Skip to main content

En la caja fuerte de este banco hay microalgas

viernes 30 de noviembre de 2018 – 00:00 GMT+0000
Compartir

 

¿Qué es lo más pequeño que podemos ver? Si dejamos a un lado lupas o microscopios nuestro ojo puede observar objetos realmente pequeños. Una persona con una capacidad visual normal puede distinguir detalles de medio milímetro o incluso un cuarto de milímetro. Con algo más de esfuerzo podemos llegar a ver un cristal de azúcar o un pequeño grano de arena. Sin embargo, esto que nos parece tan pequeño y que nos obliga a forzar la vista hasta su límite de resolución, son auténticos gigantes si los comparamos con nuestras protagonistas, las reinas del mar, las microalgas.

Ya su nombre nos advierte de que son muy pequeñas; de hecho, microscópicas; hasta el punto de que para poder apreciar una microalga deberíamos poder ver con una suerte de súper visión mil veces más potente que la de un ojo humano normal. No, nadie las ha visto sin la ayuda de un microscopio. Las microalgas son organismos unicelulares que realizan la fotosíntesis, es decir, que como las plantas usan y necesitan la luz del Sol para vivir. Son de hecho micro paneles fotovoltaicos, del tamaño de una célula, hasta cuatro veces más eficientes en la captación y utilización de la radiación solar que las que, hasta el momento, hemos construido los humanos.

Las microalgas se hacen visibles sólo cuando agrupadas, forman grandes colonias. Esto ocurre cuando las condiciones del medio en el que se desarrollan son tan buenas que les permiten reproducirse a un gran ritmo. Es entonces cuando las microalgas se perciben como manchas de colores sobre la superficie del mar, manchas que surcar los mares o se quedan una temporada preocupando a los bañistas en las playas. Durante el verano de 2017 en la aguas de Canarias no se habló de otra cosa. Su aparición  sorprendió a muchos y sirvió para que muchos tuvieran noticias de ellas por primera vez aunque su aparición, por las razones antes expuestas, era un fenómeno bien conocido y perfectamente estudiado.

Existe un lugar donde estos seres son mimados, estudiados con pasión y guardados con esmero: el Banco Español de Algas (BEA). Aunque el término sugiere temas monetarios, en esta institución no custodian el dinero; lo que guardan con celo es algo que tiene también mucho valor: más de 1.600 tipos diferentes de microalgas. Situado en el Muelle de Taliarte, en Gran Canaria,  auspiciado por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, el BEA se gestó en los años 80 en la cabeza del Dr. Guillermo García, que por aquel entonces trabajaba en el grupo de Algología Aplicada de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. El proyecto se hizo realidad oficialmente el 15 de septiembre de 2011, fecha en la que se inauguró el BEA que hasta entonces venía operando con el nombre de Banco Nacional de Algas.

Las microalgas, precisamente por el valor que tienen, son guardadas y preservada (atesoradas) en sus bancos particulares: son un tesoro que hay que proteger y estudiar. De ahí que el BEA tenga sus propios fondos y guarde y conserve, como si de objetos preciosos se tratara, cientos de muestras muchas de las cuales son únicas de las islas de la Macaronesia. El BEA se ocupa de aislar, identificar, caracterizar, conservar y suministrar microalgas pero también otras especies de relacionadas. Además de estas funciones, las clásicas de toda colección de microorganismos, el BEA contribuye al desarrollo de un sector industrial basado en su cultivo y aplicaciones. 

Las microalgas están presentes allí donde quiera que haya agua y luz y constituyen por el alimento primario del otros seres vivos de mayor tamaño. Podemos decir que son la base de la cadena trófica al ser las primeras sintetizadoras de materia orgánica. Pero las microalgas son mucho más que un alimento para los peces; tienen también un gran potencial biotecnológico, cona aplicaciones que van desde el tratamiento de aguas residuales a la síntesis de colorantes, medicamentos, biocombustibles, fertilizantes e incluso como alimento para los seres humanos.

Actualmente el BEA trabaja en numerosos proyectos, tan ambiciosos como variopintos. Desde conocer las que habitan las aguas del volcán submarino de la Restinga (El Hierro) hasta estudiar la posible utilidad de algunas de ellas como biorreactores químicos capaces de depurar aguas residuales o de sintetizar alternativas biodegradables a los tóxicos tintes sintéticos. En Taliarte se intenta hacer de las microalgas y sus aplicaciones oportunidades de negocio. Muchas empresas de biotecnología tienen en las islas y en el BEA una ocasión de desarrollo en este campo. Nuestro clima y nuesto mar crean condiciones iodeales para un cultivo que puede ser uno de los llamados a ser una fuente importante de alimento en el futuro. 

¿Tienes microalgas?

Sí. El BEA vende microalgas y presta divesos servicios. ¿Que necesitas? 

Busco una micoralga resistente a condiciones extremas y conocer su secuencia genética.

En la web del BEA (http://marinebiotechnology.org/es/) puedes encontrar nuestra oferta. Te la podemos enviar por correo y la secuencia a tu cuenta de correo electrónico. Puedes pagar con tarjeta de crédito. En el plazo máximo de 10 días la recibirás en la dirección que nos indiques.

REDACCIÓN JUANJO MARTÍN
ILUSTRACIÓN UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA


Archivado en: Revista Hipótesis
Etiquetas: Número 1, Artículo, Energía, Biodiversidad y Medio Ambiente, Juanjo Martín, General