Axel Adrián Delgado Brito
Universidad de La Laguna
Los microorganismos están presentes en todos los ambientes, no siendo una excepción la atmósfera terrestre. Dado el elevado número y variedad de bacterias presentes en los suelos del planeta y en la superficie de los océanos es fácil entender que, gracias a las ráfagas de aire, muchos de estos microorganismos pueden acabar en la atmósfera y, por ello, viajar cortas y largas distancias.
Su presencia en la atmósfera podría ser la causa de la formación de nubes, de la misma manera que lo hacen las partículas en suspensión que son las que normalmente sirven como núcleos para la formación de cristales de hielo. En ausencia de polvo u otros materiales que sirvan como núcleo para la formación de hielo, un pequeño número de microorganismos podría facilitar la formación de hielo y atraer la humedad circundante. Cada día alrededor de un billón de virus y más de 20 millones de bacterias circulan por la atmósfera terrestre. Este hecho es el que explica por qué se han encontrado virus genéticamente idénticos y se depositan en lugares distantes del planeta y en ambientes muy diferentes.
La diversidad y distribución de los mismos en la atmósfera varía en función de la altitud y la situación geográfica. La distribución de estos seres microscópicos depende de las fuentes de emisión, del modo en que se transporten, los usos del suelo, la cobertura superficial como de factores ambientales como la temperatura, la humedad, el régimen de precipitaciones o la composición de la atmósfera, así como de los recursos propios de cada organismo, particularmente de su capacidad de resistencia a la luz ultravioleta.
La atmósfera es un hábitat inhóspito, duro, en el que escasea el alimento y la humedad y donde la intensidad de la radiación ultravioleta es peligrosamente letal. A pesar de todo, ciertos microorganismos se han adaptado a estas condiciones. Para ello han tenido que desarrollar una pigmentación específica que les proteja de la radiación ultravioleta o la capacidad de metamorfosearse en endosporas, un estado en el que su metabolismo se ralentiza y les permite sobrevivir hasta que llegan a un medio más favorable, donde su metabolismo vuelve a la normalidad.
La calima, un fenómeno meteorológico caracterizado por la presencia en la atmósfera de partículas pequeñas de polvo, cenizas o arena en suspensión, constituyen un entorno favorable para los microorganismos atmosféricos. Esto es así, sobre todo, porque la presencia de partículas reduce en más de un 50% la intensidad de los rayos ultravioleta.
Canarias es una región donde son frecuentes las calimas. Su situación geográfica, entre 100 y 500 kilómetros de la costa oeste africana, hace que las intrusiones de aire sahariano sean frecuentes. Se estima que 1 de cada 4 días hay calima en Canarias, aunque esta estimación es variable, tanto en número de intrusiones como en intensidad. Esta es una de las razones que motivó un estudio realizado en la Universidad de La Laguna con el objetivo de identificar los microorganismos presentes en la atmósfera en episodios de calima.
Para ello, realizamos un muestreo durante semanas separadas entre sí. Empleando filtros específicos, se recogieron muestras en distintas condiciones: de calima, en ausencia de calima y una semana después de un evento de calima. Las muestras obtenidas se usaron para estudiar la morfología de las muestras al microscopio óptico y su ADN. Se identificaron por estos procedimientos 35 bacterias, de las cuales 28 resultaron ser del género Bacillus. También se detectó la presencia de otros géneros microbianos, como Cytobacillus, Mesobacillus, Psychrobacillus y Alkalihalobacillus, así como una bacteria del género Staphylococcus. Entre los Staphylococcus encontrados está el S. xylosus, comensal en la piel de humanos y animales y que puede causar algunas enfermedades.
A diferencia de otros estudios, en este se pudo constatar que, en ausencia de calima hay una mayor diversidad y abundancia de microorganismos que cuando la calima está presente. Las especies identificadas son tan solo una pequeña muestra de los microorganismos aerotransportados, dado que solo se detectaron aquellos con capacidad reproductiva. En general la abundancia de microorganismos es mayor en condiciones de calima que en condiciones de estabilidad ambiental ya que la calima facilita el transporte de microorganismos procedentes de regiones distantes del planeta, que se mezclan con los de la atmósfera canaria.
La historia no termina aquí, porque lo mismo que los microorganismos, hongos y virus también pueden ser transportados a grandes distancias; la dispersión de estas especies potencialmente patógenas suponen un riesgo para animales y plantas. Los microorganismos aerotransportados en los episodios intensos de calima tienen efectos negativos para la salud humana, no sólo por su patogenicidad sino también porque contribuyen a aumentar el riesgo de mortalidad por otras enfermedades como son las cardiovasculares y las respiratorias.
El cambio climático puede agravar la frecuencia y la intensidad de la calima que llega al archipiélago canario, y con ello, el riesgo de mortalidad por enfermedades asociadas a la dispersión de los microorganismos procedentes del permafrost y de otras regiones del planeta afectadas por el cambio en el clima.