Más allá de las eras: Un viaje a través de la Geoarqueología y las huellas del ser humano en la Tierra
lunes 8 de enero de 2024 – 00:00 GMT+0000
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«La Geoarqueología sepresenta como un puente entrela arqueología y la geología.Esta disciplina científicaestudia el comportamiento y lacultura humanas y cómo estasinteractuaron con un entorno enconstante cambio».
La geología, como disciplina científica, estudia la composición y estructura de la Tierra, su historia geológica y los cambios climáticos y ambientales que han configurado nuestro planeta. Por su parte la arqueología utiliza las evidencias materiales para descubrir y reconstruir comportamientos y culturas humanas del pasado yendo más allá de la historia registrada en los primeros alfabetos estudiando artefactos y otros rastros con el objetivo de componer el rompecabezas de nuestra historia. También permite estudiar las sociedades del presente a través de las ramas de la etnoarqueología y la arqueología contemporánea.
La Geoarqueología se presenta como un puente entre la arqueología y la geología. Esta disciplina científica estudia el comportamiento y la cultura humanas y cómo estas interactuaron con un entorno en constante cambio. Trata de desentrañar la complejidad de los depósitos arqueológicos y la intrincada interacción entre los factores naturales (geógenos) y los que son resultado de la actividad humana (antropógenos) en su formación. Proporciona contexto espacial a los hallazgos arqueológicos, como es la información sobre el sedimento o el paisaje en el que se encuentran los artefactos. Y es que, el contexto es esencial para valorar adecuadamente la importancia y el significado de estos hallazgos.
«Desempeña un papelfundamental a la hora decontextualizar los hallazgosarqueológicos, comprenderla relación entre los humanosy su entorno en el pasado ydescubrir nuevos yacimientosarqueológicos».
«Una de las formas más notablesen que los seres humanoscomenzaron a transformar elmedio ambiente fue a través deluso del fuego»
Al estudiar las características geológicas, los patrones de sedimentación, la composición del suelo o la evolución del paisaje la geoarqueología facilita información valiosa sobre la interacción dinámica entre las personas y su mundo natural a lo largo de una secuencia temporal, proporcionando así una perspectiva holística que integra factores culturales y ambientales en nuestra comprensión de la historia humana.
Una de las formas más notables en que los seres humanos comenzaron a transformar el medio ambiente fue a través del uso del fuego. Los primeros humanos aprendieron a usar deliberadamente el fuego para cocinar, calentarse y protegerse de los depredadores. Esto, además de suponer un hito en la evolución humana, propició que modificara su entorno. Así, al despejar la vegetación mediante que mas crearon paisajes abiertos que favorecieron el crecimiento de determinadas especies vegetales y la presencia de especies animales concretas. El uso controlado del fuego les permitió adaptarse a su entorno, modificar el paisaje para satisfacer sus necesidades y dar forma a los ecosistemas. Estas prácticas tuvieron consecuencias a largo plazo que acabaron configurando nuestros paisajes actuales. Comprender la importancia histórica y ecológica de dinámicas como el uso del fuego es clave para entender las interacciones entre las sociedades del pasado y el medio ambiente a lo largo de los siglos y hasta nuestros días.
«Los humanos influyeron tambiénen el medio ambiente tras laadopción de la agricultura. Lageoarqueología estudia lashuellas físicas dejadas por lasactividades agrícolas, incluidaslas modificaciones del suelo, laconstrucción de terrazas y lossistemas de riego y la adiciónde nutrientes para mejorar sufertilidad».
Los humanos influyeron también en el medio ambiente tras la adopción de la agricultura. El cultivo de especies vegetales junto a otras prácticas asociadas al uso de la tierra impactaron profundamente el medio ambiente. La geoarqueología estudia las huellas físicas dejadas por las actividades agrícolas, incluidas las modificaciones del suelo, la construcción de terrazas y los sistemas de riego y la adición de nutrientes para mejorar su fertilidad. Nos permite desentrañar las complejidades de los paisajes agrícolas antiguos y comprender cómo se desarrollaron, utilizaron y adaptaron diferentes prácticas agrícolas que, en muchos casos, aún perduran en muchos lugares del planeta.
