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Blanco: «La Convergencia Europea no consiste sólo en cambiar currículos, sino mentes y sistemas de trabajo»

martes 13 de diciembre de 2005 - 00:00 GMT+0000

La decana de la facultad de Bellas Artes de la Universidad de La Laguna, Pilar Blanco, considera que el proceso de adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) «no debe limitarse a cambiar los currículos, sino las mentes y los sistemas de trabajo del profesorado». Esta fue la principal conclusión de una ponencia dedicada a la convergencia europea en materia educativa, con la que se abrió el congreso Las disciplinas artísticas y su enseñanza en la era in-disciplinar, que se desarrollará en el campus de Guajara hasta el jueves 15 de diciembre.

Para Blanco, esperar a que se aprueben las directrices de las titulaciones antes de acometer los cambios es «perder tiempo», pues lo oportuno sería aprovechar para «reflexionar, reciclarse y pensar cómo debemos hacer» para abordar el EEES con garantías de éxito.

El momento es idóneo, además, para analizar el papel de las enseñanzas artísticas en el mundo actual. Para la decana, hay que convencer a la sociedad de que la actividad creativa y la protección de los bienes culturales son asuntos trascendentes, algo que reconoció complicado de lograr en un contexto político europeo «pragmático y mercantilista».

Centrada en la propia Facultad de Bellas Artes de la ULL, reclamó la necesidad de un nuevo edificio, compromiso y capacidad de sacrificio de los docentes y mejora en recursos para lograr «una oferta de calidad». El centro debe evaluar cuáles son las especificidades y elementos que permitirían distinguir su oferta docente de otras y hacerla más competitiva.

A lo largo de su ponencia, Blanco mantuvo la tesis de que en las diferentes reuniones que han ido configurando el EEES se defiende una idea de la formación universitaria encaminada a lograr una sociedad igualitaria, con ciudadanos preparados para desenvolverse en la llamada «sociedad del conocimiento».

Blanco cree que en los documentos emanados a partir de la Carta Magna de las Universidades Europeas de 1988 y otras declaraciones posteriores, se ha tenido en cuenta la aportación de numerosos teóricos que abogan por un nuevo modelo de afrontar la docencia.

La nueva sociedad de la información, cuyo inicio Blanco data en la década de los 60 del pasado siglo, exige un tipo de profesorado que sea «un guía más que un expositor de conocimientos». La formación debe «transferirse del docente al alumnado» y debe fomentarse la idea de una educación continua a lo largo de la vida, y no ceñida exclusivamente a un periodo temporal concreto. En suma, el paradigma ha cambiado y ahora lo que se busca es «un cerebro bien formado, más que un cerebro bien repleto».


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