Las enfermedades tropicales —también denominadas “enfermedades ligadas a la pobreza”—, son una cuestión cada vez más visibilizada en la sociedad occidental y, ejemplo de ello, fue cómo la crisis del ébola conmovió al mundo en 2014. Basilio Valladares es catedrático de Parasitología en la Universidad de La Laguna y codirector de la Fundación Canaria para el Control de las Enfermedades Tropicales (FUNCCET), entidad organizadora de CampusÁFRICA, el foro sobre la situación sanitaria y social del continente vecino que tendrá lugar entre los días 11 al 29 de julio bajo el subtítulo La ciencia al servicio del desarrollo africano.
“El susto que nos llevamos con el ébola fue porque no se le dio la importancia necesaria a una enfermedad que apareció a mediados del siglo pasado”, cuenta Basilio Valladares. Explica que en Sudamérica, además, la irrupción del zika se debe al mismo motivo, “ahora, con las mutaciones que ha ido sufriendo, están naciendo niños con problemas neurológicos y microcefalias”.
La actuación de Occidente suele responder al patrón de la conveniencia: cuando una enfermedad no controlada nos afecta, se genera el escándalo. Pero ante problemas que tenemos solventados, ni nos inmutamos. Valladares pone un ejemplo: “en dos años y medio el ébola ‘solo’ ha matado a 10.000 personas. ¡Diariamente mueren de diarrea alrededor de 1.600 niños! Es una diferencia abismal, pero ¿qué ocurre en los países desarrollados? Que la diarrea la tenemos controlada”, puntualiza
“Se ha invertido un montón de dinero en el ébola”, asegura con rotundidad. Millones de dólares se enviaron a África en forma de termocicladores, laboratorios ambulantes para diagnósticos in situ, casetas de campaña a través de Médicos Sin Fronteras y Cruz Roja…”. Y añade: “Hasta la Organización Mundial de la Salud (OMS) se saltó las normas de generación de vacunas para poder probar una que desarrollaron en Canadá”, cuenta y agrega “todo a raíz de una sola persona africana que cogió un avión a Estados Unidos y contagió únicamente a dos personas, que además se salvaron”. Con ello Basilio Valladares no quiere restarle importancia a la crisis sanitaria que supuso la enfermedad, sino poner sobre la mesa el modo en que funciona la mentalidad occidental, que actúa solo cuando se ve comprometida su seguridad y le da la espaldas a los problemas reales de millones de personas siempre que no afecten a su entorno.
Sin embargo, también cree que el cambio en nuestra sociedad ha comenzado, y poco a poco se revaloriza el papel que ocupa África en nuestra lista de prioridades. Existe una política europea, como son los proyectos MAC, que son Programas de Cooperación Transnacional con la Macaronesia y los países vecinos. “En Canarias, nuestros gobernantes están teniendo muy claro que el desarrollo de Canarias va unido al desarrollo africano, en especial al del África Occidental”. El foro de reflexión científica y social sobre el panorama africano que supone CampusÁFRICA —evento del que Basilio Valladares es codirector—, es un ejemplo de ello. Por no mencionar otros factores: la política de Canarias cuenta con un director general de Asuntos Económicos con África, el Cabildo de Tenerife tiene una actividad importante con el continente, además de que se están ampliando las conexiones marítimas y aéreas. La unión entre Canarias y África es cada vez más notoria y significativa.
En el Archipiélago se aprecia un creciente interés ante la vertiente científica y sanitaria con un potencial enorme en numerosos campos aún por explotar. Sin embargo, la investigación debe afrontar un dilema que a menudo limita su actuación: la financiación. Esta última puede ser vía pública o vía privada: “en los últimos proyectos ha habido un sesgo en la financiación y las universidades han sido maltratadas desde el Ministerio de Economía”, afirma Valladares. En España, más del 80 % de la poca financiación destinada al área que nos atañe va al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). El porcentaje restante se reparte entre todas las universidades públicas españolas. “Esto limita mucho nuestra actuación —de la FUNCCET y CampusÁFRICA—, pero por fortuna hemos podido paliar la situación con algunos contratos de empresas privadas”.
Para Valladares, colaborar en CampusÁFRICA, “es una inmensa satisfacción”. La capacidad de “internacionalizar la Universidad de La Laguna y sumergirla en el entorno africano, que será el que más se desarrolle este siglo, es una labor sumamente importante”.
CampusÁFRICA 2016
CampusÁFRICA es un programa internacional, al que asisten jóvenes provenientes de universidades africanas y representantes académicos de algunas instituciones de educación superior del continente vecino, así como representantes de organismos internacionales. Su primera edición fue en otoño de 2014, también en La Laguna, donde se reunieron más de 65 expertos de todo el mundo.
Esta segunda edición es una iniciativa de la Fundación Canaria Para el Control de las Enfermedades Tropicales (FUNCCET) en colaboración con la Universidad de La Laguna –por medio del Instituto Universitario de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias, y del Centro de Estudios Africanos–, la Red Española de Desarrollo Sostenible (REDS), y la Fundación Mujeres por África. Se cuenta además con el patrocinio del Gobierno de Canarias, el Cabildo de Tenerife, el Ayuntamiento de La Laguna, Obra Social «La Caixa» y la Fundación CajaCanarias. Comprendida bajo las recomendaciones de la UNESCO y los objetivos de la ONU.
Los directores de CampusÁFRICA, Basilio Valladares y José Gómez Soliño, han recibido recientemente la Medalla al Mérito Científico de primera clase por su contribución al desarrollo de la enseñanza superior en Cabo Verde.
Este año, CampusÁFRICA está incluido en la oferta oficial de formación transversal de la ULL, su asistencia permite ser convalidada por tres créditos de asignaturas optativas. Sin embargo, la participación en CampusÁFRICA no se limita a un público universitario, sino que estará abierto a cuantas personas deseen asistir a las diferentes sesiones, así como contribuir a los debates.
CampusÁFRICA tendrá lugar durante el mes de julio en La Laguna. El evento representa un foro de reflexión, de fermento científico y de acción proactiva relacionados con el continente africano y con la vocación tricontinental atlántica de las Islas Canarias.