La Facultad de Filosofía de la Universidad de La Laguna ha acogido hoy lunes 15 de octubre la presentación de la Cátedra Cultural y Científica de Hermenéutica Crítica, una iniciativa que comparte esta universidad junto con la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). Ver videonoticia
El objetivo de esta acción, dirigida por las profesoras Ángela Sierra (ULL) y Teresa Oñate (UNED), busca abrir un espacio de crítica cultural e intervención ontológica alternativa sobre asuntos de interés general, y lo hace con la apertura de un seminario internacional que se desarrollará durante toda esta semana en la citada facultad y que lleva por título “Hermenéutica y crisis social”.
El rector de la Universidad de La Laguna, Eduardo Doménech, señaló en el acto inaugural que la cátedra fomenta “la reflexión analítica e interpretativa de lo que nos rodea, la sociedad actual, sus problemas, contradicciones y esperanzas. Por ello, aunque se ha planteado desde la óptica de la filosofía, y más concretamente la hermenéutica, se trata de un seminario de interés para todas las disciplinas relacionadas con los estudios sociales”.
En opinión de Doménech, ejercer la crítica analítica de lo que acontece “resulta complicado en unos tiempos en los que se tiende al pensamiento homogéneo y a favorecer un tipo de sociedad más ensimismada en el entretenimiento y el individualismo. Comprender lo anterior no es fácil y acaso sea doloroso. Pero esa es la labor del filósofo: comprender lo que es para formular lo que debería ser”.
La codirectora de la cátedra, Teresa Oñate, apuntó que llevan seis años trabajando en esta iniciativa, que congregará durante esta semana a pensadores de la talla de Ángel Gabilondo y Gianni Battimo. Para Oñate, en un mundo donde todo está sometido al consumo, “la hermenéutica sí sabe cuáles son las vías para que tener sociedades pluralistas, y abrirnos así a la posibilidad de mundos que permitan ser habitados”.
Políticos y ciudadanos
Sierra, quien fuera decana de la Facultad de Filosofía de la ULL, fue la encargada de abrir el seminario con la ponencia “Hermenéutica, política y normatividad”. La ponente se preguntó qué valor tiene la hermenéutica como método de análisis en una época en la que se produce un “rechazo a la verdad absoluta y a la certeza final”.
La ex eurodiputada por Izquierda Unida destacó que la hermenéutica ha sido un instrumento de renovación de distintas disciplinas filosóficas. “También ha servido para refrescar el análisis jurisprudencial, lo que es muy útil en este momento, en el que la política cede el espacio a las reglas”.
En su opinión, los operadores jurídicos están adquiriendo especial protagonismo, al tiempo que se ha reavivado el debate sobre la legitimidad de determinadas acciones políticas. “El aferramiento de los políticos a lo normativo ha provocado una reflexión sobre la autonomía de los cuerpos representativos, y su disociación de la sociedad que los ha elegido”.
La profesora de la ULL explicó que el filósofo alemán Hans-Georg Gadamer ya señaló el ocaso de la política, y también apuntó el surgimiento de una tendencia a considerar ciertos problemas como reales y verdaderos y otros como ficticios. Es decir, lo que tiene que ver con la técnica es real, y lo que no pues no lo es. “El autor ya vaticinó que había que recuperar el debate público”.
“El ciudadano ha perdido hoy su capacidad de discutir y decidir sobre sus propios roles, ya que la política ha abandonado este escenario y aboga por la defensa de los intereses privados de los ciudadanos”. En este punto, Ángela Sierra sostuvo que no sólo tenemos un problema con el ocaso de la política, sino con la legitimidad de los políticos, “que ordenan, atribuyen o decretan roles a la ciudadanía, valiéndose de una legitimidad discutible, la de ser expertos”.
La licenciada en Derecho y doctora en Filosofía también planteó otro problema: estudiar si la función de los operadores jurídicos debe ser acordar voluntades con el legislador. “Cuando existe un debate tan encarnizado sobre la reforma constitucional, por ejemplo, este debate también se aferra a cuál era la voluntad del legislador”. Se preguntó en este punto si es suficiente la voluntad del legislador, o, por el contrario, si resulta interesante contar con las mayorías sociales distintas a las que dieron lugar a ese texto y en un contexto diferente. “La aplicación hermenéutica diría que no es suficiente y que hay que tomar en cuenta otras opiniones”.
A su juicio, no puede pretenderse que el juez se abstraiga de las mayorías sociales, pero tampoco pueden hacerlo los políticos, porque la Constitución es algo más que un conjunto de normas. “Un ejemplo de ello es la situación por la que pasan a diario decenas de familias de este país, que se quedan sin casa, son declaradas en desahucio en virtud de una norma del siglo XIX cuya aplicación es hoy, a todas luces, amoral”.
Sierra volvió a citar a Gadamer para afirmar que cada interpretación del texto provoca un nuevo significado, creando capas de significado interpretativas sobre ella. “Por ello, el poder del juez radicaría en su independencia y en su capacidad para que a través de su interpretación no sólo establezca la literalidad de la norma, sino su justicia”.
Política con métodos cuantitativos
Para la codirectora de la cátedra cultural, los operadores jurídicos abordan la norma jurídica desde la búsqueda de resultados. “¿Se puede hacer esto marginando los procesos sociales mediante los que éstos se alcanzan?”, se cuestionó. “Proponerse un ideal de imparcialidad y una única solución conduce a un falseamiento la propia política, porque introduce elementos cuantitativos en horizontes cualitativos”.
Así, la aplicación de elementos cuantitativos, especialmente económicos, son producto de una concepción táctica de la política, que rehúye de una concepción más estratégica, basada en el diálogo y en al experiencia mutua. Los métodos cuantitativos en este asunto derivan en la despolitización. La ponente agregó que “la política es hoy un instrumento de despolitización”.
En la misma línea, la filósofa hizo hincapié en que los políticos han perdido credibilidad. “Lo que no ha perdido credibilidad es la democracia; es más, se ha producido un resurgir, firme y decidido, de la democracia y del espacio público como lugar de convergencia de los demócratas, al tiempo que una exigencia creciente de participación”.
En su análisis, también indicó que lo que se privilegia de la política es la capacidad de negociar, mucho más que el contenido de la negociación. “En la negociación no puede haber aspectos intocables, porque entonces los políticos no pueden argumentar sus principios ya que se entiende que son ideológicos. Por tanto, la negociación se apea de los principios, de lo cualitativo, para volver a situarse en lo cuantitativo”. Así, en el debate territorial, por ejemplo, vemos que dentro de un mismo partido político se producen tensiones locales porque se deja al margen los principios.
También en el ámbito de la negociación los políticos dejan al margen las diferencias, el disenso. “Una política que sólo tenga en cuenta los consensos no puede respetar las diferencias, porque está basada en un mínimo común denominador”. El disenso ha perdido respetabilidad, e incluso se le considera peligroso para la convivencia, afirmó. Esto lleva aparejado la pérdida de respetabilidad de las minorías, algo que ataca directamente al corazón de la democracia. Aparece entonces una nueva legitimidad, a crédito. “Se reinvierte la legitimidad democrática, y la nueva legitimidad se sitúa en el futuro”.