8 de marzo de 2023 – 00:00 GMT+0000Compartir
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La corteza terrestre está constituida mayoritariamente por oxígeno, silicio, aluminio, hierro, magnesio, calcio, sodio, potasio y cantidades mucho menores de otros elementos químicos. No obstante, determinadas regiones son ricas en minerales que contienen elementos valiosos y poco frecuentes en concentraciones que podrían hacer rentable su explotación; son los yacimientos de minerales, que en algunos casos tienen un origen magmático.
Estos pueden formarse durante las distintas etapas de consolidación de un magma, frecuentemente como resultado de la circulación de fluidos calientes que arrastran metales que se depositan en grietas y poros de las rocas, que quedan así enriquecidas en oro, plata, cobre, platino, etc. Los yacimientos magmáticos se localizan preferentemente en los bordes de las placas tectónicas en las que se divide la superficie del planeta. En unos casos los magmas funden la corteza liberando metales como cobre y oro; mientras que en otros se generan yacimientos minerales por impregnación metálica de la corteza oceánica. También pueden aparecer yacimientos de metales en el interior de los continentes como resultado de un penacho de material caliente que asciende en estado sólido desde el manto y que termina por producir fusión parcial de las rocas y volcanismo, en lo que se conoce con el término de punto caliente.
Las Canarias son islas volcánicas que se elevan desde el fondo del océano debido a un punto caliente. Surge entonces la natural cuestión de si existen en Canarias yacimientos minerales asociados al magmatismo con el potencial de ser una explotación rentable.
La respuesta a esta cuestión nos la proporciona José Mangas, catedrático de Geología de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, que nos explica que, en Canarias se han empleado tradicionalmente las rocas como áridos de construcción, sin embargo, nadie se ha planteado la minería metálica. Al igual que sucede en otras islas oceánicas asociadas a un punto caliente como Hawaii, Azores o Madeira, el volcanismo canario no es propicio para la génesis de minerales metálicos preciados. Es así porque el magma generado por fusión del manto es pobre en metales interesantes para la industria y dado que no puede incorporarlos, procedentes de la fusión de la corteza continental, no es capaz de originar yacimientos minerales de interés económico.
No obstante, aunque en Canarias predominan los basaltos, carentes de minerales valiosos, hay otras rocas ígneas que podrían contener elementos de interés en cantidades suficientes. Son las sienitas, traquitas y fonolitas, que afloran en algunas de las islas y las carbonatitas, localizadas puntualmente en Fuerteventura en Caleta de la Cruz, Punta de Peñón Blanco o el Barranco de Esquinzos. Estas rocas concentran 17 elementos químicos, que son conocidos como tierras raras y que incluyen al lantano (La), al escandio (Sc), al itrio (Y) y a aquellos otros comprendidos entre el cerio (Ce) y el lutecio (Lu). Estos elementos, que son demandados por la industria tecnológica (ordenadores, teléfonos móviles, automóviles, tecnología médica y militar, etc.), están sin embargo presentes en concentración muy bajas (100 g por tonelada de roca) lo que hace que su explotación no sea rentable. Las tierras raras se consideran materias primas críticas por ser escasas y costosas, estar su producción controlada por pocos países y ser de importancia estratégica para la industria, sobre todo si se produce un déficit de suministro. Esto último se puso de manifiesto en 2010 cuando las tensiones territoriales entre China y Japón terminaron con la negativa del gigante asiático de suministrar tierras raras, provocando la parálisis de la industria automovilística nipona. Afortunadamente para Japón, el hallazgo de lodos que rinden entre 7 y 10 kg de tierras raras por tonelada en Minami Torishima, una diminuta isla de sólo 1,2 km2, es suficiente para sostener en el futuro su industria por varios cientos de años.
En la década de los 90 del siglo pasado, el profesor Mangas encontró en las traquitas y fonolitas de Fuerteventura concentraciones en torno a 1 kg de tierras raras por tonelada de roca y entre 2 y 3 kg por tonelada en las carbonatitas. Sin embargo, hay indicios de que se podrían alcanzar concentraciones en torno a los 10 kg por tonelada, valores que, sin llegar a los 60 kg por tonelada que tienen los yacimientos chinos, harían rentable la explotación.
En 2013 Mangas también analizó muestras de rocas de Amanay, El Banquete y Banco de la Concepción, tres montes submarinos de las Canarias Orientales, encontrando costras de hierro y manganeso. Estas formaciones minerales no tienen un origen magmático, sino que se forman por precipitación directa desde el agua de mar, dando lugar inicialmente a óxidos e hidróxidos de hierro y manganeso, que son capaces de captar elementos metálicos como níquel, cobalto, cobre y también tierras raras. Estas costras polimetálicas tienen máximos de 3 kg de tierras raras por tonelada de roca y cantidades similares de cobalto, níquel y cobre, además de arsénico y vanadio.
Resultan también muy interesantes las prospecciones realizadas en 2016 en el Monte submarino Tropic, a unos 400 km de El Hierro, que revelaron niveles elevados de teluro y cobalto, muy apreciados por la industria tecnológica. Tal como explica Mangas, es posible que futuras exploraciones de otros montes submarinos canarios como El Bimbache, The Paps, Echo y Drago o Amanay, El Banquete y Banco de la Concepción, también revelen la presencia de teluro.
Aunque se estima que el 10 % de los minerales que se extraigan en 2030 procederán de los fondos marinos, el aprovechamiento de los recursos minerales submarinos de Canarias no está exento de dificultades. Al margen de problemas jurisdiccionales y las necesarias investigaciones geoquímicas de los fondos marinos, la minería submarina está aún en una etapa incipiente y es preciso desarrollar tecnologías que permitan la extracción de minerales a profundidades que oscilan entre 1.000 y 6.000 m y su transporte hasta la superficie. Por otra parte, por conveniente que resulte el aprovechamiento de los posibles recursos mineros submarinos y subaéreos canarios, es necesario evaluar el impacto ecológico que podría tener esta actividad sobre los sensibles ecosistemas insulares.
AUTOR Carlos José Boluda
ILUSTRACIÓN CARLA GARRIDO
Archivado en: Revista HipótesisEtiquetas: , Artículo, Ciencia y Sociedad,, Universidad de La Laguna, Numero 14,
IES Alonso Pérez Díaz. La Palma