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Plásticos alisios

lunes 8 de enero de 2024 – 00:00 GMT+0000

 

 

Un reciente estudio realizado por seis científicos vinculados al Departamento de Química de la Universidad de La Laguna (ULL) para la revista Science of the Total Environment determina que después de los dos últimos episodios de tormenta, acaecidos a principios de este año 2023, muestras de nieve recogidas en lugares recónditos del Parque Nacional Del Teide presentaba restos de microplásticos procedentes mayormente de fibras.

 

«Los plásticos son polímeros
orgánicos de alto peso
molecular, sintetizados a partir
de derivados químicos del
petróleo, obtenidos mediante
la unión de moléculas pequeñas
repetidas, como una ristra de
chorizos de perro».

Los plásticos son, básicamente, polímeros orgánicos de alto peso molecular, generalmente sintetizados a partir de derivados químicos del petróleo. Y un polímero entonces, ¿qué sería? Pues se trata de una macromolécula que se obtiene a partir de la unión de una o más moléculas pequeñas repetidas a lo largo de una cadena, como si de una ristra de chorizos de perro se tratara.

Los primeros plásticos aparecieron en 1860. A partir de ahí sufrieron una popularización en progresión geométrica hasta la actualidad, en la que han terminado por ser omnipresentes. El problema aparece con la mala gestión de los residuos que éste produce, dando como resultado la acumulación y fragmentación a lo largo y ancho del planeta. Es así como acaba afectando a todos los ecosistemas, introduciéndose en las cadenas tróficas y siendo responsable de impactos físicos en la biota como el enredo, la inanición y la asfixia en especies silvestres. Por todo esto, la contaminación de origen plástico representa una de las amenazas globales de nuestros días y está considerada como uno de los principales indicadores para evaluar el impacto que el ser humano ejerce sobre el medio ambiente.

«La contaminación de origen

plástico es una amenaza

global, afectando a todos los

ecosistemas, introduciéndose

en cadenas tróficas y siendo

responsable de impactos

físicos en la biota, como

enredo, inanición y asfixia en

especies silvestres.».

 

Según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos (NOAA), los microplásticos serían trozos de contaminación plástica cuyo tamaño oscila entre 1 μm y 5 mm de grosor. Cuando éste se encuentra por debajo de 1 μm se les llama nanoplásticos.

Podemos encontrarlos en diversas formas en el medio ambiente, tales como esferas, cuentas, pellets, espuma, fibras, fragmentos,
escamas… Estas formas tienen que ver con su origen. Hay plásticos que son fabricados específicamente para ser utilizados en productos.

Se les llama primarios. Los demás son el resultado de la degradación de otros plásticos más grandes y se les denomina secundarios.

 Los microplásticos pueden proceder de diferentes fuentes como:

Tendemos a relacionar el concepto “microplástico” con el medio marino y su presencia en el interior de peces y aves pero una línea de investigación que comenzó a finales de la década pasada demuestra que también están entre nosotros, suspendidos en el aire que respiramos.

Los microplásticos llegan al aire cuando cualquier objeto de plástico se daña, raspa, desgasta… Una vez pasan a la atmósfera, y
debido a su escaso tamaño, 4 pueden terminar básicamente en cualquier lugar por la acción del viento, agua o el propio ser humano. Se incorporan con facilidad al ciclo del agua en cualquiera de sus fases. De ésto dan buena cuenta los investigadores de la NOAA, quienes han evidenciado la presencia de microplásticos tanto en el aire como en aguas potables, océanos (inclusive las profundidades), lagos, nevada, lluvia. Esto indicaría que los microplásticos son lo suficientemente pequeños como para transferirse del agua al aire con la evaporación y del aire al agua con la precipitación.

 

«Podemos encontrar
microplásticos en diversas
formas en el medio ambiente,
como esferas, cuentas,
pellets, espuma, fibras,
fragmentos, escamas,
relacionadas con su origen».

 

En cuanto los microplásticos llegan al aire, pueden viajar miles de kilómetros a través de la atmósfera del planeta. Un estudio de 2020 en Nature Communications encontró que 3082 kilotoneladas de fragmentos procedentes del desgaste de neumáticos y frenos habían contribuido significativamente a la contaminación global del aire. Estos fragmentos eran capaces de viajar en patrones de viento desde sus fuentes de emisión en América del Norte, Europa y Asia hasta el Atlántico Norte y el Ártico, especialmente durante la Oscilación del Atlántico Norte en invierno y primavera.

