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Aprender a leer en un segundo idioma implica varios procesos cognitivos, entre ellos la familiarización con los nuevos patrones ortográficos, las letras, así como con las nuevas palabras. El aprendizaje ortográfico, el proceso de formar representaciones mentales de patrones de escritura, es crucial para lograr una lectura fluida e implica la formación de representaciones léxicas duraderas a través de la exposición repetida a las palabras.
Cuando los lectores nativos encuentran palabras desconocidas, disponer de reglas de transformación grafema (letras) – fonema (sonido) permite obtener el sonido de la palabra, poder pronunciarla y a la vez ir adquiriendo de forma repetida información ortográfica-visual de la misma. Además, el sonido de la palabra permite saber su significado, ya que antes de aprender a leer tenemos ya un vocabulario auditivo amplio. Con el tiempo se irá abandonando este procedimiento costoso de transformaciones fonológicas, para almacenar una representación visual en nuestra memoria a largo plazo que nos habilitará para leer sin fonología. Nuestros trabajos en español y chino, así como otros trabajos en neerlandés, francés e inglés, confirman que una exposición repetida a palabras nuevas lleva a la creación de representaciones léxicas visuales duraderas.
Prueba de ello es la reducción del efecto de longitud (diferencia en los tiempos de lectura de palabras largas y cortas) y del efecto de lexicalidad (diferencias entre palabras nuevas -inventadas- y familiares). Cuando se puede acceder directamente desde la palabra escrita a esa representación visual recién creada, todas las letras se identifican en paralelo y desaparecen las diferencias entre palabras largas y cortas, así como aquellas entre palabras conocidas y nuevas, ya que ambas son identificadas sin transformación fonológica.
Un factor que afecta notablemente al aprendizaje de las lenguas es su transparencia. Las ortografías transparentes, como la del español, muestran una correspondencia consistente entre letras y sonidos, promoviendo el procesamiento subléxico: cada grafema puede traducirse de manera fiable a un solo fonema en la mayoría de los casos. En contraste, en las ortografías opacas, como el chino, leer una palabra se parece más a nombrar un dibujo. En una posición intermedia estaría el inglés que, siendo un idioma alfabético, muestra un cierto grado de irregularidad en la relación entre grafemas y fonemas.
Los aprendices chinos de un segundo idioma (L2) transitan entre la influencia de su lengua materna (L1), muy opaca, y las características de la L2, que en el caso del inglés es más transparente y en el del español aún más. Nuestras investigaciones muestran que la L1 influye sobre la lectura en la L2 y que esta influencia disminuye a medida que mejora la competencia en la L2; lo que resulta un indicador claro de un cambio hacia estrategias de lectura específicas de la L2. Pero para los hablantes y lectores principiantes chinos la lectura se convierte en un infierno alfabético donde tienen que ir uno a uno reconociendo cada letra y traduciéndola a su sonido. De hecho, mientras que en los lectores españoles disminuye el efecto de longitud cuando leen en inglés, a medida que son expuestos a la lectura de la misma palabra nueva, los lectores chinos aumentan este efecto cuanto más se repite la palabra nueva. Es como si a medida que ven más veces la palabra empiezan a ser conscientes de que deben hacer traducción grafema-fonema para no equivocarse y cada vez tardan más en leer la palabra. Además, las activaciones cerebrales durante la lectura difieren entre chinos y españoles al principio de las repeticiones y también en el momento final.
Representación cerebral de una palabra nueva cuando se ve por primera vez (mapas de voltaje y curvas de amplitud evento-relacionadas a la izquierda) y después de haber sido leída durante 6 veces (mapas y curvas de la derecha). Los lectores españoles (arriba) muestran importantes diferencias con los lectores chinos de la misma palabra en inglés (abajo). Estas diferencias se manifiestan muy pronto, a los 100-200 milisegundos de presentación del estímulo, cuando el componente atencional está operando. Probablemente las estrategias de ambos para fijar la atención y extraer los patrones ortográficos relevantes de las letras son distintas.
