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El ser humano tiene, a diario, infinidad de pensamientos. Juzgamos nuestro entorno y lo que nos ocurre y actuamos en consecuencia de acuerdo a aquello que tenemos accesible en nuestro cerebro. Las palabras que aparecen en nuestros pensamientos pueden ser conceptos relacionados o no con la resiliencia.
Diversas investigaciones han demostrado que las personas que han sufrido adversidades en sus vidas, pueden utilizar esas vivencias como herramientas para crecer. Es el denominado crecimiento postraumático, de manera que un alto crecimiento protege de las consecuencias negativas que desencadena la adversidad para la salud como: ansiedad, depresión y bajo bienestar personal. Mientras que un bajo crecimiento postraumático lo potencia. Por ello, es relevante encontrar las vías para fomentar el crecimiento tras el trauma y, en este sentido, la neurociencia cognitiva nos proporciona formas de intervención. En este proceso de crecimiento postraumático las palabras a las que asociamos mentalmente estas experiencias pueden ser útiles para superar un evento traumático e incluso para salir fortalecido tras una adversidad. La accesibilidad mental a conceptos asociados a la resiliencia a través de asociaciones con términos como “resistencia” o “esperanza” pueden servir para mejorar y constituir una base para la resiliencia y, por tanto, para el crecimiento postraumático.
En una investigación llevada a cabo recientemente en la Universidad de La Laguna se estudió el sesgo atencional hacia palabras relacionadas con la resiliencia. Para ello, se expuso a estudiantes universitarios que habían sufrido diferentes adversidades a lo largo de sus vidas a una tarea de Stroop Emocional. Esta técnica es una herramienta utilizada para evaluar la capacidad de atención y la inhibición cognitiva en individuos. En el Stroop Emocional se introducen estímulos emocionales junto con los estímulos neutrales. Por ejemplo, en lugar de palabras de colores, se pueden utilizar palabras relacionadas con emociones, como «feliz», «triste», «enfado», etc., impresas en diferentes colores. A los participantes se les pide que nombren el color de la tinta en lugar de leer la palabra. Este tipo de prueba se utiliza para evaluar cómo las emociones interfieren con la capacidad cognitiva y la capacidad de atención de una persona. En este estudio las palabras aparecen en una pantalla de ordenador con los colores: verde, rojo, azul o amarillo, y la persona tiene que seleccionar el color con el que estaba escrita la palabra. El tiempo que transcurre desde que se presenta la palabra hasta que se pulsa la tecla del color con el que está escrita es relevante, ya que si esa palabra está accesible en el cerebro el tiempo va a ser mayor. Tiempos de lectura más largos en el caso de las palabras positivas para la resiliencia pueden deberse a un interés personal por mantener la resiliencia frente a la adversidad. La conclusión fue que las personas que habían sufrido diversas adversidades y presentaban un nivel alto de crecimiento postraumático prestaban más atención a las palabras relacionadas con la resiliencia.
Por otra parte, en el Instituto Universitario de Neurociencia de la Universidad de La Laguna se están llevando a cabo estudios utilizando técnicas de estimulación eléctrica transcraneal por corriente directa, por medio de las cuales se pretende aumentar la atención hacia las palabras resilientes positivas de sujetos con bajos niveles de crecimiento postraumático tras haber vivido experiencias de acoso escolar en etapas preuniversitarias. La hipótesis de trabajo es que la aplicación de esta técnica permitiría hacer más accesibles las palabras resilientes positivas a los sujetos ya que el área estimulada se encuentra entre el giro temporal medio y superior del hemisferio derecho. Esta forma parte de la región cerebral especializada en el procesamiento de la intencionalidad social.
La técnica de estimulación transcraneal por corriente directa (tDCS), es una herramienta de neuromodulación no invasiva, sencilla e indolora que permite una mejora cognitiva en un área cerebral concreta. Consiste en hacer pasar una corriente de pequeña intensidad equivalente a la proporcionada por una pila en la región de interés mediante dos electrodos, el ánodo y el cátodo. El paso de la corriente produce la despolarización de las neuronas en el área estimulada de manera que se modula su actividad en sentido excitatorio si la estimulación es anódica o inhibitorio si es catódica. En este estudio se empleó la estimulación excitatoria y se colocó el electrodo anodal sobre el cuero cabelludo en la región de interés entre el giro temporal medio y superior.
Numerosas investigaciones demuestran que sufrir acoso escolar suele acarrear consecuencias negativas para la salud mental a largo plazo, desencadenando ansiedad o depresión. Con la estimulación cerebral no invasiva se pretende reducir las consecuencias negativas que estos episodios suelen acarrear para la salud mental. Los resultados serán potencialmente útiles para diseñar intervenciones dirigidas a aumentar la resiliencia tanto en el entorno universitario como en etapas educativas previas.
Autores: Yennifer Ravelo, Hipólito Marrero, Olga Alegre, Rosaura Gonzalez-Mendez. Instituto Universitario de Neurociencia. Universidad de La Laguna.
Archivado en: Revista HipótesisEtiquetas:,Número 17 Artículo, Biomedicina y Salud, Hipótesis, Universidad de La Laguna IUNE
Psicología Cognitiva, Social y Organizacional
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Doctor por la Universidad de La Laguna con la tesis Inteligencia recursos atencionales e intercorrelacionales entre tareas 1983. Dirigida por Dr/a. José A. Forteza Méndez.
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Didáctica e Investigación Educativa
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