4 de octubre de 2022 – 00:00 GMT+0000Compartir
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Las hembras de ciertas especies de mosquitos son las responsables de la transmisión de enfermedades como el dengue, la fiebre amarilla, la chikungunya, el zika, la fiebre del Nilo occidental y la malaria; enfermedades que en conjunto afectan a 1.000 millones de personas en el mundo y son endémicas en amplias regiones tropicales de África, América y Asia.
La Organización Mundial de la Salud así como otras agencias y organizaciones públicas y de salud han venido manifestando desde hace años una creciente preocupación por la propagación de estas enfermedades desde las regiones en las que tienen implantación hacia regiones donde, hasta ahora, su presencia era prácticamente inexistente. Esta amenaza, en el caso de Europa, está relacionada con la alta capacidad de colonización de nuevos hábitats de las especies invasoras de mosquitos que se establecen con facilidad en otros territorios. Si bien la propagación de enfermedades transmitidas por mosquitos no registra en Europa cifras similares a las de los países en donde son endémicas, sí inquieta el paulatino aumento de su número y frecuencia. Hasta ahora los casos identificados (con alguna excepción, como el brote de dengue en Madeira entre 2012 y 2013, con más de 2.000 casos diagnosticados) han sido importados y asociados con niveles de transmisión bajos o moderados.
Desde finales de 1990 se ha venido constatando en Europa un ascenso considerable de la propagación y expansión de mosquitos invasores. Dicha expansión se ha visto favorecida por su gran capacidad de adaptación al entorno, el incremento del comercio global, de los viajes de larga distancia y el cambio climático. De entre estas especies las que en Europa tienen especial relevancia son el Aedes albopictus (mosquito tigre), el Aedes japonicus y Aedes aegypti.
La primera se considera la de mayor poder invasor. Está presente en la mayor parte del sur de Europa y si se cumplen las predicciones sobre la evolución del clima, es previsible un riesgo elevado de que se establezca en el norte del continente. En España, el mosquito tigre fue detectado por primera vez en 2004 y es la especie más frecuente. En menos de 10 años se estableció en la costa mediterránea y se ha identificado en el norte e interior peninsular. Por su parte, Ae. japonicus se ha propagado por el centro de Europa desde el año 2000, si bien hasta 2019 no se registró en España. Aunque no se considera un transmisor importante de patógenos, es capaz de transmitir el virus del Nilo Occidental con tasas más altas que otras especies como el Culex pipiens, que es la vía de difusión habitual de la enfermedad. Este hecho, sumado a su preferencia por zonas templadas hace que sea objeto de especial atención.
En cuanto a Ae. Aegypti, ha vuelto a colonizar de manera reciente Madeira y algunas zonas al sur del Mar Negro, a pesar de su erradicación en Europa durante el siglo XX. En el caso de España, este mosquito no es desconocido; solía detectarse durante el verano en áreas costeras, asociada a la presencia de barcos procedentes de zonas más cálidas. En Canarias preocupa su capacidad de colonización, ya que nuestras temperaturas son suaves durante todo el año, a diferencia de la Península, donde el descenso térmico invernal limita las posibilidad de establecimiento. Prueba de este riesgo real fue su presencia en Fuerteventura en 2017, aunque el Sistema de Vigilancia Entomológica de Canarias, coordinado por la Dirección de Salud Pública y el Instituto Universitario de Enfermedades Tropicales de la Universidad de La Laguna, lo declaró erradicado por completo en 2018. Recientemente, en 2022, se descubrieron dos larvas en La Palma, pero parece tratarse de un hallazgo puntual. De ahí que en el Archipiélago se haya activado un protocolo de detección y vigilancia para prevenir la aparición de mosquitos y su arraigo.
No siempre es posible el análisis detallado de la propagación de mosquitos invasores o una determinación precisa de su distribución. El European Centre for Disease Prevention and Control genera mapas que proporcionan información actualizada sobre la presencia y distribución geográfica en Europa de mosquitos invasores responsables de la transmisión de enfermedades que suponen una amenaza para la salud pública. En este contexto son de gran interés los esfuerzos que se están realizando para registrar y censar las poblaciones de estos insectos, única forma de desarrollar programas eficaces de vigilancia y control. Hay que tener en cuenta que la emergencia de enfermedades tropicales (como el dengue, la chikungunya o el zika) viene precedida por la introducción o reintroducción de un agente transmisor (vector) capacitado para su transmisión, por lo que el mapeo de su distribución espacial y de su abundancia es de todo punto necesario así como el análisis de los condicionantes que influyen en ellos. Se trata de un trabajo esencial para el diseño e implementación de planes para disminuir el riesgo y reducir al mínimo el impacto de este tipo de enfermedades, que han demostrado ser capaces de avanzar a gran velocidad con afectación de un número importante de personas.
Para finalizar, conviene tener en cuenta que la presencia de los mosquitos reseñados no implica que se vaya a producir la transmisión de las citadas enfermedades, puesto que, de momento, sólo se presentan como casos esporádicos importados. Sin embargo, se debe valorar que, en la actualidad, no existe ni un tratamiento específico frente a estas enfermedades ni una vacuna para prevenirlas. La mejor estrategia para evitar o controlar una epidemia es, por tanto, la actuación sobre el mosquito evitando su difusión, disminuyendo de forma drástica la densidad de sus poblaciones y erradicándolas, si fuera posible, mediante un programa de control integrado del vector.
AUTORA Cristina Yuntas Yanes
ILUSTRACIÓN CARLA GARRIDO
Archivado en: Revista HipótesisEtiquetas: Número 13, Artículo, Ciencia y Sociedad, Universidad de La Laguna