Para los aprendices de la L2, comprender el proceso de aprendizaje ortográfico es esencial para la adquisición efectiva de vocabulario y la fluidez lectora. Para un lector español es más fácil leer palabras inglesas que para un lector chino, ya que ambos son idiomas alfabéticos que permiten, hasta cierto punto, aplicar la conversión grafema-fonema.
En el caso de los hablantes chinos, la instrucción sistemática de las reglas fonológicas es fundamental en la enseñanza de la lectura, con el objetivo de descifrar la relación entre grafemas y fonemas en sistemas de escritura alfabética. Al enseñar estas correspondencias, los aprendices de la L2 adquieren las habilidades fundamentales necesarias para decodificar palabras y acceder a sus significados. La esencia de la fonética sistemática radica en su eficiencia para decodificar la mayoría de las palabras en un idioma, utilizando un conjunto relativamente pequeño de reglas de transformación grafema-fonema. A diferencia de los enfoques centrados en memorizar palabras individuales globalmente que lógicamente se utilizan en idiomas logográficos (aquellos con sistemas de escritura en los que cada símbolo representa una palabra o un morfema, en lugar de un sonido individual, como ocurre en los idiomas alfabéticos), la posibilidad de conversión letra a letra proporciona a los aprendices representaciones basadas en el sonido, facilitando el acceso a los significados de las palabras.
La investigación respalda ampliamente la eficacia de la enseñanza sistemática de las reglas fonológicas. El National Reading Panel de Estados Unidos (grupo de expertos investigadores responsables de evaluar y mejorar los métodos de enseñanza de la lectura) señala el impacto positivo de la instrucción fonológica, especialmente cuando se inicia temprano en la enseñanza de la L2. Pero persisten desafíos en su implementación y evaluación. Las variaciones en las estrategias de enseñanza de la lectura entre los idiomas contribuyen a discrepancias en los niveles de logro, destacando la necesidad de enfoques estandarizados y medidas políticas responsables. En todo caso, el aprendizaje fonológico de una segunda lengua alfabética como el inglés, y aún más el español, se presenta como un componente fundamental para fomentar habilidades de alfabetización sólidas entre los aprendices de la L2, sobre todo, si su primera lengua es logográfica, como ocurre con el chino escrito.
Autores: Fu Yang y Alberto Domínguez. Instituto Universitario de Neurociencia. Universidad de La Laguna.
Archivado en: Revista HipótesisEtiquetas:Número 17, Artículo, Biomedicina y Salud, Hipótesis, Universidad de La Laguna IUNE
Psicología Cognitiva, Social y Organizacional
adomin@ull.es
Catedrático de Psicología Básica, realizó su tesis doctoral bajo la dirección de Manuel de Vega y Fernando Cuetos iniciando sus investigaciones en el campo de la Psicolingüística. Ha estudiado el papel de las unidades preléxicas en el reconocimiento visual de palabras, la generación de nuevas representaciones de palabras en la memoria, los efectos de acomodación en el aprendizaje de una segunda lengua o los efectos de la estimulación cerebral sobre la recuperación del habla en pacientes afásicos. Utiliza metodologías que van desde el uso de los tiempos de reacción y las medidas electrofisiológicas del EEG al estudio de pacientes afásicos. Ha participado como Investigador principal en cinco proyectos obtenidos en convocatorias competitivas y ha dirigido siete tesis doctorales. Ha formado parte del panel de evaluadores de la Comisión Nacional del Ministerio de Ciencia e Innovación. Ha sido secretario de la Sociedad Española de Psicología Experimental y Vicedecano de la Facultad de Psicología de la ULL. Es coeditor de la «Revista de Logopedia, Foniatría y Audiología» y pertenece al Comité Editorial de «Psicológica», Psicothema (hasta 2023) y de la «Revista Electrónica de Metodología Aplicada». Actualmente es el director del IUNE – Instituto Universitario de Neurociencia de la Universidad de La Laguna.