martes 30 de octubre de 2020 – 00:00 GMT+0000Compartir
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Corría el año 2006 y el Sistema Solar perdía un planeta. Eso sí, no literalmente. Astrónomos de todo el mundo se habían reunido en Praga con motivo de la XXVI Asamblea General de la Unión Astronómica Internacional (IAU, por sus siglas en inglés) y, entre los puntos de dicha reunión, se debatió la definición de planeta. ¿A qué se debía todo este revuelo? ¿Qué ocurrió para que el planeta más lejano del Sistema Solar dejase de serlo?
El 18 de febrero de 1930, Clyde William Tombaugh, un joven astrónomo estadounidense, detectó por primera vez el noveno planeta. Tras varias observaciones posteriores se terminó por confirmar el hallazgo y, tras un intenso debate a raíz del nombre que se le asignaría, se le decidió llamar Plutón. La familia de planetas tenía un nuevo miembro.
Fueron sesenta años de tranquilidad, sesenta años durante los cuales, en muchas escuelas, se enseñó que el Sistema Solar tenía nueve planetas. Sin embargo, a partir de la década de los noventa, comenzó a cuestionarse la categoría de planeta de Plutón. A medida que los telescopios fueron mejorando, eran más los objetos que se encontraban en la misma región que Plutón, sobre todo cuerpos helados de muy diversos tamaños. Plutón no orbitaba sólo entorno al Sol, lo hacía acompañado por sus vecinos del recién descubierto Cinturón de Kuiper. La historia se volvía a repetir. Al igual que Ceres, Vesta o Pallas perdieron la categoría de planeta al descubrirse el Cinturón de Asteroides, parecía que lo mismo iba a ocurrir con Plutón.
La situación se complicó aún más en el nuevo y recién estrenado siglo. En el año 2003, se detectaba un objeto similar a Plutón, cuyo nombre es Haumea. Dos años después se anunciaban otros dos, Makemake y Eris y, a partir de aquí, toda una larga lista de cuerpos similares como Quaoar, Sedna u Orcus.
Surgió entonces la pregunta: ¿debía cambiarse la definición de planeta? A efectos prácticos, suponía una ventaja. La lista de hermanos de Plutón iba aumentando cada año y, si seguía así, a saber con cuántos planetas contaría finalmente el Sistema Solar. Se suscitó un intenso debate que no se resolvió (en principio) hasta el 24 de agosto de 2006, momento en el que la IAU hizo pública la nueva definición de planeta. Para que un objeto sea considerado planeta debe cumplir las siguientes características. En primer lugar debe estar en órbita alrededor del Sol. Obviamente Plutón cumple este punto. Tiene un periodo orbital de 248 años y, durante 20 de esos años, está más cerca del Sol que Neptuno. Esto se debe a que ambas órbitas se cruzan. En segundo lugar ha de estar en equilibrio hidrostático, es decir, debe ser los suficientemente masivo para que la gravedad le dé forma redondeada. Se trata de una condición que también cumple Plutón, un objeto esférico con un radio de 1195 km, aproximadamente una sexta parte del de la Tierra. En tercer lugar debe tener una órbita limpia. Y este fue precisamente el criterio que expulsó a Plutón del club de los planetas. Tal como comentamos antes, Plutón orbita cerca de muchos otros objetos del Cinturón de Kuiper, incluso se llega a introducir en él durante una parte de su órbita. Al igual que Plutón, el resto de objetos similares perdieron la categoría de planeta.
Sin embargo, y a pesar de que ya han pasado más de diez años, la resolución de la IAU sigue despertando debate. Son muchos los planetas que técnicamente no cumplen el tercer punto, por ejemplo Júpiter y sus asteroides troyanos, si bien en este caso, la masa de los troyanos es despreciable respecto a la del gigante gaseoso, algo que no ocurre con Plutón y sus vecinos del Cinturón de Kuiper. A pesar de que la resolución es firme, no parece que la discusión por el antiguo planeta vaya a terminar pronto. Plutón, tan alejado de nosotros y uno de los lugares más fríos del Sistema Solar, se ha convertido, quizás, en el objeto que más pasiones levanta. Un pequeño mundo visitado por primera vez en 2015 por la sonda New Horizons y de los más conocidos, gracias a los datos aportados durante los sobrevuelos de esta. Tanto Plutón como su mayor luna, Caronte, esperan ser visitados de nuevo; un hecho que, si tenemos suerte, no tardará en volver a ocurrir. Se espera una nueva visita para el año 2059.
AUTOR DANIEL PRIETO
Archivado en: Revista HipótesisEtiquetas: Número 6, Artículo, Ciencia y Sociedad, Daniel Prieta, Universidad de La Laguna
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