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Leyre Catalán: «Jamás tuve ningún miedo ni problema en comenzar una carrera de ingeniería»

martes 8 de enero de 2019

 

 

Era una tarde de febrero, el frío que corría por las calles de La Laguna hacía que tomar un café al resguardo se convirtiera en algo más apetecible de lo habitual. Concurrida y ruidosa, así era la cafetería que nos sirvió de lugar de encuentro para conocer mejor a una ingeniera que quiere obtener electricidad del calor de los volcanes, nos citamos con Leyre Catalán Ros. 

Cuándo llegan los cafés surge mi primera inquietud, ¿ingeniería industrial? ¿por qué? 

A mí siempre me ha gustado todo aquello que tuviera que ver con las Matemáticas, todo lo que contuviera números me llamaba la atención. Yo tenía claro que quería estudiar una ingeniería, lo que no sabía era cuál. Al final me decanté por Industrial porque engloba un poco todo y la verdad es que cada día me gusta más.

Investigando un poco sobre su trayectoria profesional observé que, aun siendo muy joven, ya había dedicado mucho tiempo a la divulgación de la Ciencia. ¿Vocación? 

Me interesa la divulgación porque creo que es importante. Además de estudiar, el paso por la universidad debe ser algo más, pienso que debes aprovechar todas las experiencias que te ofrece. Me metí en una asociación de estudiantes que trabaja en la divulgación de las energías renovables. Me ha tocado dar muchas charlas; hasta representé a Hipatia de Alejandría en el teatro. 

¡Esto sí que es dedicación! 

 La idea no fue nuestra, esto surgió de unas profesoras de la Universidad de Sevilla. Fueron a Pamplona, nos gustó la idea y quisimos participar, nos juntamos nueve profesoras, escogimos a nueve científicas de la historia y decidimos hacer una obra para los colegios en el Planetario de Pamplona. En un monólogo contamos la vida de la investigadora, luego salimos y hablamos del presente, de quienes somos, qué hemos estudiado, qué hacemos en la realidad. Por último, con los niños y niñas, abrimos un debate.

Te habrán preguntado de todo, ¿verdad? 

Ufff ¡si! Me han dicho que si vivo en el garaje de mis padres. Se sorprenden de que seamos profesoras de universidad, también me han preguntado si tengo hijos, como si fuera una rareza. Le han preguntado a una compañera si no se avergonzaban sus hijos de tener una madre profesora. 

Esto me llamó la atención, no esperaba que los más jóvenes, a esta altura de la historia, se continuaran sorprendiendo al conocer a una mujer científica. Me lo esperaría de un grupo de gente chapada a la antigua, pero de los niños no. ¿A qué crees que se debe esto?

No lo sé pero es una pena. Yo de pequeña no tenía ese concepto de que la ingeniería era para hombres, siempre me gustaron los números y jamás tuve ningún miedo ni problema en comenzar una carrera de ingeniería; en ningún momento me he sentido desplazada por el hecho de ser mujer, se nota que somos pocas chicas, pero nada más.

Mientras la escucho pienso que mucho han cambiado las cosas desde Hipatia, pero que aun nos queda mucho por hacer. Quizás ahora los científicos y científicas comparten los mismos problemas: falta de financiación, precariedad laboral, la fuga de cerebros, etc. ¿Cómo será el futuro? ¿iremos a mejor?

Lo que se ha notado que es el número de mujeres ha vuelto a bajar en los últimos años, y la verdad es que no sé por qué.

¿Y si fuera por la falta de referencias femeninas? 

No sé. No es raro ser enfermera pero sí lo es si eres ingeniera, es una pena que sea así.

Hay dos cosas que me gustan mucho: los volcanes y la ingeniería, y Leyre trabaja en ambas cosas, tenía que preguntarle por su trabajo. ¿Qué hace una ingeniera industrial sobre el volcán? No sé si cuando estudiabas en Pamplona pensabas que acabarías trabajando en el Teide. 

Para nada. Se dice que Navarra es la cuna de las renovables, desde que estás en la carrera las energías renovables están muy presentes porque hay mucha industria, eso sí, sobre todo eólica y solar. La geotérmica solo se nombra y se deja pasar.  

En Canarias tenemos muchos volcanes pero no tenemos centrales geotérmicas ¿es que no tenemos suficiente calor?  

El calor está, el problema es la tecnología. Normalmente para generar electricidad en una estación de este tipo lo que se hace es coger yacimientos de agua caliente subterráneos y hacer pasar el vapor por turbinas.

Me da que el problema es el agua…  

En Lanzarote tenemos 500 grados a 3 metros de profundidad, pero ese yacimiento se llama de “Roca caliente seca”; vamos, que no hay agua. Hay una técnica que sí permite aprovechar el calor de estos lugares, consisten-te en inyectar agua a presión y fracturar la roca, pero esto en Canarias es impensable, sería una locura. Por eso surgió este proyecto en el que trabajo con el Instituto Tecnológico y de Energías Renovables (ITER) y el Insti-tuto Volcanológico de Canarias (INVOLCAN). El potencial está, ahora hay que saber aprovecharlo.

¿Y cómo lo podemos aprovechar? 

 Con la termoelectricidad. Es cierto que por ahora el rendimiento no es bueno, también es cierto que cuando los paneles fotovoltaicos comenzaron su rendimiento también era pobre.

Se me ha quedado una palabra clavada en el cerebro: termoelectricidad. Convertir el calor en electricidad, pero ¿cómo? En ese momento Leyre saca del bolso un pequeño dispositivo del tamaño de una caja de cerillas. 

Desde que estoy aquí siempre tengo uno en el bolso, para explicarlo.

Señalándolo me explica:  

Esto un módulo termoeléctrico, lo que tiene dentro son semiconductores, en su interior suceden varios efectos eléctricos, si lo conectamos a una pila notamos que una cara se calienta y la otra se enfría.

Hace el experimento y, efectivamente. 

Esto se utiliza por ejemplo en las neveras de los hoteles, no es una tecnología nueva. Pero si lo hacemos al revés, o sea, si le damos calor y frío, el módulo va a generar electricidad, cuanto mayor sea la diferencia de temperatura entre una cara y la otra mayor será la cantidad de energía que pueda dar. Lo que queremos es aplicar esta tecnología a la geotermia, aprovechando el calor de los volcanes.

¿Y cuánta energía se podría conseguir?  

El objetivo que tenemos en Lanzarote es generar una estación de 1 KW de potencia a la hora. Es un objetivo muy ambicioso pero se podría conseguir.

Nos despedimos y volvemos al gélido ambiente invernal de La Laguna. Es curioso pensar que a unas decenas de metros bajo mis pies el calor es insoportable. La grandiosidad del volcán.

REDACCIÓN JUANJO MARTÍN

FOTOGRAFÍA LEYRE CATALÁN


Archivado en: Revista Hipótesis
Etiquetas: Número 3, Entrevista, Ciencia y tecnología, Hipótesis, Universidad de La Laguna

Juanjo Martín