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Anólidos urbanos dominicanos y el riesgo de la seducción

8 de marzo de 2023 – 00:00 GMT+0000
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La isla Española, también conocida como Hispaniola o Isla de Santo Domingo, se localiza en la región noroccidental del Caribe insular, formando parte de las Antillas Mayores. Ocupando el sector centro-oriental de la isla y compartiendo frontera con Haití, se encuentra la República Dominicana, que destaca por su fauna y flora dentro de la ya de por sí biodiversa región antillana. El número de especies exclusivas que alberga el país es especialmente elevado en anfibios y reptiles, con más del 96% y 90% de endemismos respectivamente. 

Entre los componentes más representativos de la fauna terrestre de República Dominicana se encuentran un amplio grupo de lagartos escamosos americanos, que comprende a Anolis y otros géneros afines, con más de 400 especies pertenecientes a la familia de los dactiloidos (Dactyloidae). Se trata de animales populares y bien conocidos por los expertos en Ecología y Biología Evolutiva, en su mayoría de pequeño tamaño y de vistosos colores que pueden cambiar en función de sus estados de ánimo, la temperatura o para mimetizarse con el entorno y a los que se refieren como “falsos camaleones”.


En Santo Domingo, capital de la República Dominicana, podemos observar fácilmente algunas especies endémicas en sus parques y jardines. Una de ellas es el Anolis distichus, conocida como anolis de la corteza ya que vive en los árboles alimentándose de insectos. Su coloración varía desde el gris al marrón o al verde, dependiendo de la población.


Otras especies de la Hispaniola son los conocidos como “anolis verdes” en donde se incluye a A. chlorocyanus y A. cyanostictus. En 2020 Gabot-Rodríguez et al. aportaron evidencias morfológicas y genéticas de la hibridación entre estas dos especies endémicas de la isla, de manera que hay individuos que muestran características de ambas especies, mientras que otros que exhiben el fenotipo de una de las especies, pero con coincidencias a nivel genético con la otra. Esto hace que la identificación morfológica resulte poco fiable. Por otra parte, las diferencias encontradas por Köhler y Hedges en 2020 entre las poblaciones de A. chlorocyanus que habitan las regiones este y oeste de la isla, justifican que esta especie quede relegada a Haití, mientras que en República Dominicana pase a denominarse A. callainus



Audantia hispaniolae es otro endemismo insular que encontramos en las zonas verdes de la ciudad y que se deja fotografiar con relativa facilidad. Considerada inicialmente como una subespecie de Anolis cybotes, la especie fue reconocida como un taxón diferente en 2019.

Los anólidos macho poseen una extensión de piel desplegable bajo la barbilla, vivamente coloreada en muchas especies y conocida como saco gular o papada. Este atributo les permite comunicaerse con otros individuos de la especie y atraer al sexo opuesto; no obstante, el vistoso distintivo no sólo atrae a las hembras y fotógrafos de naturaleza, sino también a sus depredarores habituales. En este sentido resultan interesantes las investigaciones llevadas a cabo en 2020 por Lindsey Swierk, con Anolis aquaticus y que parecen indicar que una coloración más llamativa de la papada se traduce en una probabilidad mayor de ser depredados.

Por otra parte, el tamaño de la papada también parece ser relevante para la selección sexual y se ha relacionado con la fuerza de la mordida y la habilidad para la lucha; se ha visto que el tamaño varía con los cambios estacionales, pudiendo ser dependiente de los niveles de testosterona y la frecuencia con que la papada es exhibida.  

Todo esto nos lleva a la siguiente pregunta: si los machos con colores más llamativos tienen mayor probabilidad de ser depredados, ¿por qué son preferidos por las hembras? Esto resulta algo paradójico en primera aproximación si tenemos en cuenta que al ser seleccionados por las hembras para la reproducción, la descendencia heredaría una característica nefasta que los sobreexpone a los depredadores, disminuyendo sus posibilidades de sobrevivir.

No obstante, parece razonable argumentar que aquellos machos provistos de papadas más llamativas sobrevivirán a la depredación para poder reproducirse, sólo si paralelamente han mejorado sus habilidades de supervivencia, por ejemplo, a través de un mejor camuflaje que les resulte útil con la papada plegada, una mayor rapidez para escapar corriendo y saltando o quizá un carácter más desconfiado y esquivo. Quizá la presión de selección ejercida por los depredadores obligue a los machos más conspicuos a una mejora continua en sus estrategias de supervivencia, en una carrera armamentística evolutiva. Un macho vistoso, que alardea de una distintiva papada, podría ser en realidad un candidato ideal para la reproducción, con mayor capacidad para gestionar el riesgo y evitar más eficientemente a sus enemigos naturales. Estos machos, cuyo objetivo no es otro que el de contribuir todo lo posible al acervo genético de la especie, serían los individuos ideales para transmitir a la descendencia aquellas características que aumenten sus posibilidades de supervivencia.  





Anolis distichus fotografiado en el Jardín Botánico Nacional Dr. Rafael María Moscoso (Santo Domingo).

Tal como se aprecia en las fotografías, entre los machos se Anolis distichus se observó variablidad en cuanto a la extensión de la zona de color rojo del saco gular; partiendo de las conclusiones del estudio de Swierk y colaboradores, podríamos adimitr que los individuos con papadas más rojas estarían más expuestos a sus depredadores dado que sería detectados más fácilmente.

Curiosamente y en consonancia con la hipótesis planteada, los machos de Audantia hispaniolae, provistos de papadas menos vistosas, se mostraron mucho más confiados a la hora de ser fotografiados que aquellos otros de Anolis distichus que exhibían colores llamativos. 

AUTOR Carlos José Boluda

 


Archivado en: Revista Hipótesis
Etiquetas: , Artículo, Ciencia y Sociedad,, Universidad de La Laguna, Numero 17,

Carlos José Boluda
Profesor de Biología y Geología

IES Alonso Pérez Díaz.  La Palma