre los trabajos, planos y fotografías para intentar desmentir todas estas leyendas.

Actualmente residen en la villa Pedro Fumero y su tío Agustín, su familia lleva ligada a esta residencia más de 70 años, se encuentran a la espera de juicio por desahucio por parte de los propios propietarios. El primero en trabajar en ella fue el abuelo de Pedro, Rafael Matos quien dedicó toda su vida al cuidado de la casa junto a sus familiares. Funero lucha diariamente para que se conozca la historia y que puedan declarar el chalet como museo. Este asegura de que su principal intención es que hagan de la villa un museo, con esto podría asegurar de que todas las pertenencias puedan mantenerse y para que puedan hallar la solución a todas las especulaciones.

Los comentarios de las personas que habitaban en Cofete en aquel entonces en los artículos relacionados con el Ingeniero y la Villa Winter ,cuentan que todas las acusaciones son falsas, ya que según ellos Gustav Winter era un hombre ejemplar y que solo buscaba el progreso de la Isla de Fuerteventura. Cierto es que también hay algunos que están a favor de las especulaciones .

Autora: Lía Yunaisy Marcelli.