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Investigadores de las universidades canarias colaboran en un estudio sobre especies vegetales «invasoras»

lunes 05 de diciembre de 2005 - 00:00 GMT+0000

«Especies Invasoras: Grupo de Investigación Interinsular (EIGI)» es un equipo de científicos en el que colaboran miembros de los departamentos de Ecología, Biología Vegetal y Geografía de las universidades de La Laguna y Las Palmas de Gran Canaria. Durante tres años ha elaborado una serie de trabajos relaciones con la dinámica de cierto número de especies vegetales introducidas en el archipiélago canario. El objetivo es determinar su demografía, modelos futuros de dispersión y efectos sobre especies nativas, entre otros parámetros.

La investigación está dando sus frutos, y ya algunas de sus conclusiones ha sido publicada en la prensa científica internacional, de lo cual es ejemplo un artículo aparecido recientemente en Acta Oecologica- International Journal Of Ecology, sobre una investigación que ha estudiado el pinar de Tamadaba en Gran Canaria, y recomienda erradicar especies exóticas de pino para preservar las endémicas. Consta como responsable de la investigación José Ramón Arévalo, del departamento de Ecología de la ULL.

Se ha trabajado de manera destacada dos especies de pino introducidas de forma importante en los años cincuenta, el pino insigne (Pinus radiata) y el pino piñonero (Pinus pinea) o pino dulce, tal como se le conoce en las zonas de alrededor de Tamadaba.

Con respecto al primero de ellos, estudiado en plantaciones de Tenerife, el resultado más llamativo es la constatación de que bajo la bóveda de este pino, donde las condiciones ambientales son las apropiadas, se está desarrollando una laurisilva con todos sus componentes florísticos. Otras áreas, alrededor de donde se realizaron las plantaciones de éste, al día de hoy mantienen una alta tasa de erosión y una vegetación pobre de fayal-brezal.

Esto ha llevado a sugerir al grupo de investigación que en el caso de la isla de Tenerife, con una alta tasa de deforestación a principios de siglo y uso intenso de algunas zonas de la laurisilva, llevó a las formaciones boscosas de algunos puntos de Tenerife a un punto de no retorno para su recuperación. En estas circunstancias, el pino insigne resiste bastante bien condiciones adversas, permitiendo el establecimiento más rápido de la vegetación autóctona.

Finalmente, bajo la bóveda de este pino se crean unas condiciones adecuadas que permiten el establecimiento de la vegetación autóctona. Este fenómeno es conocido como «efecto catalítico de las especies exóticas», que se da en diversas partes del planeta, y generalmente ocurre con especies del género eucalipto o pino. Las especies exóticas, en determinadas circunstancias, favorecen el desarrollo de la vegetación nativa en zonas altamente perturbadas.

El manejo posterior sería relativamente sencillo, pues bastaría con eliminar de forma sucesiva los individuos de pinos para favorecer el desarrollo de la vegetación autóctona bajo su bóveda. Los investigadores no aconsejan los tratamientos dramáticos de cortas, como se han realizado a veces en la isla de Tenerife, por el consiguiente impacto sobre el paisaje, erosión, prevención de incendios y favorecimiento de las especies más heliófilas (altamente atractivas para la propagación de incendios).

Con respecto al pino piñonero, cuyos trabajos se han realizado en Gran Canaria, el problema es diferente, al encontrarse la especie exótica plantada junto a la especie nativa, el pino canario (Pinus canariensis). El trabajo realizado intentaba revelar si el pino piñonero se encontraba en una situación de dispersión y competía activamente con el canario. Los resultados fueron exactamente en la línea contraria a la de la hipótesis: la especia «invasora» germina bien, pero de forma menos abundante que la autóctona, y su dispersión es muy pobre lejos de los árboles padres.

Aunque a primera vista estas especies no suponen un peligro y han resultado útiles para el desarrollo de la vegetación nativa, los expertos temen que esta situación pueda variar. Para el profesor Arévalo, «quizás no estaría científicamente justificada esa especie de «fitofobia» que a veces se parece tener con algunas especies, con dramáticos y apocalípticos mensajes. Sin embargo, esta situación puede ser temporal, la introducción de un animal que disperse al pino piñonero podría favorecer el establecimiento de esta especie en lugares naturales y convertirse en un problema, como sucedió en Sudáfrica».

«También», prosigue, «ambas especies suponen un elemento disrruptor del paisaje, al ser componentes exóticos, y en cualquier caso están eliminando espacio para las especies nativas. Tampoco se puede decir que se obtengan beneficios económicos del uso de ambas especies». El grupo de investigación sugiere a los gestores de estas áreas protegidas promover programas poco impactantes para la erradicación de estas especies y seguimiento de tales actividades.

Para Arévalo, «el corolario final sería que no todas las especies exóticas pueden considerarse iguales y hay que empezar a distinguir entre invasora e introducida. En el caso de estas leñosas estudiadas, su amenaza, es baja, sin embargo, otras exóticas si podrían ser un importante elemento perturbador del medio natural canario, y requerirían por tanto un estudio específico antes de iniciar de forma alocada cortas indiscriminadas o usar herbicidas que resultarían en un impacto más negativo que el de la propia especie introducida».


Archivado en: Investigación, ULL