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Los meteoritos también caen en Canarias, pero poco

24 de febrero de 2025 – 00:00 GMT+0000
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El riesgo de que un asteroide choque contra la Tierra y cause un desastre no es cuestión baladí ni reservado a los relatos de ciencia ficción. Esta posibilidad es tan real que nos debería hacer mirar al cielo con recelo. El famoso asteroide 2024 YR4 nos ha recordado que vivimos en un vecindario activo, no muy problemático pero tampoco comparable con un páramo de paz. Aunque en estos momentos la posibilidad de que este impacte contra nosotros es menor al 1%, nos ha recordado que este peligro existe, es real y acabará sucediendo.

Si observamos la Luna a través de un telescopio o prismático lo primero que nos asombrará es la gran cantidad de cráteres de impacto que salpican su superficie. Esas cicatrices, que tan bello hacen a nuestro satélit,e nos da una pista de cómo se las gastan por aquí. Pero ¿por qué en la Tierra no vemos esos impactos? ¿Acaso la tienen tomada con la Luna? No, la Luna no sufre bullying. Nuestro planeta ha sido igual de castigado que el satélite pero tiene “peor memoria”. En la Luna no hay atmósfera. No hay aire que respirar ni todo lo que esto tiene asociado. No sopla el viento, no llueve, no hay nubes. Su superficie no está sometida a las condiciones de erosión que provocan estos fenómenos, por lo tanto, sin la brisa ni la lluvia, todo lo que sucede en su superficie se quedará así para siempre. Si lanzamos una moneda sobre el regolito lunar se quedará intacta para siempre, como lo están las huellas de los primeros astronautas que la pisaron y los cráteres de impacto de los meteoritos que la golpearon. En la Tierra, esos cráteres han sido borrados o suavizados por miles de años de erosión, por eso nuestra superficie no está llena de cráteres aunque hayan caído tanto o más que en La Luna. 

El impacto de un meteorito contra la Tierra fue el responsable de que hoy los seres humanos dominemos el planeta. Un meteorito gigante, de unos 10 kilómetros, impactó en lo que hoy es la península del Yucatán hace 66 millones de años. Un meteorito de ese tamaño da igual donde toque tierra, la catástrofe es global. Este cataclismo dio la puntilla a los dinosaurios, amos del planeta. Al desaparecer los dinosaurios, unos pequeños animales comenzaron a ganar terreno e importancia: los mamíferos. Y el resto ya se lo imagina, de aquellos polvos estos lodos. 

Meteoritos en Canarias

Aunque las islas sean un territorio minúsculo en comparación con el imponente océano Atlántico, aunque la posibilidad es minúscula, también Canarias ha tenido sus “encuentros cercanos” con los meteoritos. 

El 30 de noviembre de 2022 un bólido de aproximadamente un metro de diámetro y varias toneladas de peso atravesó el cielo de La Palma, La Gomera y el sur de Tenerife. El fenómeno generó un estruendo significativo al desintegrarse sobre Gran Canaria, causando vibraciones que alarmaron a la población. No se reportaron daños materiales ni personales.

(Impacto de la explosión en los sismogramas)

El 14 de julio de 2020, un meteorito de pequeño tamaño ingresó en la atmósfera terrestre y cayó en el norte de Tenerife, concretamente entre los municipios de Icod de los Vinos y Buenavista del Norte. El evento ocurrió a las 00:50:26 horas y fue captado por una cámara instalada en el Museo de la Ciencia y el Cosmos, así como por otra ubicada en el pico del Teide, perteneciente al proyecto AMOS.  Aunque el meteorito se desintegró en gran medida al entrar en la atmósfera, se consideró posible que pequeños fragmentos, del tamaño de una moneda, pudieran haber alcanzado la superficie terrestre. Sin embargo, debido a la densidad de la vegetación y la extensión del área, la probabilidad de encontrar estos fragmentos era baja.

Afortunadamente, ninguna roca estelar de un tamaño considerable ha aterrizado en Canarias, es mucho más probable que lo haga en el mar, sin embargo, no hemos estado exentos de estos fenómenos, más aún si contamos los pasos cercanos, bólidos que surcan nuestro cielo iluminando la oscuridad. Algunos de ellos han sido memorables como los observados el 30 de julio de 2023 o el 4 de diciembre de 2022, ambas rocas acabaron desintegrándose en la atmósfera. Eso sí, si quiere ver y tocar un meteorito de verdad el Museo de la Ciencia y El Cosmos de Tenerife posee un gran ejemplar caído en el Sahara. 

AUTOR Juanjo Martín


Archivado en: Revista Hipótesis
Etiquetas: Número 17, Artículo, Ciencia y Sociedad, Universidad de La Lagu

Juanjo Martín
Técnico de proyectos de Comunicación Científica

CienciaULL

jjmartin@fg.ull.es