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miércoles 23 de diciembre de 2020 – 00:00 GMT+0000       

 

La Ciencia moderna es multidisciplinar, no es estanca y rígida, se parece más a un líquido de sabiduría que fluye entre disciplinas diferentes empapando y a la vez absorbiendo lo mejor de cada una. Eso es lo que hace la Arqueoastronomía, toma lo mejor de la Arqueología y la Astronomía para dar respuesta a misterios que ambas por separado no podrían resolver. Esta alianza entre las ciencias naturales y las sociales ha dado frutos maravillosos, llevando luz a algunas sombras de la historia. Y esto lo logran gracias a que el mundo de los astros era muy importante para nuestros antepasados, prácticamente todas las antiguas civilizaciones le daban mucha relevancia a la posición de las estrellas en el cielo, tanto que condicionaban su vida. Es el caso de los antiguos pobladores de las Islas Canarias.

Uno de los mayores expertos en Arqueastronomía del país es el Dr. Juan Antonio Belmonte. Nuestro invitado, profesor de investigación en el Instituto de Astrofísica de Canarias, comenzó estudiando la física estelar y buscando planetas extrasolares, pero poco a poco su pasión por la historia hizo que, al mismo tiempo que buscaba planetas aprendiera el lenguaje jeroglífico egipcio. Su pasión y capacidad para aprender todo lo relativo a las culturas antiguas lo ha convertido en una autoridad internacional en este campo que quiere explicar la historia mirando a las estrellas.

Hoy, en una jornada fría y húmeda, hemos quedado con Juan Antonio en el Instituto de Astrofísica de Canarias porque queremos saber cómo de trascendente era el cielo y sus astros  para los antiguos pobladores de las islas.

 

 La astronomía tiene varias cualidades que la hacen especialmente interesante desde el punto de vista cultural. Una es su capacidad para orientarse en el tiempo y en el espacio, es decir, permite orientarte en el tiempo, crear un calendario tanto profano como religioso para controlar las actividades económicas, y a su vez, las grandes fiestas. A nivel de orientación en el espacio, aunque quizás en el ámbito canario no es tan importante al ser espacio muy limitado, fue fundamental para la navegación, por ejemplo para las grandes caravanas que cruzaban el desierto de Arabia o el desierto del Sahara. Para estos viajeros el control del cielo era absolutamente necesario. La astronomía también responde a las preguntas básicas, con lo que implica que tiene una relación muy estrecha con la metafísica en el sentido más amplio.  En Canarias podemos restringirlo a la religión; sabemos que las divinidades principales de los aborígenes canarios eran divinidades astrales: el Sol, la Luna, los planetas e incluso alguna que otra estrella. Por tanto esa relación es intrínseca y eso permite que los estudios de arqueoastronomía, es decir, el estudio sobre el terreno de los restos arqueológicos para tratar de entender esa relación con el cielo, sea tan importante. También hay un tercer aspecto, es el refuerzo del patrimonio. La valorización de la Astronomía obliga a la realización de ciertos elementos artísticos, arquitectónicos o simbólicos que refuerzan el patrimonio de una cultura.  El ejemplo más claro lo tenemos en la reciente declaración de Patrimonio Mundial de la Humanidad de casi un 15 % de la superficie de la isla de Gran Canaria, el  paisaje cultural de Risco Caído y Montañas sagradas, donde el celaje es un componente que forma parte del paisaje, es decir, las cosas que ocurren en el cielo ha sido una parte muy importante de los objetivos de la nominación y por tanto  básico para conseguir la nominación por la UNESCO.

 

Justo en estos momentos está en maquetación una otra escrita con Nona Perera, Directora General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias, que en parte, responde a esa pregunta. Llevamos muchos años trabajando juntos y estamos a punto de sacar un libro que se llamará “La escritura del pueblo majo”. Ahí explicamos por qué Fuerteventura y Lanzarote fueron claves para el poblamiento de Canarias. Juntos abordamos varios temas como las escrituras antiguas durante el poblamiento y analizamos parte de los trabajos genéticos del grupo de Rosa Fregel de la Universidad de La Laguna. También estudiamos las dataciones por carbono-14. El calendario de las poblaciones aborígenes de las islas orientales (Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote) es romano, que a partir de la reforma Juliana, es un calendario solar puro. Por tanto, ahí tenemos una forma de ver de dónde podrían proceder las poblaciones aborígenes, cuál había sido la  interacción con Roma. Eso lo sabemos analizando algunos factores como el uso del equinoccio. Las crónicas nos dicen que usaban el equinoccio de primavera para empezar a contar su año; un hecho muy singular. Hemos rastreado el norte de África para averiguar qué uso se hacía del equinoccio para tratar de interpretar en qué tiempos o en qué momento esa población pudo adquirir ese conocimiento y luego llevarlo al archipiélago. Nos hemos percatado de que es muy relevante el concepto de equinoccio en las poblaciones númidas, las que fundaron el reino de Numidia, por tanto podría existir una conexión cultural entre esas y las del archipiélago. Ese concepto lo pudieron importar de Cartago o Roma, lo que nos sitúa en un ámbito temporal cercano al cambio de la era.

 

En “El cielo de los magos” analizamos las tradiciones culturales de pueblos de raigambre Amazic, en el norte de África. En particular de zonas del norte de Argelia y los Tuareg. Es curioso, porque estas poblaciones, en la Alta Edad Media había estado en contacto con Roma, sin embargo, los aborígenes que llegan al archipiélago canario, aunque tuvieron contacto con Roma, ya que copiaron el alfabeto latino para escribir su propia lengua, no cogieron el calendario juliano, o sea,  estaban romanizados pero no tanto. Eligieron este alfabeto para nombrar sus familiares y dioses pero, sin embargo, no estaban lo suficientemente romanizados como para asumir el calendario juliano del imperio. Esto quiere decir que la Astronomía puede ofrecer claves importantes para entender el poblamiento, al mismo nivel que la genética o el carbono-14.  

 

Precisamente esas diferencias descartan un poblamiento por fases, aquella que defiende que entraron por Lanzarote y poco a poco fueron colonizando las islas hacia el Oeste. Las diferencias culturales son demasiado grandes como para que esto hubiera sido así. Yo estoy convencido de que grupos tribales distintos fueron traídos a cada isla, salvo Lanzarote y Fuerteventura que pertenecían al mismo grupo y El Hierro que aún no lo sabemos. Eran sociedades tan diferentes que tenían sustratos culturales diferentes. Tenían un barniz de cultura común pero con evoluciones muy diferentes. Por ejemplo, Gran Canaria tenía una organización protoestatal mientras que Tenerife nunca pasó de tener grupos tribales. La Astronomía se centra sobre todo en los restos arqueológicos, y depende de las islas no tiene color. El primer trabajo que hicimos fue con los podomorfos de Tindaya. En ningún otro lugar del mundo hay doscientas huellas de pies en la cumbre de una montaña con orientaciones astronómicas y en Gran Canaria los restos arqueológicos hacen innegable la relación astronómica con sus habitantes. Eso no quiere decir que le dieran más importancia al cielo que los habitantes de otras islas, sino que su cultura era más avanzada. 

 

REDACCIÓN SEBASTIÁN DELGADO DÍAZ

Archivado en: Revista Hipótesis
Etiquetas: Número 7, Entrevista, Ciencia y Sociedad, Juanjo Martín, Universidad de La Laguna