Un interesante estudio realizado por un equipo de investigación danés (Alvise Vianello, Rasmus Lund Jensen, Li Liu, Jes Vollertsen) publicado en 2019 en Scientific Reports remarca la idea de que inhalamos continuamente partículas de plástico. Estos investigadores desarrollaron un maniquí que disponía de un sistema de calefacción que emulaba nuestra temperatura y un sistema de respiración fabricado en vidrio y aluminio para mostrar con precisión cómo los microplásticos afectan el tracto respiratorio humano.

El maniquí estuvo inhalando durante 24 horas aire del interior de tres apartamentos de la ciudad de Aarhus (Dinamarca) arrojando los siguientes resultados:

 

Otro estudio de 2019 publicado en Science Advances encontró altos niveles de partículas de barniz y fragmentos de caucho de nitrilo en las nevadas de todo el mundo hasta los Alpes y el Ártico. Lugares tan remotos como Groenlandia y Svalbard (una pequeña isla aislada cerca del Ártico en Noruega ) contenían hasta 1.760 microplásticos por litro de aire. Esto demostraría aún más que los microplásticos pueden viajar a través de la atmósfera superior y depositarse en cualquier parte del mundo.

En 2019, investigadores de la Université Paris-Est realizaron un estudio que reveló que las fibras plásticas presentes en el aire podrían ascender a 60.000 millones de kilogramos y serían capaces de transportar otros contaminantes del aire, como productos químicos. Ésto conllevaría efectos en la salud, como inflamación pulmonar, cáncer y mayor riesgo de infertilidad.

Un estudio realizado por un equipo londinense en 2020 y publicado en «Environment International» halló entre 575 y 1008 partículas plásticas por metro cuadrado de aire en la cubierta de un edificio de 9 plantas. El estudio fue realizado a partir de la toma de muestras durante un mes, dos veces por semana. Muchos de los microplásticos disponen de un tamaño idóneo como para llegar a los pulmones. Una vez entran en las vías respiratorias pueden causar inflamación y daño en la tráquea y tejido pulmonar, ocasionando un leve dolor en el pecho o dificultad para respirar.

Con el tiempo, y en caso de acumulación, pueden dar lugar a daño alveolar y el consiguiente aumento de riesgo de desarrollo de afecciones como enfisema y cáncer de pulmón.

 

Pero ésto no es todo, ya que algunos de los microplásticos más pequeños pueden también ingresar en el torrente sanguíneo. Ésto lo evidencia un artículo de revisión de 2020 publicado en Science of the Total Environment, el cual encontró que las fibras sintéticas presentes en los textiles varían de 1 a 5 micrones, lo que las habilita para pasar al torrente sanguíneo. Una vez ahí, y en conjunción con la placa arterial (acumulación de colesterol, glóbulos blancos, calcio y otras sustancias en las paredes de las arterias) y otras partículas contaminantes (como PM2.5), potencialmente presentes en el torrente sanguíneo, pueden colaborar en el endurecimiento de las arterias (arteriosclerosis) y en obstrucciones cuyos resultados son afecciones arteriales y ataques cardíacos.

Como ya se comentó anteriormente, muchos microplásticos pueden transportar a su vez otros contaminantes peligrosos en
su superficie. Unos de los que más presentes están en áreas urbanas son los hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), procedentes de la producción de productos químicos, humo de cigarrillos y quema de combustibles fósiles. Su inhalación se ha relacionado con efectos en la salud humana, como: irritación ocular, dificultad para respirar, náuseas, vómitos, desorientación, daño renal y hepático, cataratas, ictericia, esterilidad y cáncer de piel, pulmones, vejiga, hígado o estómago.

 

REDACCIÓN JAVIER PADA BORJAILL

ILUSTRACIÓN HIPÓTESIS


Archivado en: Revista Hipótesis
Etiquetas: Número 16, Sección, General, Proyecto Educativo Hipótesis, Revista Hipótesis