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García Jiménez: “La innovación es un acicate para lograr la diferenciación y la excelencia”

jueves 27 de mayo de 2010 - 15:56 GMT+0000

En opinión de Eduardo García Jiménez, coordinador de Innovación de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA), “la innovación es un acicate para lograr la diferenciación y la excelencia”, por lo que defendió la idea de que los centros de educación superior estatales deben desarrollar proyectos encaminados a ofertar novedades en la docencia, siempre y cuando éstas “crearan valor”. En su opinión, dadas las peculiaridades del sistema universitario español, alcanzar este objetivo llevará su tiempo, y para lograrlo ha de empezarse a trabajar apequeña escala, es decir, de grupos de trabajo o departamentos, si bien indicó que lo ideal sería que supusiera un proyecto institucional apoyado desde la cúpula de cada institución académica.

García Jiménez fue le ponente inaugural de las Jornadas de Innovación en la Docencia Universitaria, organizadas por el Vicerrectorado de Calidad institucional e innovación Educativa de la ULL, que se desarrollarán entre hoy, jueves 27, y mañana, viernes 28 de mayo en el aula magna del edificio de Económicas y Empresariales. La apertura contó con la presencia del rector, Eduardo Doménech, y el vicerrector organizador, Justo Pérez.

Para el rector, la cultura de la calidad debe instaurarse en todas las universidades públicas porque la sociedad les demanda justificar con acciones los recursos que se ha invertido en ellas. Señaló que en esa ruta hacia la excelencia, la innovación es uno de los objetivos que se deben perseguir, pues gracias a ella se podrá ofertar mejores servicios docentes, investigadores y administrativos. Por ello se creó hace unos meses el Vicerrectorado de Calidad Institucional e Innovación Educativa, con el objeto de idear y articular todas las acciones que sean necesarias para materializar esa aspiración de calidad.

Evaluar el impacto de la calidad

Durante su ponencia, Eduardo García estableció que la innovación es uno de los parámetros que debían considerarse para lograr la excelencia en las instituciones educativas, y por tanto era necesario ser capaces de evaluar su impacto en la propia institución. Es decir, todas las iniciativas novedosas deberían probarse durante un tiempo prudencial y extraer datos cualitativos y cuantitativos que permitan certificar su efectividad. En ese sentido, recordó que la innovación de “crear valor”, es decir, mejorar la situación previa, por lo que debe apostarse por proyectos novedosos peor, si se comprueba que no alcanza los objetivos, no dudar en desecharlos.

Definió la innovación como una combinación de creatividad y riesgo asumido. Lo primero, porque implica encontrar nuevas formas de hacer algo, y lo segundo, porque es evidente que incorporar prácticas inéditas puede comportar el peligro de que no surtan efecto. Debe servir, además, para caracterizar a unas universidades de otras, de modo que sea posible determinar cuáles son las áreas en as que destaque cada una.

Esto ya sucede en otros países, pero en España la tendencia es a considerar que los centros de educación superior son “más o menos iguales”. Para el ponente, a largo plazo se deberá tender a esa diferenciación si se quiere competir en el contexto internacional. “Está bien que haya universidades con una calidad media más o menos igualada, pero tiene que haber siete u ocho realmente excelentes que tiren del resto”.

El impacto de la innovación debe analizarse desde varios apartados, y por ello García planteó las preguntas que deberían formularse en cada uno de ellos para certificar que se cumplen los objetivos. Así, a la hora de evaluar su alcance, hay que analizar si abarca a solo un departamento o a toda la institución, si es puntual o con continuidad, y si forma parte de un plan integral-

En el caso de la implicación de los miembros de la comunidad universitaria, hay que comprobar si se ha consultado a los responsables académicos de la pertinencia de la iniciativa innovadora que se pretenda implantar, si se ha incorporado al alumnado y el personal de administración y servicios en el proceso, y si es posible que docentes y estudiantes gestionen conjuntamente el proyecto.

También es necesario incorporar en estas iniciativas a las denominadas “instituciones de interés”, es decir, empresas, organizaciones no gubernamentales e instituciones públicas: ¿aportan recursos? ¿Participan en la gestión y el desarrollo del proyecto?

El conferenciante concluyó que al innovación es la calve para la transformación de la cultura organizativa y el reconocimiento internacional de las universidades. Requiere liderazgo, planificación, implicación y esfuerzo continuado en el tiempo, así como la capacidad para evaluar en qué medida mejora la institución”.


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