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Militares y periodistas exponen en la ULL su visión acerca de la comunicación en conflictos bélicos

jueves 07 de noviembre de 2013 - 13:31 GMT+0000

La Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad de La Laguna acogió hoy jueves 7 de noviembre una jornada para reflexionar sobre el papel que juegan los medios de comunicación en situaciones de conflictos bélicos y crisis humanitarias. La sesión, en la que también colabora el Centro de Historia y Cultura Militar de Canarias, se abrió con una mesa redonda de varios periodistas con experiencia internacional, quienes compartieron sus puntos de vista con un militar experto en misiones en el extranjero.

Los profesionales de los medios pidieron a los alumnos que abarrotaban el salón de actos que fueran críticos con el trabajo periodístico y que pusieran la información en su contexto, en el sentido de que los periodistas han de explicar a la sociedad por qué suceden las cosas y no quedarse con los flashes informativos o las instantáneas de las noticias, tan comunes en las redes sociales.

El primero en tomar la palabra fue el coronel de Infantería y jefe de operaciones del Mando de Canarias, Juan Sevilla, quien ha liderado misiones en Afganistán, Bosnia, Kosovo o Macedonia. “En el caso de Afganistán, les enseñamos a gestionarse, no vamos a cambiar sus modos de vida, pero les ayudamos a reconstruir su sociedad a través del apoyo a la gobernabilidad, a deponer las armas de los insurgentes, ayudamos a la población y colaboramos con los cooperantes”. Los derechos humanos están por encima de costumbres ancestrales, aseveró el militar, para quien no se trata de imponer democracia, pero sí reglas de buen gobierno.

“Los militares somos un instrumento más del Estado a la hora de planificar su acción exterior; nosotros no decidimos adónde vamos ni porqué”, prosiguió. “Ahora los ojos se vuelven hacia el Sahel, campo abonado para el contrabando de drogas y de seres humanos, donde hay muchas mafias que pretenden lucrarse”. El detonante de este nuevo foco de interés ha sido el caso de Malí, país con una frontera artificial incontrolable y por donde pasan los tráficos ya mencionados.

A raíz de la caída del régimen de Libia, muchos de los que estaban luchando en esa zona eran tuaregs, que han ocupado ahora -con la ayuda de grupos islamistas- el norte de Malí. El país africano pidió por tanto ayuda. España y Francia son las dos naciones que más miembros tienen en la misión abierta allí, prevista hasta el próximo verano pero que con probabilidad se prolongará, pronosticó el militar. “En Canarias llevamos más de un año preparándonos para participar en la misión, y lo hacemos en Fuerteventura para actuar en entornos desérticos”.

Nicolás Castellano, periodista de la cadena SER, habló de las lágrimas de cocodrilo, que no tienen ningún componente emotivo y son por tanto un perfecto símil de lo que está pasando con los gobernantes europeos frente a las crisis migratorias que provienen de África. “Está visto que 400 muertos en Lampedusa no son suficientes para que Europa abra corredores humanitarios y atienda esta situación”, denunció el periodista, dado que el Consejo Europeo pospuso tomar medidas hasta diciembre. “Aquí no hay prisas”.

“Los medios de comunicación haríamos mal si no explicáramos por qué los somalíes, sometidos a hambrunas continuas, llegan a Lampedusa, lo que también sucede con los sirios, que huyen de un país en guerra”. Por eso, sostuvo que los medios tienen que poner en contexto las informaciones “y no quedarnos solo con las cifras de muertos”. En su opinión, hay que desterrar el mito de que todas las culpas son de las mafias. “Es obvio que hay redes que se lucran, pero hemos de tener una mente más abierta, porque detrás de un naufragio hay una casuística muy grande”. Por eso reclamó a los estudiantes que se acercaran a las fuentes, abrieran la mirada y se preparasen como profesionales.

Pepe Naranjo, periodista grancanario experto en África y afincado en Senegal, fue el último en intervenir. Detalló el escenario de guerra de Malí, de la que dijo que la intervención francesa era necesaria pero que no estaba exenta de intereses por parte del país galo. Habló de la dificultad de los periodistas para llegar a las zonas de conflicto, ya que de hecho en algunos lugares con enfrentamientos armados se le vetó la entrada hasta quince días después, al margen de que resulte imposible llegar a ningún acuerdo con los rebeldes sin poner en juego la vida o al menos la posibilidad de un secuestro. Con todo, y a sabiendas de la peligrosidad de este entorno, Naranjo afirmó que “hay veces que ha de asumirse los riegos inherentes a la profesión”.

El periodista se preguntó por qué se ha permitido que los rebeldes tuareg sigan controlando una zona del país. “Con los rebeldes tuareg ha habido mucha mano izquierda, han sido muy tibios y de hecho hay zonas fuera de control. No en vano la semana pasada secuestraron a dos periodistas franceses a plena luz del día y los mataron con total impunidad”.
 


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