Pero ¿cómo se estudian estas actividades? Las técnicas son diversas y van desde estudios de paisaje a gran escala hasta análisis moleculares. Pasa aquí lo mismo que en medicina y de la misma forma que entre los cirujanos/as hay especialidades, en geoarqueología cada uno/a tiene su especialidad; las visiones y perspectivas de unos y otras se complementan facilitando un diagnóstico final más completo y acertado.
Se trata de distintos niveles de análisis. Los estudios de paisajes a gran escala examinan paisajes completos para comprender cómo las actividades humanas los han moldeado a lo largo del tiempo. Esto implica el uso de técnicas de análisis geoespacial, como los sistemas de información geográfica, el empleo de imágenes satelitales, fotografías y datos aéreos que en conjunto permiten localizar, mapear y analizar la distribución de yacimientos. También se usan sensores terrestres que permiten identificar características arqueológicas enterradas en el subsuelo. La combinación de estas técnicas en conjunto nos informa sobre la geomorfología del lugar y de sus accidentes geográficos, lo que nos ayuda a comprender cómo se formaron los yacimientos arqueológicos.
En cambio, para estudios a nivel de yacimiento, los profesionales de la geoarqueología estudian la estratigrafía, la sedimentología y el contexto. Las técnicas que se emplean incluyen el análisis estratigráfico, que nos informa de la secuencia de deposición y el contexto cronológico de los artefactos y el análisis de sedimentos, que nos da pistas sobre su composición, textura y propiedades químicas y mineralógicas. Por su parte la microarqueología se apoya en otro repertorio de técnicas: la micromorfología, la espectrometría infrarroja, la microscopía electrónica, la microfluorescencia de rayos X, el análisis molecular basado en la cromatografía de gases y la espectrometría de masas, mediante las cuales identificamos compuestos orgánicos presentes en los sedimentos durante miles de años.
La geoarqueología microscópica y molecular es una parte vital de la investigación arqueológica moderna ya que aplica técnicas que identifican rastros de eventos de actividades pasadas que, de otro modo, serían difíciles de observar a simple vista. Este enfoque microcontextual es el que aplicamos en el laboratorio de Micromorfología y Biomarcadores Arqueológicos, alojado en el Instituto Universitario de Bio-Orgánica Antonio González de la Universidad de La Laguna.
Microfotografía de sección transversal mostrando completa biomineralización secundaria de un fragmento de raíz vegetal (en luz polarizada)
Microfotografía de matriz sedimentaria mostrando con contacto neto entre microestructrura vernicular (extremento de insecto) y masa fosfática (excremento de pequeño carnívoro) (en luz plana)
En resumen, la geoarqueología es un campo multidisciplinar que cierra la brecha entre la arqueología y las ciencias de la tierra. Desempeña un papel fundamental a la hora de contextualizar los hallazgos arqueológicos, comprender la relación entre los humanos y su entorno en el pasado y descubrir nuevos yacimientos arqueológicos. Además, la perspectiva geoarqueológica proporciona un contexto y una orientación de gran valor para abordar los desafíos planteados hoy en día por el rápido cambio climático y ambiental. Aprovechando las lecciones del pasado, podemos tomar decisiones más informadas y desarrollar estrategias que promuevan la sostenibilidad, la resiliencia y el bienestar de las generaciones actuales y futuras.
Fue William Blake quien, en su poema Augurios de inocencia, escribió: “ver un mundo en un grano de arena y un cielo en una flor silvestre”. Así es como vemos los geoarqueólogos y las geoarqueologas el suelo que pisamos.
REDACCIÓN NATALIA ÉGÜEZ GORDON
ILUSTRACIÓN HIPÓTESIS
Archivado en: Revista HipótesisEtiquetas: Número 16, Artículo, General, Natalia Égüez Gordon, Revista Hipótesis, Universidad de La Laguna
Investigadora en el Instituto Universitario de Bio-Orgánica Antonio González
Geografía e Historia
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