20 de enero de 2023 – 00:00 GMT+0000Compartir
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En esta ocasión les quiero hablar de uno de los misterios que más yuyu da. Un recurso inagotable para guiones de películas y cuentos de campamento; historias que han calado tanto en nuestra sociedad que ahora producen la misma cantidad de rechazo que de atracción: las casas encantadas.
Este tipo de morada misteriosa aglutina, a su vez, un gran número de ingredientes esotéricos como los fantasmas o las psicofonías, pero, para no aburrirles con detalles, hablaremos en esta ocasión de estas viviendas que parecen estar ocupadas por seres del más allá.
El romanticismo del siglo XIX creó el concepto de casa encantada y el cine del siglo XX lo popularizó. Curiosamente hay diferencias entre este tipo de fenómenos dependiendo del continente donde esté la edificación ocupada. Si bien en Estados Unidos de América las casas poseídas son recientes y en muchas ocasiones afecta solo a alguna habitación de hotel, en Europa los fantasmas parecen preferir estancias más clásicas como castillos o palacios. Aparte de esto, en ambos lugares los inquilinos parecen que son los mismos, fantasmas. Se entiende por fantasma aquel espíritu que pertenecía a una persona y que, al morir, quedó atrapado en esta estancia.
Aquí tenemos el primer problema, pues supuestamente no se quedan en este mundo todos los fantasmas, permanecen solo aquellos que sufrieron un trauma importante, casi siempre relacionados con asesinatos o suicidios. Según la abundante literatura que hay sobre esto, suelen ser estos personajes los que más apego suelen tener por estas casas. Pero en este punto comienzan las preguntas. Si en una casa hay dos asesinatos en dos épocas diferentes ¿quién se queda? o ¿por qué no tenemos noticias de fantasmas neandertales?
Si los fantasmas no se manifestaran no sabríamos de ellos. En las casas encantadas, según los investigadores e investigadoras en este campo, se producen fenómenos que se pueden percibir por nuestros sentidos como movimientos de objetos, cambios de temperatura, ruidos extraños e incluso emanación de olores. Como en el resto del universo misterioso, los fenómenos que supuestamente se producen en estas casas solo los conocemos a través de los testimonios de los testigos; una vez más, no existen pruebas sólidas más allá de vídeos de lámparas moviéndose o sombras desenfocadas.
Ese miedo ancestral a los muertos ha llegado hasta nuestros días en forma de creencias que damos por ciertas, sin que pasen por el más mínimo filtro intelectual. Pero tranquilos, para eso está esta sección. En primer lugar, damos por hecho que las personas tienen un alma, que es como una copia etérea de nosotros mismos que al morir se desprende de nuestro cuerpo físico. Ese alma es el YO, donde están nuestros pensamientos recuerdos o modo de ser. Sin embargo, esa capa corporal nunca se ha observado, ni es necesaria para explicar todos los procesos que ocurren en nuestro cuerpo. El concepto del alma data de los albores de los tiempos, cuando nuestros ancestros, lor primeros homínidos tuvieron noción de la muerte y realizaron cultos a los difuntos. El alma es más un consuelo de los vivos que una característica de los difuntos, pues soporta la esperanza de la vida eterna, aspecto que las religiones han amortizado hasta la saciedad.
También damos por cierto que el alma de las personas que han sufrido sucesos traumáticos se queda adherida a las paredes del lugar; que un doble asesinato impregna las paredes de una habitación como el moho y que pueden rebrotar como una mancha de humedad. Pero lo más curioso son los fenómenos físicos que se dicen observar en estas casas. Muebles que se mueven, corrientes de aire, puertas que se cierran, objetos que salen disparados por la sala, etc. ¿Y qué hay de las sábanas y de lo de arrastrar cadenas?, ¿acaso hay modas entre los fantasmas como las hay entre los vivos?
Me llama la atención que la única manera de manifestarse que tienen los fantasmas sea tirando objetos y moviendo lámparas. ¿Cómo puede un ser etéreo interactuar con la materia física?, ¿por qué nunca se han manifestado en ambientes de laboratorio durante un experimento? Esto es lo que intentó la denominada Parapsicología durante mucho tiempo, añadiendo tecnología a las observaciones. Pero llenar una casa de aparatos no hace una investigación más rigurosa y fiable; es el método lo que distingue a la ciencia y no los cacharros que utilices. De esta manera, en la década de los 70 y 80, los investigadores e investigadoras de los misterios ocuparon las supuestas casas encantadas con cámaras infrarrojas, grabadoras, cámaras de vídeo, estaciones meteorológicas y hasta trampas láser. Pero los resultados fueron los mismos.
Las psicofonías y los sonidos del más allá
De estas pesquisas paranormales salieron las famosas grabaciones de fantasmas o psicofonías. Supuestamente las psicofonías son grabaciones de voces del más allá. Todas las psicofonías, como buenos ingredientes de los misterios, se escuchan con dificultad. En la gran mayoría de las supuestas grabaciones solo entendemos lo que dice la voz de ultratumba cuando previamente nos dicen la frase que pronuncia. De esta manera, completamente sugestionados, escuchamos perfectamente la voz del “más allá”. Lo curioso de estas grabaciones es que las personas que están junto a la grabadora no oyen nada, y solo escuchan el mensaje cuando reproducen la grabación. ¿Cómo es posible que una grabadora grabe un sonido que nosotros no oímos? Las grabadoras registran sonidos, los audibles y los que no, pero lo que es seguro es que si graba un sonido fuera de nuestro rango auditivo cuando reproducimos la grabación tampoco lo escucharemos. La grabadora y el micrófono no convierten unas frecuencias inaudibles en audibles, solo graban. La primera explicación que le dieron a esto es que los fantasmas manipulaban la cinta magnetofónica directamente, sin pasar por el micro, pero la llegada de las grabaciones digitales les arrebató de esta explicación. Y otro dato curioso. En este preciso momento, miles de emisoras de radio y televisión están grabando programas o emitiendo en directo, además de los otros miles de podcast. Cientos de miles de micrófonos y grabadoras a disposición del más allá ¿has escuchado algo?
Según los estudios realizados por Carl Haub, un experto en demografía del Population Reference Bureau, en la actualidad viven en la Tierra sólo un 7% de todos los humanos que alguna vez poblaron el planeta. El demógrafo calcula que en nuestra corta historia han muerto unos 109.000 millones de personas. Eso quiere decir que casi habrían unos 14 espíritus por cada persona viva ahora. ¿Te imaginas que todos quisieran comunicarse con nosotros?
AUTORA Guillermina O. JJMS
ILUSTRACIÓN CARLA GARRIDO
Archivado en: Revista HipótesisEtiquetas: Numero 14, Artículo, Ciencia y Sociedad, Universidad de La Laguna