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La ULL defenderá una tesis doctoral sobre kits inmunológicos para diagnosticar patógenos en delfines mulares

miércoles 06 de mayo de 2015 - 08:32 GMT+0000

La tesis doctoral de Mª José Bernal Guadarrama, titulada “Desarrollo de kits inmunológicos para el diagnóstico de diferentes patógenos en delfines mulares (Tursiops truncatus)”, será defendida el próximo 12 de mayo en el Loro Parque. El trabajo de la doctoranda de la Universidad de La Laguna ha sido dirigido por Jacob Lorenzo-Morales, Enrique Martínez Carretero y Basilio Valladares Hernández, investigadores del Instituto Universitario de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias de la Universidad de La Laguna.

La tesis doctoral opta a mención de doctorado internacional y compendio de publicaciones y es el resultado de provechosas colaboraciones entre el Instituto Universitario de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias de la Universidad de La Laguna, Loro Parque y Loro Parque Fundación. Para ello, la investigadora ha trabajado con la colección de delfines del citado parque, que asciende a nueve, y con otra población de L’Oceanographic de Valencia. El tribunal seleccionado y encargado de valorar esta tesis se compondrá de de los doctores David R. Waugh (Loro Parque Fundación), José E. Piñero (Universidad de La Laguna) e Ines Sifaoui (Universidad de Cartago, Túnez).

El delfín mular o delfín nariz de botella (Tursiops truncatus) es una especie de cetáceo odontoceto de la familia Delphinidae. De las más de 30 especies de delfines que existen, es la más común y más conocida de la familia. Ello se debe a que con frecuencia se tenga en cautividad, pues su naturaleza sociable y su inteligencia atraen mucho la atención de los seres humanos. En estado salvaje, estos delfines viven en grupos de hasta 10 ó 12 individuos. Como otros delfines, se sirven de un sistema de eco-localización para localizar su alimento y, a menudo, cooperan entre ellos para acorralar a sus presas.

Canarias presenta la mayor diversidad de cetáceos en aguas europeas, por lo que constituye uno de los destinos mundiales por excelencia para su observación y estudio. De las 85 especies de cetáceos descritas en el planeta, 27 han sido avistadas en estas islas.

El diagnóstico de las enfermedades en cetáceos es sumamente complicado, según  Reidarson, jefe de veterinarios del Sea World de California. La capacidad que tienen estos animales de enmascarar los signos de enfermedad ha hecho que algunos autores indiquen que lo han convertido en un arte. Normalmente los cetáceos cuando están enfermos tienden a quedarse cerca de otros animales, con lo cual es difícil saber qué animal está enfermo puesto que no podemos observar signos como vómitos, diarrea, etc. El principal signo de enfermedad es que dejan de comer, lo cual se toma como indicativo de neumonía o enfermedad grave.

Al igual que ocurre con las personas, tener un buen historial del animal sería lo idóneo, pero esto sólo se puede realizar en animales que están al cuidado de seres humanos. En este caso, la cantidad de comida ingerida, el apetito, la interacción con los cuidadores y sus compañeros de piscina, son parámetros importantes para detectar la presencia de enfermedad.

“Otro parámetro importante es la flotabilidad, su disminución está asociada a una menor capacidad pulmonar y por tanto a neumonía, mientras que una flotabilidad aumentada tiene que ver con acumulo de gas en el tracto gastrointestinal, abdomen o tórax. También la inclinación, aunque difícil de determinar, se asocia principalmente a neumonía unilateral o problemas del sistema nervioso central. En el caso de animales que han sido entrenados es posible la obtención de muestras biológicas como sangre, esputo, biopsias, etc., que permiten realizar pruebas de diagnóstico de laboratorio”, explica la doctoranda de la Universidad de La Laguna.

En el caso de animales salvajes, estas muestras sólo pueden ser tomadas de animales varados. “Con estas muestras podemos hacer un diagnóstico rápido, que en algunos casos podría salvar la vida del animal, o por lo menos alertarnos de las enfermedades que le afectan y saber si la patología podría perjudicar al resto de la colonia”, prosigue la investigadora.

Las enfermedades infecciosas que afectan a estos cetáceos pueden ser de todos los orígenes: víricas, bacterianas, micóticas y parasitarias. Muchas veces cuando los cuidadores se dan cuenta de que el animal no está bien puede ser ya tarde o, en ocasiones, el diagnóstico con las técnicas habituales, como los cultivos, conlleva mucho tiempo.

En los últimos años ha aumentado la preocupación por los patógenos emergentes en el mar, que han causado la reducción de algunas poblaciones de mamíferos marinos. Por ello, en esta tesis doctoral de la Universidad de La Laguna se incidió en la detección rápida y fiable de la exposición de los cetáceos a los patógenos con el mayor potencial negativo sobre los delfines.

Para ello se desarrollaron kits diagnósticos que detectan la presencia de anticuerpos específicos para algunos de los patógenos que más frecuentemente afectan a delfines mulares en poblaciones salvajes y en cautividad: Toxoplasma gondii (parásito), Helicobacter sp. (bacteria) y Erysipelothrix rhusiopathiae (bacteria). “Todos estos patógenos han sido causantes de altas mortalidades en poblaciones de cetáceos salvajes y se han descrito como agentes infecciosos comunes en animales en cautividad”, concluye la doctoranda de la Universidad de La Laguna.


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